Cuando se dice que el deporte no tiene límites es porque en muchas ocasiones es verdad. A veces, ni siquiera la guerra puede impedir que ruede la pelota, como sucede con el equipo ucraniano FC Kryvbas que, a pesar de su cercanía a los combates, no ha dudado en comenzar a prepararse para la temporada que se avecina.

Un equipo encabezado por su entrenador, Yuriy Vernydub, que trata de dejar a un lado la guerra para centrarse en lo que viene en apenas unos días, el fútbol. El Kryvbas se enfrentará al Kolos Kovalivka cerca de Kiev el martes, en la primera jornada de la temporada 2022/23 de la Premier League de Ucrania.

Y es que el riesgo para el Kryvbas está a tan solo 40 kilómetros, que es la distancia a la que se encuentra el frente ruso. De hecho, en la zona se escuchan habitualmente las explosiones y los lanzamientos de misiles de una zona a la otra.

Fútbol en Ucrania pese a la guerra

El Kryvbas pertenece a la ciudad de Kryvyi Rih, una ciudad eminentemente metalúrgica y en la que gran parte de la población se dedica a la industria. Unos ciudadanos que saben lo que es vivir con el peligro cerca, pero que se niegan a abandonar su hogar.

Y el equipo de fútbol de la ciudad no podría ser distinto, ya que no se trasladarán a Kiev, como han hecho otros equipos, incluso si las zonas de la periferia de la ciudad están siendo bombardeadas con frecuencia y planea sobre ellos la posibilidad de que la guerra impacte directamente contra la central nuclear de Enerhodar, 100 kilómetros al sureste. 

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Tal es la situación de la ciudad que actualmente está protegida por cuatro líneas de defensa y no se puede entrar sin pasar una serie de puestos de control del ejército.

Y eso que ahora la situación ha conseguido estabilizarse algo más. Cuando comenzó la invasión, Jorge López, el español que era director de la cantera del Kryvbas, ayudó a traer a España y dar asilo en lugares donde puedan seguir practicando el fútbol a 22 jóvenes que llegaban de la academia del club.

Sin fecha de vuelta

"A la mayoría de los 22 les pilla la invasión en una pretemporada que estaban haciendo a 20 kilómetros de Hungría. El club los deja ahí porque es la zona más segura, donde van todos los que no están saliendo de Ucrania, y me pide ayuda para intentar sacarlos. No pueden volver con sus familias, porque es un riesgo, y las mismas familias piden que de alguna manera puedan salir a salvo", relató en marzo a EL ESPAÑOL.

Pamplona, León, Valladolid y Huesca fueron algunas de las paradas para estos jóvenes que huyen de la guerra. Osasuna, Cultural Leonesa, Real Valladolid y la Escuela de Fútbol Huesca, fueron los que dieron cobijo a los chicos. López aseguraba entonces que seguía llamando a clubes. "Ya es más difícil porque ellos ya reciben muchos ofrecimientos de otros equipos ucranianos por lo mismo. Quieren ayudar. Algunos tienen residencia, otros no... No es fácil gestionarlo, pero la predisposición es máxima", recalcaba sobre el rol de los clubes en esta situación.

Pero en la actualidad, el Kryvbas ha vuelto a su casa y, en junio, el club les dijo a sus rivales que se olvidaran de la idea de jugar partidos de liga en el extranjero, diciendo que "no hay otra opción, ni desde el punto de vista moral ni desde el principio deportivo" que competir en casa.

El propio entrenador, Vernydub, fue un ilustre durante la temporada pasada, ya que en ese momento se encontraba entrenando al Sheriff Tiraspol, humilde equipo que venció al Real Madrid en su primera participación en la Champions.

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El Sheriff caería eliminado de la máxima competición europea, pero tuvo tiempo de exhibirse también por la Europa League. El día que Rusia invadió Ucrania, Vernydub estaba entrenando al equipo de Transnistria en la eliminatoria de la Europa League contra el Sporting de Braga portugués. En cuestión de horas estaba de regreso a su casa en Zaporizhzhia y, a los 56 años, se ofreció como voluntario para el servicio militar obligatorio. 

Cuando llegó el momento de regresar del combate, tenía la oferta del presidente de Kryvbas, Kostyantyn Karamanits, sobre la mesa. Karamanits había donado ayuda a la división del ejército de Vernydub, y Vernydub le devolvió el favor.

Los aficionados también ayudan

Y si los futbolistas y trabajadores de la ciudad no iban a cejar en su empeño de continuar con sus vidas y ayudar en los tiempos difíciles, sus aficionados tampoco. Los hinchas abrieron una cuenta bancaria conjunta con el club para recaudar donaciones para suministros médicos, camionetas, drones y otros equipos para ayudar a los militares. Muchos del grupo de animación del equipo fueron a luchar al frente, y algunos han fallecido durante los combates.

Jorge López relataba meses atrás lo terrible de la situación, especialmente para los jóvenes que trasladó a España: "Vienen a España sin fecha para el billete de vuelta. Hasta que termine el conflicto...No sabemos cuándo va a acabar, cómo va a acabar y no sabemos tampoco, aunque sea fuerte decirlo, la situación de sus familias cuando acabe el conflicto. Hay mucha gente muriendo". 

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El club está íntimamente ligado a esta guerra entre Rusia y Ucrania, y el presidente ucraniano también. El FC Kryvbas es, a todos los efectos, un sucesor del antiguo club Kryvbas que quebró en 2013 y jugó dos veces en la Copa de la UEFA. En 2020, se les cambió el nombre de Hirnik Kryvyi Rih, un nombre que duró poco, siguiendo una orden que llegaba directamente desde Volodímir Zelenski. 

De hecho, cuando jugaron contra el FC Cherkaschnya en su primer partido con el nombre previo al actual, Zelenski estaba allí para hacer el saque de honor y el club fue ascendido a la máxima categoría.

Un impulso que ha ayudado a la entidad junto a la llegada del actual entrenador, Vernydub, y que ha hecho que su equipo ya se centre en competir en la primera liga de Ucrania a pesar de tener la guerra a tan solo 40 kilómetros de su césped.