La derrota en la final de la Eurocopa ha dejado una estela de desencanto y dudas en la Selección española femenina. La gran actuación durante el torneo se desvaneció ante la crueldad de los penaltis y un futuro lleno de incógnitas para el banquillo nacional.
La sensación de que pudo ser histórica se desplomó en Basilea, donde el esfuerzo colectivo no bastó para alzar el título. Tras un campeonato brillante, emerge la gran pregunta: ¿qué ocurrirá con Montse Tomé cuyo contrato finaliza en apenas 33 días?
La Eurocopa ofreció certezas deportivas, pero sembró incertidumbre institucional. El éxito en fases previas contrasta con la sombra que ahora se cierne sobre el proyecto técnico. La gestión de la final se convierte en clave para definir si continuará el cuerpo técnico.
El vínculo contractual une a Montse Tomé con la Federación Española de Fútbol (RFEF) hasta agosto, en un acuerdo que prometía estabilidad tras el triunfo mundialista —era la segunda de Jorge Vilda— y el caos posterior. Sin embargo, la ausencia del título continental cotiza al alza en el balance y cuestiona la renovación.
España arrancó ante Inglaterra con autoridad, desplegando un fútbol combinativo y dominio estadístico: 65% de posesión, 763 pases completados y 22 tiros. Aun así, el gol resultó esquivo, y lo bien planeado se diluyó en la prórroga y la fatídica tanda de penaltis.
Las jugadoras y el cuerpo técnico de la Selección reciben en premio de consolación tras la derrota en la final de la Eurocopa
El contexto deportivo empuja a ponderar el balance: semifinal histórica contra Alemania y decisiva victoria, pero la final difuminó el recuerdo positivo. La comparación con otros éxitos recientes resalta la exigencia de resultados inmediatos en el fútbol femenino español.
En la picota por sus decisiones
La controversia estalló con el cambio de Alexia Putellas por Claudia Pina en el minuto 71. La salida de la mediapunta estrella provocó desconcierto y críticas masivas en redes, al tiempo que la medular perdía fluidez y control ante la reacción inglesa.
La demora en el resto de las sustituciones fue notable. Solo en el 89' se hicieron dos relevos más para encarar la prórroga: entraron Vicky López y Salma Paralluelo, cuando el desgaste ya había minado las fuerzas y la capacidad de alterar el tránsito del encuentro.
Las entradas tardías por Esther y Athenea del Castillo, al borde del final, y sin agotar los cambios -sólo salió Leila Ouahabi en la próroga- evidenció una planificación ajustada a los tiempos reglamentarios pero insuficiente para dinamitar la defensa británica. Cada cambio pareció reaccionario y no estratégico, avivando el debate táctico.
Los penaltis colocaron la lupa sobre la elección de lanzadoras. El orden y la psicología en la tanda no resultaron, y la presión se tradujo en fallos determinantes. Ni Mariona Caldentey –tras ya haber fallado en esta Eurocopa—, ni Aitana Bonmati —totalmente desgastada— ni Paralluelo …errática desde su entrada al campo—.
La sombra de la gestión en momentos críticos empaña la brillante trayectoria de la preparadora. La prolongación del proyecto más allá de este verano se sustenta en méritos acumulados, pero el golpe moral de Basilea obliga a la RFEF a reflexionar sobre el liderazgo técnico y la visión a largo plazo.
En sus declaraciones tras la dinal, Rafael Louzán, máximo mandatario federativo, defendió la valentía de Tomé y aplaudió su desempeño general, pero esquivó un posicionamiento definitivo: "No es el momento de abordar el tema", comentó sin querer ratificar a la seleccionadora.
Rafael Louzán anima a las jugadoras de la Selección tras la final de la Eurocopa
Las palabras del presidente federativo mantienen la puerta abierta al debate: elogio por el camino logrado y cautela ante la decisión final. El dictamen se pospone unas semanas, cuando la Eurocopa quede lejos y se analicen todos los factores deportivos y de gestión.
La propia Tomé evitó también pronunciarse sobre su continuidad: "No pienso en si tenía que hacer esto o lo otro", declaró tras la final. Su enfoque permanece en el rendimiento inmediato, mientras delega su futuro en las altas esferas de la RFEF.
La entrenadora puede reivindicar lo construido en año y medio: un título y una final continental, además de alcanzar nuevamente Final Four de la Nations League para tratar de defender la corona. Su trayectoria combina éxitos, junto a episodios —como los JJOO de París— que exigen autocrítica.
Los antecedentes con Vilda y sus colaboradores marcaron la transición. Tomé surgió como continuista del proyecto mundialista, avalada por su experiencia como segunda entrenadora y por la estabilidad técnica que proporcionó tras la crisis del escándalo de Rubiales.
El futuro por venir
Ahora, la RFEF enfrenta la encrucijada de apostar por la continuidad de un estilo ofensivo y cohesionado o renovar el proyecto desde la base. El calendario aprieta: en octubre llegan las semifinales de la Nations League ante Suecia, y en 2026 arrancará la fase de clasificación mundialista.
Con la mirada fija en las fechas clave, el comité ejecutivo federativo debe sopesar la urgencia de resultados y la importancia de mantener un proyecto sólido. La decisión sobre Tomé marcará el rumbo de la Selección hasta el Mundial de 2027 en Brasil.
La Eurocopa ha concluido, pero la historia de esta Selección apenas empieza. Entre llamas de crítica y reconocimiento, el próximo capítulo deportivo se escribirá con tinta de responsabilidad y ambición, quizás bajo un mismo timonel o en manos de un relevo esperado.
Solo el tiempo dirá si Montse Tomé sigue tejiendo la nueva era del fútbol femenino español o si su ciclo cierra tras una final amarga. El 31 de agosto será clave para resolver el enigma que hoy mantiene en vilo al entorno de la Selección.
Sea cual sea la resolución, el desafío continúa: refrendar la progresión del combinado nacional y reconquistar títulos. En pocos meses, España volverá a escena, dispuesta a defender sus méritos y a demostrar que los tropiezos como el de Basilea no borran un trayecto de éxitos y evolución.