Para entender lo que un día fue el fútbol italiano, solo hay que repasar los nombres de los finalistas de la Champions League entre los años 1992 y 1998. Aquellos siete años siempre hubo un representante del Calcio en el partido por el título, algo solo equiparable a las siete primeras ediciones de la Copa de Europa (1956-1962) en las que jugó siempre un equipo español.

La década de los 90 y los inicios de los 2000 vieron el auge del fútbol italiano. Eran años en los que desde España -y el resto de Europa- se exportaban estrellas a la Serie A: Martín Vázquez (Torino), Gheorghe Hagi (Brescia), Stoichkov (Parma), Simeone, Ronaldo (Inter) o Christian Vieri (Lazio).

Cualquier parecido entre aquellos tiempos y la actualidad es un simple reflejo. Sin embargo, por primera vez habrá cinco equipos transalpinos en semifinales europeas en el mismo año. Milan e Inter se miden en la Champions League y protagonizan el Derby della Madonnina más grande de los últimos años. En la Europa League se puede dar una final italiana entre Juventus y Roma, aún en pie, mientras en la Conference se mantiene la Fiorentina.

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Italia aspira a meter a, al menos, un equipo en cada una de las tres finales europeas que se jugarán en el próximo mes. En Champions, con el duelo Milan-Inter, ya está asegurado. El resto de países solo pueden presumir de tener uno o dos representantes: España (Real Madrid y Sevilla), Inglaterra (Manchester City y West Ham), Países Bajos (AZ Alkmaar), Alemania (Bayer Leverkusen) y Suiza (Basilea).

Y esto sin sumar que su campeón nacional -y revelación del año-, el Nápoles, quedó eliminado en cuartos de Champions League a manos del Milan. Tampoco cuenta la Lazio, otra sorpresa en la Serie A (actualmente es tercero) que cayó en octavos de la Conference contra el AZ Alkmaar.

El 'no' a CVC

En los clubes más grandes ya no hay rastro de dueños ilustres como la dupla Silvio Berlusconi-Adriano GallianiGiuseppe Marotta y hasta los Agnelli. Ya no hay tantas luces ni tantos millones, pero los equipos han encontrado otras vías para volver a ser competitivos a nivel continental.

Los cambios de propiedad se han vuelto costumbre y poco a poco los clubes se han ido reponiendo con gestiones poco ostentosas, es decir, sin perder la cabeza en fichajes caros. También se rechazó a comienzos de 2021 al fondo CVC, que realizó una oferta de 1.700 millones de euros por una fórmula casi idéntica a la que luego firmó con LaLiga. Esta cantidad de dinero iba a ir a parar a los clubes italianos por un 10% de los derechos de televisión en los próximos 50 años. Tebas se convertiría en presidente de la Serie A. Pero los equipos votaron 'no' y la apuesta salió bien, en vistas de los resultados.

Un 'Derby' histórico

Milan e Inter se vuelven a ver las caras en una eliminatoria europea. Ya se encontraron en dos ocasione, en la semifinal de 2003 y en cuartos de 2005. En ambas ocasiones ganaron los rossoneri. En las presidencias ya no están las grandes caras de antaño ni tampoco en las plantillas (los Kaká, Adriano, Maldini, Zanetti...). Pero igualmente en Italia esperan esta eliminatoria como una histórica.

Son los campeones que precedieron ahora al Nápoles (Inter en 2021 y Milan en 2022) y también los últimos italianos que reinaron en Europa (rossoneri en 2007 y neroazurri en 2010). Para llegar hasta este punto han atravesado en los últimos años por caminos con algunas similitudes y algunas diferencias.

Tifo en San Siro durante el Derby della Madonnina Europa Press

El Milan ahora pertenece a los estadounidenses, pasando por las manos de dos fondos diferentes: Elliott y desde el pasado verano RedBird Capital. La inversión, sin embargo, nunca ha sido desorbitada. El club ha ido fichando barato y forjando poco a poco a las que ahora son sus estrellas: Rafael Leão, Theo Hernández y Brahim Díaz. El crecimiento de estos -ninguno mayor de 25 años- y el trabajo de Stefano Pioli en el banquillo permiten al club con pisar su primera final de Champions de los últimos tres lustros.

Los vecinos neroazurri han seguido en lo económico una estrategia parecida. Aunque parecía al principio que la llegada de Steven Zhang y Suning al club le daría prestigio en el mercado, la pandemia acabó con toda esperanza. En ninguno de los últimos tres veranos se han alcanzado lo 50 millones en gasto. Sin embargo, Inzaghi ha logrado componer un equipo que es un bloque muy sólido en defensa y se nutre del valor diferencial de los Barella, Lautaro o Lukaku/Dzeko.

Juventus, Roma y Fiorentina

Juventus y Roma afrontan, cada uno por su lado del cuadro, las semifinales de la Europa League. Puede haber final italiana en Budapest el próximo 31 de mayo. Los bianconeri son los que más prestigio tienen de entre los que quedan y ya de por sí es sorprendente verle jugar la competición que es la hermana pequeña de la Champions. Caer en grupos fue un desastre que se remató con la salida de Andrea Agnelli de la presidencia por el 'caso de las plusvalías'.

Pese a todo, la Juve aspira a ganar el título tras superar a Nantes, Friburgo y Sporting CP en las eliminatorias previas. Para meterse en la final, eso sí, ha de medirse al Sevilla. Los juventinos, con Vlahovic, Di María y Pogba, buscan una alegría ante un panorama repleto de dudas con posible sanción de la UEFA incluida. En mitad del caos, el valor deportivo, al menos, parece prevalecer.

Bonucci y Dybala, durante un Juventus - Roma Europa Press

La Roma, al contrario, atraviesa un momento feliz. Con dueños también estadounidenses, los Friedkin, se ha dotado de estabilidad al club. El impulso definitivo lo dio Jose Mourinho. El portugués, uno de los entrenadores con mejor palmarés del siglo XXI, llevó a los giallorossi a ganar la última Conference y busca meterse en la Champions por la vía de levantar un año más tarde la Europa League. Su rival será el Leverkusen que dirige Xabi Alonso.

La Fiorentina busca relevar a la Roma como campeona en la Conference. Otro cambio de propietario -Rocco Commiso, aterrizado desde Estados Unidos aunque de origen italiano- motivó la mejoría del club, que mira al futuro con ilusión en lo deportivo (pelea también por la Coppa Italia) y en lo institucional (nuevo estadio y nuevo centro deportivo). El Basilea es su último escollo antes de jugar su tercera final europea.