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El Mundial de Clubes cierra su primera jornada de la fase de grupos. 16 partidos ya se han disputado y cada uno de los 32 equipos participantes han debutado en el torneo que se juega en Estados Unidos. Es tiempo de sacar las primeras conclusiones sobre la nueva apuesta de la FIFA.

Un factor común ha estado presente en estos primeros días de competición: las críticas —y burlas en algunos casos— por los aforos en los estadios. Las imágenes en redes sociales de gradas vacías han sido un constante, sin importar casi el partido.

Pasó incluso con el partido que más público ha tenido hasta la fecha en el Mundial: el PSG - Atlético, con un récord de 80.619 aficionados. No había pitado el árbitro el inicio del partido e Internet se llenaba de capturas del plano cenital del Rose Bowl de Los Ángeles con sus gradas vacías. Al final, rozó el lleno.

La FIFA informó de que ha superado el millón y medio de entradas vendidas para este torneo, que celebra en Estados Unidos su primera edición.

También se acercó al sold out el debut del otro equipo español en el Mundial, el Real Madrid. En el partido de este miércoles, contra Al Hilal, en el Hard Rock Stadium de Miami, se reunieron 62.415 aficionados. Un 95,5% de la capacidad total del estadio.

A pocas horas del arranque del partido, las entradas más baratas para ver el estreno del equipo de Xabi Alonso en el Mundial se vendían entre 160 y 190 dólares —en la plataforma VividSeats—. Estas correspondían a asientos en el tercer anillo. Las más caras, por vender, superaban los 950 dólares.

Tras el Rose Bowl, el Hard Rock Stadium es de las sedes la que mejor entrada ha presentado en sus partidos. El estadio floridano reunió a 60.927 espectadores el viernes en el partido inaugural entre Inter Miami y Al Ahly y a 55.574 en el duelo entre Boca Juniors y Benfica del pasado lunes.

Gradas del Exploria Stadium durante el Ulsan - Mamelodi del Mundial de Clubes Reuters

Los polos opuestos han sido, principalmente, el enfrentamiento entre el Ulsan y el Mamelodi y el partido entre River Plate y Urawa, ambos disputados el martes. Uno en el Exploria Stadium (Orlando) y otro en el Lumen Field (Seattle) apenas congregaron a 3.412 y 11.974 espectadores, respectivamente.

Así, en la primera jornada de grupos, la asistencia total ha sido de 556.369, una ocupación de apenas el 58% del máximo de los estadios elegidos por la FIFA para el Mundial de Clubes. Cifras malas, sí, que son la consecuencia de varios factores.

Partido Estadio Aforo Capacidad
PSG - Atleti Rose Bowl 80,619 89,702
R. Madrid - Al Hilal Hard Rock Stadium 62,415 65,326
Miami - Al Ahly Hard Rock Stadium 60,927 65,326
Boca - Benfica Hard Rock Stadium 55,574 65,326
Palmeiras - Porto MetLife Stadium 46,275 82,500
Monterrey - Inter Lincoln Financial Field 40,311 67,594
M. City - Wydad Lincoln Financial Field 37,446
67,594
Fluminense - Dortmund MetLife Stadium 34,736
82,500
Botafogo - Seattle Lumen Field 30,151 68,740
Flamengo - Esperance Lincoln Financial Field 25,797 67,594
Chelsea - LAFC Mercedes-Benz Stadium 22,137 71,000
Bayern - Auckland TQL Stadium 21,152 26,000
Al Ain - Juventus Audi Field 18,161 20,000
R. Plate - Urawa Lumen Field 11,974 68,740
Pachuca - Salzburgo TQL Stadium 5,282 26,000
Ulsan - Mamelodi Exploria Stadium 3,412 25.500

La primera razón está en los estadios en sí y la tradición futbolera del país que acoge el torneo. La mayoría de las sedes no son las casas de los equipos de la MLS, la primera división del fútbol estadounidense. Estos tienen usualmente casas más pequeñas.

Un ejemplo es el TQL Stadium, de Cincinnati. Allí apenas asistieron 21.152 a la goleada histórica del Bayern Múnich contra el Auckland City (10-0), pero suponía el 81% de la capacidad de un recinto que cuenta con 26.000 asientos. Es el tercer partido con menos asistencia del Mundial y, aún así, no se vio tan vacío como otros.

¿Y en el peor de los casos, el Ulsan - Mamelodi? Que apenas se presentaran 3.000 aficionados se mide principalmente por la lejanía de la procedencia de estos equipos, dos de los grandes 'desconocidos' del torneo. Un surcoreano y un sudafricano.

Movilizar un volumen alto de afición de estos puntos del mundo, tan alejados de Estados Unidos, era casi una utopía. Lo mismo se puede aplicar con el Urawa, de Japón. Haber reunido ya un puñado de sus seguidores es ya un triunfo para estos equipos.

Problemas para los aficionados que vienen desde tan lejos, con tiempos de procesamiento de visas desesperantes incluidos.

Caso aparte el clima de miedo que ha impuesto, incluso entre residentes y ciudadanos estadounidenses, el Gobierno de Donald Trump con sus agresivas deportaciones y redadas migratorias del ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas).

Y problemas para los aficionados locales. Muchos de los partidos del Mundial se están jugando entre semana y en horario laboral.

Un caso evidente: LAFC se estrenó un lunes a las 15.00 hora en Atlanta —a 4.800 kilómetros de distancia de su ciudad, de Los Ángeles—. Solo 22.137 aficionados acudieron a un estadio con capacidad para 71.000, un 31% del aforo.

Anuncio del aforo del Real Madrid - Al Hilal en el Hard Rock Stadium Reuters

¿Quiere decir cada asiento vacío en los estadios estadounidenses que el Mundial de Clubes sea un fracaso? Seguramente no. La FIFA llegó a asegurar que los estadios estarían llenos. Craso error. Esto no es un Mundial al uso, donde los países se unen en torno a su selección.

Esto va de algo más íntimo, el de la afición hacia un club. Los hay universales, como el Madrid, el City o el PSG, y los hay modestos, a pesar de reunirse teóricamente los 32 mejores equipos del mundo.

Así, reunir a 46.000 aficionados en un Palmeiras-Oporto o 26.000 en un Flamengo-Esperance de Túnez bien puede ser considerado un éxito. Cuestión de perspectiva.