La cuenta atrás para el esperado regreso del FC Barcelona al renovado Camp Nou se ha convertido en un laberinto de obstáculos, incertidumbres y decisiones de última hora.
Aunque el club aún conserva la esperanza de reabrir su estadio en septiembre, la realidad le empuja a recurrir nuevamente al Estadio Olímpico Lluís Companys como única vía factible a corto plazo.
El regreso frente al Valencia se complica, y el club ha activado un plan de emergencia que se extenderá, como mínimo, hasta finales de febrero de 2026.
Sin fechas confirmadas
Tras un verano de obras frenéticas en turnos de 24 horas, el objetivo del Barcelona era inaugurar parcialmente el nuevo Camp Nou en el trofeo Joan Gamper y posteriormente, tras cancelar este plan, en el partido ante el Valencia, previsto para el 13 o 14 de septiembre.
En ese encuentro, el club aspiraba a recibir a unos 27.000 espectadores, distribuidos entre la tribuna y el gol sur. No obstante, los permisos requeridos para esa reapertura siguen sin materializarse.
El proceso burocrático es exigente: hace falta el Certificado de Final de Obra (CFO), una certificación de la ECA sobre las instalaciones eléctricas, una inspección municipal y los informes favorables de Protección Civil, Bomberos y Guardia Urbana.
Todo ello enmarcado en una cuenta atrás que no perdona y que hace inviable alcanzar el plazo sin contratiempos.
Interior del Spotify Camp Nou, a mediados de julio
Montjuïc, refugio para la Champions
La UEFA exige que todos los partidos de la fase de grupos de la Champions League se jueguen en el mismo estadio. Por eso, el 28 de agosto, fecha del sorteo en Mónaco, es la línea roja para comunicar de forma oficial cuál será la sede del Barça en Europa.
Ante la imposibilidad de garantizar la operatividad del Camp Nou, el club ha firmado un convenio con Barcelona de Serveis Municipals (BSM) para seguir utilizando el Estadi Olímpic hasta finales de febrero.
Con este acuerdo, quedan garantizados los cuatro partidos de la Champions como local -y un hipotético play-off- que se disputarán entre septiembre y enero.
El Estadio Olímpico de Montjuïc, por tanto, se mantiene como único estadio habilitado por la normativa europea para albergar esos encuentros del FC Barcelona.
Aunque el club ha solicitado a la UEFA disputar el primer partido fuera de casa para ganar tiempo, la respuesta aún no ha llegado y la posibilidad de obtener ese margen extra es altamente reducido.
La Liga también se complica
Aunque el estadio de Montjuïc es la solución para la Champions League, no se podrá utilizar en el estreno liguero ante el Valencia.
La razón: el concierto de Post Malone programado para el 12 de septiembre ha hecho inviable tener el césped en condiciones para recibir al equipo tan solo dos días después.
El Barça, que ya ha sufrido con la baja demanda de entradas para ese duelo, ve cómo el escenario deseado se esfuma.
Descartado el Estadio Olímpico, y sin garantías para abrir el Camp Nou ni para jugar a puerta cerrada -una opción que también se considera inviable sin licencia-, el club contempla Montilivi, estadio del Girona, como una posible salida de emergencia.
Ese fin de semana, el conjunto gerundense juega fuera, en Vigo, lo que dejaría libre su estadio para acoger al Barça.
Tampoco el Estadio Johan Cruyff es una opción viable. La sede habitual del filial y del fútbol femenino no dispone de VAR ni cumple con el mínimo de 8.000 asientos que exige LaLiga.
De hecho, el tradicional Trofeo Joan Gamper, que debía disputarse el 10 de agosto en el Camp Nou, se trasladó a ese mismo recinto, dejando clara la falta de alternativas reales a gran escala.
Apertura por fases
El proyecto de reapertura del Camp Nou contempla una entrada escalonada. La fase 1A, con 27.000 asientos disponibles, es la primera piedra.
Posteriormente, en la fase 1B, se habilitará el lateral, alcanzando un aforo de 45.000 espectadores, condición indispensable para cumplir con los estándares televisivos de UEFA.
Finalmente, la fase 1C incorporará el gol norte, permitiendo alcanzar los 60.000 asientos planificados originalmente para la reapertura de septiembre.
Pero esta hoja de ruta está supeditada a los certificados, inspecciones y a las condiciones meteorológicas.
La fuerte tromba de agua caída recientemente en Barcelona evidenció filtraciones y deficiencias estructurales en algunas zonas del estadio, lo que añade más presión a las obras y retrasa el ansiado Certificado Final de Obra.
Anuncios frustrados
El escenario actual contrasta con los mensajes optimistas lanzados a principios del verano. El club trabajaba con la hipótesis de regresar al Camp Nou incluso para el Trofeo Gamper, pero los plazos se desmoronaron.
Tampoco se ha conseguido cumplir con la obtención de licencias para septiembre, lo que ha obligado a desmantelar nuevamente parte de la logística de Montjuïc para estar listos en caso de no poder regresar.
De hecho, el Barça ya ha activado a todos los proveedores de partido para que reactiven sus servicios en el Estadio Olímpico a partir del próximo mes.
La experiencia adquirida en las dos temporadas anteriores ayuda, pero cada reactivación supone un coste logístico y económico significativo.
El tiempo apremia. La visita de inspectores de LaLiga y la UEFA esta misma semana será determinante.
Mientras tanto, el club sigue sin comunicar oficialmente cuál será su sede para la competición europea, y el reloj no perdona: el sábado 30 de agosto se conocerá el calendario de la Champions, y cualquier cambio de sede será prácticamente inviable.
Todo parece indicar que el regreso soñado al Camp Nou tendrá que esperar. Y que Montjuïc, por tercera vez consecutiva, volverá a ser el hogar provisional del FC Barcelona.
Una solución de emergencia que, aunque necesaria, también evidencia los problemas estructurales, administrativos y meteorológicos que aún arrastra el faraónico proyecto de remodelación del estadio.
