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45 minutos. Eso es lo que le bastó al Chelsea para desarbolar al mejor equipo del mundo. Tres zarpazos para arrollar y tumbar en la lona a un PSG que intentó reaccionar, pero que nunca pareció cerca de coronarse campeón del Mundial de Clubes. [Narración y estadísticas del partido].

Fue una exhibición tan sorprendente como inesperada. Los de Enzo Maresca llegaban a la final con perfil bajo y dejando todo el favoritismo a su rival, el vigente campeón de Europa y que venía de arrasar al Real Madrid.

Pero esta vez los de Luis Enrique no fueron más que un espejismo de lo que habían mostrado en los últimos meses. Se parecieron de hecho a aquel conjunto inconexo y con carencias que asomó por el fútbol francés y europeo en el último trimestre de 2024.

Una noche mágica para el Chelsea, que conquistó su segundo título de la temporada (ganó en mayo la Conference League), que no se podría explicar sin la figura de Cole Palmer, la gran estrella del cuadro 'blue'.

Palmer congeló al PSG. Después de una temporada complicada por las lesiones y sin el colmillo del curso pasado, el '10' del Chelsea apareció en el momento más importante. Se echó el equipo a la espalda y dejó tres pinceladas, dos de ellas en forma de gol, propias de un crack mundial. Lo que es él.

Primero, con dos pases a la red haciendo imposible la estirada de un gigante de dos metros como Donnarumma. Después, con un envío filtrado para que Joao Pedro pusiera la puntilla al PSG antes del descanso.

Los parisinos recibieron tres goles en 45 minutos y ni siquiera fueron capaces de ponerle algo de emoción a la final. Lo intentaron tras la reanudación, pero Robert Sánchez fue dinamitando todas sus esperanzas. Acabaron el partido desquiciados y con un jugador menos.

Dominio absoluto

El Chelsea arrancó su enfrentamiento ante el PSG con una intensidad arrolladora. Enzo Maresca sorprendió con una estrategia valiente: presionar alto desde el primer minuto y buscar el arco rival con velocidad.

Enzo Fernández y Joao Pedro lideraron la presión en la delantera, mientras Pedro Neto y Palmer se encargaban de cerrar los costados, dificultando las subidas de Achraf Hakimi y Nuno Mendes.

El PSG, desconcertado y fuera de sitio, empezó sufriendo en defensa. Palmer estuvo a punto de inaugurar el marcador tras una gran jugada colectiva, en la que Joao Pedro le sirvió el balón de espaldas. El disparo del inglés rozó el poste y muchos en la grada ya cantaban el gol.

Durante los primeros quince minutos, el dominio fue completamente azul. Sin embargo, el conjunto parisino logró recomponerse y empezó a manejar el ritmo del partido. Una gran asistencia de Fabián Ruiz dejó a Désiré Doué en posición de peligro, pero el joven francés optó por buscar a Hakimi en vez de rematar, permitiendo que Cucurella interviniera a tiempo.

El recital de Palmer

Fue entonces cuando Palmer comenzó su recital. El atacante del Chelsea, tras fallar una ocasión clara, se redimió rápidamente. Malo Gusto le robó el balón a un Nuno Mendes irreconocible y Palmer, desde la frontal, batió a Donnarumma con un zurdazo ajustado al palo en el minuto 22.

Apenas ocho minutos después, Palmer firmó su doblete con una jugada muy similar. Con Vitinha improvisando en el lateral derecho, el inglés se abrió paso hasta el área y definió con la misma precisión que en su primer tanto.

Palmer celebra uno de sus goles contra el PSG. REUTERS

En ese momento, el PSG parecía completamente superado. El mediocampo, con Vitinha, Fabián Ruiz y Joao Neves, no lograba conectar y Ousmane Dembélé estaba desaparecido en ataque.

Mientras tanto, el Chelsea aprovechaba cada contraataque, explotando los espacios a la espalda de los laterales rivales. La primera parte se cerró con otro golpe: Joao Pedro anotó el tercero tras una asistencia de un Palmer imparable.

Sin respuesta

En la segunda mitad, el PSG intentó reaccionar con un Vitinha más participativo. Los de Luis Enrique estuvieron cerca de descontar con un disparo del portugués y, sobre todo, con un remate de Dembélé que Robert Sánchez desvió con una gran intervención.

A pesar de los intentos parisinos, el Chelsea mantuvo su solidez. Enzo Fernández tuvo que retirarse lesionado, y Liam Delap, que ingresó por Joao Pedro, estuvo a punto de ampliar la ventaja.

Dembélé perdona ante Robert Sánchez. REUTERS

El encuentro terminó con tensión en el ambiente: Joao Neves fue expulsado y, tras el pitido final, se produjeron discusiones entre jugadores y miembros del cuerpo técnico, empañando el cierre de una noche memorable para el Chelsea.