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La derrota del Atlético de Madrid (1-0) en su estreno de pretemporada ante el Oporto del pasado domingo dejó claro que el equipo de Simeone necesita más rodaje antes del comienzo de La Liga 2025-26.

Aunque es pronto para sacar conclusiones, los rojiblancos volvieron a evidenciar la debilidad defensiva, el escaso desborde y la falta de ritmo que lastraron sus opciones la pasada campaña o propiciaron su temprana eliminación del Mundial de Clubes.

Después de un verano intenso en el que se ha buscado rejuvenecer la plantilla con un gasto de 153 millones, el Atlético aún tiene varias de las carencias que arrastra desde hace varios cursos, como por ejemplo un extremo derecho, un organizador o un central que alivie la tendencia a las lesiones de José María Giménez.

A falta de diez días para la jornada inaugural, el reloj corre en contra. Además del tiempo, la liquidez será otro problema para los de Simeone, pues ya se ha realizado una importante inversión por segundo año consecutivo.

La pasada campaña, el Atlético cerró el mercado con seis altas (188 millones) y dieciséis bajas (110), un saldo de 77 kilos de inversión neta. Este curso, ocho altas (153 kilos) y en once bajas (68 mill.), suman 85 millones de euros invertidos hasta este miércoles.

En total, 162 millones en dos años que chocan con las anteriores temporadas, donde apenas se gastó.

Gracias a liberar fichas altas, a los ingresos por los 13 años consecutivos disputando la Champions League o a la participación en el Mundial de Clubes, el club se ha mostrado más ambicioso, pero la plantilla tiene aún demasiadas carencias.

Marc Casadó celebra su gol a la Real Sociead Reuters

Carencias

El equipo de Diego Pablo Simeone lleva años buscando un centrocampista que lleve la manija del equipo desde el pivote. Desde la salida de Gabi, Tiago y, posteriormente, Rodrigo Hernández, el cinco rojiblanco ha sido siempre un problema.

En algunas temporadas, una versión reciclada de Koke tapó esta carencia, mientras que el intermitente nivel de Rodrigo De Paul o el crecimiento de Pablo Barrios —ninguno de los dos es un pivote al uso— no arreglaron el problema.

Con la salida de De Paul rumbo a la MLS, el Atlético se ha quedado corto de efectivos en la medular. La llegada de Johnny Cardoso es esperanzadora, pero sus virtudes brillan más en el ida y vuelta que como organizador.

Julián Álvarez y Rodrigo De Paul, durante el partido contra el Seattle Sounders del Mundial de Clubes. REUTERS

En la plantilla actual, además del propio Cardoso y de Barrios, la medular colchonera solo cuenta con un Koke resignado a un rol secundario y con un Connor Gallagher que no ha acabado de asentarse en ninguna posición.

Tanto si Simeone pasa del 4-4-2 al 3-5-2 o al 4-3-3, contar con tan pocos efectivos sería problemático. El problema es la falta de opciones en el mercado y el elevado coste de quienes podrían encajar en ese rol.

Aunque ya se especula con la opción de que no llegue nadie para cubrir el hueco de De Paul, algunas de las opciones que han sonado con fuerza han sido el valencianista Javi Guerra o Exequiel Palacios, del Leverkusen.

En los últimos días, después de que Sport publicase que el Barça estudiaría ofertas por Marc Casadó para resolver sus problemas de fair play financiero, el entorno rojiblanco se ha convulsionado ante un posible interés por el canterano blaugrana. Sin embargo, por ahora, no hay conversaciones.

Más allá del centro del campo, el Atlético también necesita un regateador para las bandas. El año pasado este ya fue el gran déficit de la plantilla, y después de vender a Samu Lino, la urgencia es todavía mayor.

Durante semanas, sonó con fuerza el nombre del nigeriano Aldemola Lookman (Atalanta), pretendido por el Inter y que ya ha solicitado salir del conjunto de Bérgamo. Posteriormente, sonó Enzo Millot (Stuttgart), pero el francés ha sido seducido por el fútbol saudí.

Ademola Lookman, tras marcar uno de sus goles. REUTERS

En los últimos días también se ha vinculado al Atlético con el belga de origen español Matías Fernández Pardo (Lille), e incluso con el brasileño Antony, cuyo anhelo es volver a La Liga vestido de verdiblanco.

Dilema Giménez

Ambas carencias son prioritarias, aunque el tiempo y el dinero se agotan. Por si fuera poco, la defensa tampoco ofrece tantas garantías como pudiera parecer. En los laterales, la llegada de Ruggeri y Pubill parece solucionar el problema, aunque su rendimiento es una incógnita.

Sin embargo, el centro de la zaga ofrece dudas. La llegada definitiva de Lenglet y el fichaje de David Hancko apuntalan la posición de central zurdo. Pero con la venta de Santiago Mouriño, tan solo Le Normand y Giménez completan la nómina de centrales.

Como ya sucede con el centro del campo, si Simeone apostase por jugar con tres centrales, tan solo posee a cuatro de ellos en plantilla. Todo ello con el hándicap de un José María Giménez que se ha perdido 150 partidos por lesión en la última década.

Evolución de los goles encajados por el Atlético de Madrid en la era Simeone. Elaboración propia.

Cuando el uruguayo está sano, es uno de los mejores centrales del mundo, pero su falta de continuidad limita las opciones de Simeone. Una mejora en el rendimiento de Le Normand tras una primera temporada de altibajos, también se antoja clave.

El gran deseado es el Cuti Romero, pero su elevado precio y el inminente inicio de la Premier League lo convierten en un sueño frustrado.

Aunque el club parece resignarse a tener que reforzar el resto de posiciones, recuperar la solidez defensiva de los primeros años de Simeone en el banquillo es clave. Si en la 15/16 el Atlético encajó 31 goles, en las dos últimas campañas se concedieron 68 y 55.

Connor Gallagher, en el Metropolitano. Atlético de Madrid.

Posibles ventas

Para financiar algunas de estas carencias, el Atlético podría verse obligado a vender a algunos de los jugadores con cartel de transferible (Nahuel Molina, Connor Gallagher o hasta Sørloth, pero la cuestión no es tan sencilla.

Vender a cualquiera de estos futbolistas redundaría en el problema de la falta de efectivos, todo ello en un fútbol con calendarios cada vez más apretados y en un año previo al Mundial 2026 en el que los de Simeone disputarán la Supercopa de España.

El jugador por el que se podría sacar más dinero es Connor Gallagher, cuyo caché en la Premier sigue elevado pero incapaz de asentarse en el esquema rojiblanco. Aunque no hay indicios de que quiera regresar a Inglaterra, una buena oferta podría cambiar las cosas.

Su marcha, no obstante, dejaría aún más huérfana la medular. Idéntico caso es el de Sørloth, que sumó 24 goles, casi siempre saliendo desde el banquillo, y cuya salida tendría difícil reemplazo a estas alturas de mercado.

El caso de Nahuel Molina es particular. Con plaza de extracomunitario y un rendimiento más que cuestionable, su confianza va a la baja y la hinchada pide a gritos su salida. Pero Simeone ha insistido en que es un jugador de su confianza y no tiene visos de salir.

A poco menos de un mes de que cierre el mercado, no es descartable que ofertas mareantes puedan provocar salidas de veteranos como Lenglet o incluso el recién renovado Antoine Griezmann; pero lo que está claro es que el Atlético ha acumulado tantos deberes en la planificación deportiva que aún con la fuerte inversión realizada, quedan carpetas por cerrar.