La vida de Diogo Jota se apagó de forma trágica y prematura este jueves 27 de junio, cuando el delantero del Liverpool falleció en un accidente de tráfico en Zamora junto a su hermano menor André.
Tenía apenas 28 años, una carrera consolidada en la élite del fútbol europeo y una familia a la que amaba profundamente.
Días antes de morir, Jota había contraído matrimonio con su pareja de toda la vida, Rute Cardoso, madre de sus tres hijos pequeños, el más joven nacido en noviembre de 2024.
Pero más allá del jugador que brilló en Anfield desde 2020 y conquistó la Premier League con los 'reds', Diogo había dejado testimonio de su faceta más íntima como padre.
En una entrevista publicada hace unos meses en el canal de YouTube del Liverpool FC, conversando con el psicólogo deportivo del club, Lee Richardson, el futbolista dejó entrever la intensidad emocional con la que vivía su rol de padre.
Promesa sencilla y poderosa
"Quiero ser el mejor padre que pueda ser", afirmó con serenidad, en una charla en la que habló del impacto que su familia tenía en su vida personal y profesional.
"Intento dar ejemplo, darles una buena retroalimentación, aunque a veces quiera descansar un poco más por la tarde y ellos estén todos felices porque estoy en casa y quieren jugar", relató, con naturalidad.
Diogo Jota no solo hablaba de fútbol. Mostraba su humanidad. "Incluso si estás jugando bien, como al principio de temporada, cuando llego a casa, sigo teniendo una familia, tengo dos hijos, casi tres, y los perros, y eso no para", decía.
A sus hijos, especialmente al mayor, no les importaba si su padre venía agotado tras un partido. Solo querían disfrutar de él. "Me pasó esto ayer. Quería descansar un poco después del partido, y uno de mis hijos quería jugar al fútbol. Tienes que estar ahí", compartió.
La familia como motor
En esa conversación, Jota también explicó cómo el fútbol le servía como vía de escape en momentos difíciles.
"Cada vez que estoy en el campo, mi mente se despeja. No se me ocurre nada, afortunadamente para mí. No sé si eso les pasa a todos los jugadores, pero yo me siento claro y libre cuando juego", explicó.
Pero no todo eran desahogos en el césped. Reflexionaba sobre la necesidad de tener momentos de pausa para uno mismo.
"Con el estrés que tienes en tu vida, a veces te olvidas. Tener un momento para ti es realmente importante. Ya sea al principio del día o antes de acostarte, solo para darte cuenta de todo lo que está pasando".
Diogo Jota y Rute Cardoso se conocían desde muy jóvenes. La pareja se casó en una ceremonia íntima en Oporto el 22 de junio de 2025, apenas cinco días antes del trágico accidente.
Sus redes sociales estaban llenas de imágenes familiares, de momentos cotidianos con sus hijos y sus perros.
Lejos de la imagen distante que a veces se proyecta sobre los futbolistas de élite, Jota mostraba cercanía, empatía y responsabilidad. "Todo el mundo tiene cosas en su vida, ya sea negocios, familia o lo que sea", decía con humildad.
Y no hablaba solo de los triunfos, sino también del esfuerzo que requería alcanzarlos. "Cuando eres joven, quieres lograr algo, tienes tus sueños... el estrés está ahí, en los comienzos de la vida, sea lo que sea que quieras ser: médico, futbolista…".
La muerte de Diogo Jota ha conmocionado al mundo del fútbol. Pero también ha dejado una huella imborrable como padre.
Su promesa de ser el mejor para sus hijos se convirtió en un testimonio grabado que hoy emociona y entristece. Un recordatorio de que, detrás de cada ídolo, hay un ser humano que ama, lucha y deja lo mejor de sí en casa, más allá de los estadios.
"Cuando llegas a casa, tienes que estar al cien por cien para ellos", dijo. Lo estuvo. Y esa entrega silenciosa, cotidiana, será sin duda el mejor recuerdo que dejará a sus hijos y su familia.