La temporada ya ha comenzado, el tiempo se acaba y el Barça sigue en problemas. A nueve días del cierre del mercado de fichajes hay tres jugadores que aún no han sido inscritos: Szczesny, Gerard Martín y Roony Bardghji. Si bien Ter Stegen desbloqueó las operaciones de Joan García y Marcus Rashford, todavía hay mucha tela que cortar.
El Camp Nou y la venta de los palcos VIP siguen siendo el gran quebradero de cabeza de la directiva azulgrana puesto que Crowe, la firma auditora encargada de validar y supervisar la operación, no ha dado el visto bueno, por eso LaLiga no los puede aceptar.
Todo apunta a que al Barça se le complicará cerrar el mercado de fichajes dentro de la norma 1:1 y la solución está en casa. Marc Casadó es clave. El de Sant Pere de Vilamajor no va a tener muchos minutos esta temporada debido a la competencia que hay en el centro del campo y el club quiere venderle para así cuadrar las cuentas, pero él se quiere quedar.
En los últimos días, han salido muchas informaciones afirmando que el Barça estaría dispuesto a vender a Marc Casadó por unos 30 millones de euros. De hecho, en las oficinas del Camp Nou están preparados para reunirse con él para saber sus intenciones.
A pesar de que la temporada pasada empezó siendo titular incluso por delante de Frenkie de Jong, con el paso de los meses fue perdiendo protagonismo en el once. Su situación no parece que vaya a ser muy diferente este curso, por lo que muy a pesar de Flick, el mediocentro está en venta.
La pieza clave del puzzle
Sabiendo que la operación de los asientos VIP podría terminar por no llegar a buen puerto, la venta de un canterano es la manera más fácil para generar 'fair play'. Casadó es un jugador que viene de la cantera del club, por tanto no costó ni un euro y todo serían beneficios.
Algo que podría ser el impulso definitivo para llegar a la norma 1:1. La dirección deportiva está satisfecha con él, pero entienden que es una situación de mercado propicia para venderle si él está de acuerdo. Si no, todo se analizará de nuevo a partir del mes de enero.
En la rueda de prensa previa al partido ante el Levante, Hansi Flick reconoció haberse reunido con el jugador para tratar su futuro: "No creo que quiera dejar el club. Y yo le quiero aquí. Será una temporada difícil y necesitaré a todos los jugadores. Él aporta confianza y nos da mucho. Sé que no es fácil para él".
La venta de los asientos VIP es la clave para volver a estar en 1:1, los azulgranas necesitan saber cómo se contabilizarán esos ingresos. Las diferencias de criterio con LaLiga son importantes: "El fair play va en función de los ingresos previstos. Si tú a LaLiga le dices 'este año haré estos ingresos', no los has hecho todavía, estás diciendo que los harás", explicó Xavi O'Callaghan, director de secciones.
"Y la interpretación de los ingresos de los asientos VIP, por ejemplo, para el Barça es una y para LaLiga es otra. Y aquí hay una diferencia y aquí hay una pelea", concluyó.
Desde los despachos del Spotify Camp Nou, se sigue insistiendo en que el ingreso se contabilice de golpe, mientras que LaLiga cree que la venta de los asientos VIP se debe dividir por el número de años que se vendan, algo que no permite llegar a la norma 1:1. La patronal puso el tema en manos del auditor Crowe, por eso, sin el 'OK' de la auditoría, LaLiga no la aceptará.
Las obras y el fair play
Los retrasos en el Camp Nou están directamente ligados a la crisis de inscripciones. Sin la validación de los palcos VIP, el club no puede activar la regla 1:1 que le permitiría registrar jugadores con normalidad.
Este bloqueo financiero, sumado a los límites impuestos por LaLiga, ha obligado al Barça a buscar vías alternativas como las inscripciones provisionales, un mecanismo que permitiría registrar hasta tres jugadores de forma temporal.
El interior del Camp Nou durante las obras de reconstrucción
La conjunción de problemas en las inscripciones y retrasos en el Camp Nou convierte este arranque en uno de los más delicados para el club en los últimos años.
El margen de maniobra es mínimo y cualquier contratiempo podría tener consecuencias en todas las competiciones.
