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El 27 de noviembre de 2022, en el estadio Al Bayt de Jor (Qatar), dos hombres se encontraron en el túnel de vestuarios tras un partido que ninguno había logrado ganar.

España y Alemania habían empatado 1-1 en una tarde donde las expectativas de ambas selecciones se habían visto golpeadas por la realidad de un Mundial que no estaba resultando como esperaban.

Lo que ninguno de los dos sabía entonces era que aquel abrazo entre Luis Enrique y Hansi Flick marcaría el final de una era para ambos y el comienzo de un camino que los llevaría a dirigir dos de los proyectos más atractivos del fútbol europeo que colisionan este miércoles en Montjuïc (21.00 horas).

"La primera vez que nos conocimos hablamos mucho. Es agradable hablar con Luis, es un gran tipo", confesó Flick tras aquel encuentro. El alemán no escatimó en elogios: "En España tienen una filosofía que me gusta mucho, juegan muy bien. Tal vez en el futuro él dirá lo que le dije".

Aquellas palabras, pronunciadas con la presión de una eliminación que se cernía sobre ambos, tenían el sabor de una despedida que aún no sabían que llegaría.

Luis Enrique y Hansi Flick, dialogando tras el España - Alemania del Mundial de Qatar EFE

Tras las cámaras, en la intimidad del túnel, ambos técnicos compartieron algo más que protocolos. Flick reveló que habían conversado extensamente, pero mantuvo el secreto: "Lo que hemos hablado no lo voy a decir. Es privado".

Aquel empate, que en el papel mantenía vivas las opciones de ambos equipos, se reveló como el principio del fin. España caería eliminada en penaltis ante Marruecos en octavos, mientras Alemania no pasaría siquiera de la fase de grupos tras perder ante Japón en la última jornada.

La caída desde la cumbre

El 8 de diciembre de 2022, apenas dos días después de la eliminación española, la RFEF comunicó oficialmente que Luis Enrique no continuaría como seleccionador. El comunicado era frío, casi burocrático: "La dirección deportiva ha determinado que debe arrancar un nuevo proyecto".

Pero detrás de esas palabras se escondía el fracaso de una generación prometedora que había llegado a Qatar con la etiqueta de favorita, y que no estalló hasta dos años más tarde en la Eurocopa.

Luis Enrique se despidió con una carta cargada de nostalgia: "Todo empezó hace cuatro años y qué rápido ha pasado el tiempo". En 48 partidos al frente de España, había conseguido 27 victorias, 14 empates y 7 derrotas.

Luis Enrique, en el Mundial de Qatar 2022 Reuters

Había llevado al equipo a dos Final Four de la Nations League y a unas semifinales de la Eurocopa, pero Qatar había sido su primera decepción.

El asturiano se quedó sin equipo en el peor momento. Su nombre sonó para el Atlético de Madrid, donde Simeone parecía tocar fondo, pero el argentino logró reconducir la situación justo cuando Luis Enrique esperaba.

Si la salida de Luis Enrique fue esperada, la de Hansi Flick resultó humillante. El 10 de septiembre de 2023, tras la goleada 4-1 ante Japón en Wolfsburgo, la Federación Alemana tomó una decisión histórica: Flick se convirtió en el primer entrenador de Alemania en ser despedido desde que se creara el puesto en 1926.

"Los comités coincidieron en que la selección masculina necesita un nuevo impulso después de los recientes resultados decepcionantes", explicó el presidente de la DFB, Bernd Neuendorf.

Hansi Flick, en el Mundial de Qatar 2022 Reuters

La estadística era demoledora: cinco partidos seguidos sin ganar y una sensación de equipo roto que había quedado patente en el documental sobre el Mundial de Qatar, donde se le veía mostrando a los jugadores un vídeo de gansos en vuelo como metáfora del trabajo colectivo, convirtiéndose en objeto de burlas.

Flick, que apenas 24 horas antes había dirigido un entrenamiento abierto al público, se mostró reacio a aceptar lo inevitable: "Sí, sigo luchando. Esto sigue, es así". Pero la humillación de la derrota ante Japón, con el equipo siendo abucheado por su propia afición, había sellado su destino.

El renacimiento

Tras seis meses en el ostracismo, Luis Enrique recibió la llamada que cambiaría su carrera. El 5 de julio de 2023, el PSG anunció oficialmente su fichaje por dos temporadas. Nasser Al-Khelaïfi fue directo: "Su llegada marcará el inicio de un nuevo ciclo, con un nuevo estilo de juego".

La conexión con Luis Campos, el director deportivo portugués, resultó fundamental. Ambos compartían una visión del fútbol que trascendía las estrellas individuales. "En París, Luis Enrique es sin duda el primer entrenador que goza de verdadera libertad de acción y de expresión", analizaría más tarde Le Parisien.

El proyecto no podía ser más desafiante: conquistar la Champions League que se había resistido al PSG durante toda la era qatarí. Con Mbappé como última superestrella del proyecto galáctico, Luis Enrique tenía la misión de crear un equipo que fuera más que la suma de sus partes.

Luis Enrique, en rueda de prensa con el PSG EFE

Mientras Luis Enrique reconstruía su carrera en París, Flick vivía sus propios meses de incertidumbre. Su admiración por el Barcelona no era ningún secreto: había crecido viendo el fútbol total de los años 70 y había confesado públicamente su fascinación por la filosofía culé.

El 29 de mayo de 2024, cuando el Barcelona anunció oficialmente su fichaje, Flick no pudo ocultar su emoción: "Culers, es nuestro momento. Força Barça!".

Joan Laporta veía cumplida una de sus aspiraciones: desde que regresara a la presidencia en 2021, siempre se había manifestado partidario de apostar por la vía alemana: Nagelsmann, Tuchel, Klopp, Flick... y lo había conseguido.

Deco, el artífice del fichaje, lo definió con precisión: "Un hombre tranquilo, una persona de fútbol. Le gusta trabajar, es trabajador, un entrenador que tiene las ideas claras, muy exigente". La sintonía entre ambos fue inmediata: Flick sabía dónde se metía y no pidió fichajes que fueran económicamente inviables.

El círculo se cierra

Tres años después de aquel abrazo en Al Khor, ambos técnicos se han convertido en los líderes de dos de los proyectos más atractivos del fútbol europeo. Luis Enrique ha llevado al PSG a su segunda final de Champions League tras conquistar el triplete doméstico en su primera temporada.

Su renovación hasta 2027 refleja la confianza ciega de una directiva que ha encontrado en él al arquitecto del post-Mbappé.

Flick, por su parte, ha devuelto la ilusión a un barcelonismo que había perdido la fe. Su Barcelona juega el fútbol más vistoso de Europa, con una línea alta que provoca fueras de juego como si fueran goles y una cantera que vuelve a ser protagonista.

Hansi Flick, en la sala de prensa del FC Barcelona EFE

Este miércoles, cuando se encuentren en el estadio Olímpico Lluís Companys, no habrá solo un duelo táctico entre dos filosofías similares.

Habrá dos hombres que compartieron el dolor de la derrota en Qatar, que vivieron la humillación del despido y que han sabido reinventarse hasta llegar a dirigir los dos equipos que mejor representan la ambición y la belleza del fútbol europeo contemporáneo.

Aquel abrazo de noviembre de 2022 ya no es el final de una historia, sino el prólogo de una nueva. Dos 'náufragos' de Qatar que se convirtieron en los capitanes de los barcos más imponentes del continente.