Cuando el Club Deportivo Mirandés se vio obligado a aplazar un partido de pretemporada el pasado verano, más de uno se echó las manos a la cabeza. El conjunto rojillo no tenía jugadores suficientes ni siquiera para encarar un amistoso de preparación, y eso que restaban apenas dos semanas para el inicio de la competición oficial.
Lo que entonces era una situación casi dramática, se ha convertido apenas siete meses después de un escenario inmejorable. Aquel equipo sin cimientos y sin apenas fichajes es ahora el líder de la Segunda División.
Contra todo pronóstico, el modesto Mirandés manda ahora en la categoría de plata del fútbol español y sueña por méritos propios con pisar la Primera División por primera vez en toda su trayectoria. Sería un hecho histórico por la estructura del club, por la dimensión de Miranda de Ebro y por las dudosas perspectivas deportivas que se dibujaban principio de curso.
Este Mirandés hecho a base de cesiones de última hora se ha convertido en el equipo de moda. Esta última jornada dio un nuevo golpe encima de la mesa y venció al Real Oviedo, otro aspirante al ascenso, para sumar su tercera victoria en los últimos cuatro encuentros.
Uno de los grandes artífices de este éxito es Alessio Lisci. El italiano ha dado con la tecla, ha formado un grupo casi de la nada y está comandando el barco que mira hacia la élite del fútbol español. Todavía le queda trabajo por delante al Mirandés, pero ya nadie va a bajar a los aficionados rojillos de la nube.
Una historia inesperada
El pasado 1 de agosto el CD Mirandés se vio en la obligación de tener que decirle al RCD Mallorca que no iba a jugar el partido amistoso que tenían agendado. Los burgaleses atribuyeron esta cancelación a "la especial situación de ralentización que atraviesa el mercado de jugadores profesionales actual, sumado a la situación de sobrecarga física de los actuales jugadores en plantilla, propia de esta fase de pretemporada".
En otras palabras, el conjunto rojillo no tenía efectivos suficientes ni siquiera para formar un equipo que pudiera disputar un partido amistoso. Con apenas diez jugadores de la primera plantilla, el panorama era casi desolador.
En aquel momento, la dirección deportiva del Mirandés había sido capaz de cerrar tan sólo tres fichajes. El portero Raúl Fernández y los defensas Juan Gutiérrez y Sergio Postigo eran los tres únicos movimientos en el mercado, un reflejo de los problemas que estaba teniendo Alfredo Merino, el director deportivo, en las negociaciones.
No era sencillo para el equipo burgalés, uno de los presupuestos más modestos de la categoría, cerrar rápidos movimientos, así que tuvo que tirar de paciencia para encontrar el momento adecuado del mercado.
Era lógico que las dudas y la incertidumbre hicieran su aparición con el inicio de la temporada tan cerca, pero el trabajo de las últimas horas fue fundamental. Incontables cesiones, con el reducido coste que eso supuso para el club, conformaron una plantilla que ofrecía numerosas dudas.
La mezcla ha resultado ser, sin embargo, definitiva. Al paso por la jornada 10 el conjunto rojillo había firmado el mejor arranque de su historia. Con 18 puntos y tan sólo tres goles en contra, los de Lisci se afianzaron en la zona alta de la tabla y ahora han vuelto a experimentar un nuevo repunte.
En esta última jornada vencieron al Real Oviedo, rival directo por el ascenso, y se auparon a la primera plaza de la clasificación. Ahora mismo el Mirandés está en puestos de ascenso directo a Primera División, y por supuesto sueña despierto con conseguir por primera vez en su historia el salto a la máxima categoría.
Todavía restan doce jornadas por delante, el tramo final tan exigente y eterno de Segunda División. El Mirandés va a tener que pelear por el sueño insistentemente cuando a inicio de temporada nadie apostaba nada por él, y seguro que a fe e ilusión pocos le van a ganar.
Otras hazañas
No es, sin embargo, la primera vez que el CD Mirandés salta al primer plano por una de sus gestas. Si ahora pelea por ascender a Primera División sin la necesidad de tener que pasar por un playoff previo, hace no mucho que este modesto club de una ciudad de apenas 37.000 habitantes ya copó portadas.
La primera vez fue en la temporada 2011/2012. Por entonces, el conjunto rojillo militaba en Segunda División B y logró colarse en las semifinales de la Copa del Rey. Lo hizo en un formato a doble partido y dejando por el camino a rivales como Villarreal, Racing de Santander o Espanyol hasta ser apeado a las puertas de la final por el Athletic Club.
Pablo Infante, a hombros tras eliminar en cuartos de la Copa del Rey 2011/12 al Espanyol.
Pablo Infante fue el héroe recordado de aquel equipo con goles decisivos que hicieron soñar a la afición del Municipal de Anduva como nunca.
En el curso 2019/2020 el Mirandés repitió gesta. De nuevo los rojillos consiguieron llegar hasta las semifinales del torneo deshaciéndose por el camino de rivales como el Celta, el Sevilla y de nuevo el Villarreal. La Real Sociedad les apeó en el paso previo a la final.