El Madrid está en condiciones de superar la marcha del mejor jugador de su historia contemporánea prolongando su hegemonía en Europa y/o conquistando el campeonato español. Lo puede hacer incorporando a su avasallador ADN de campeón el sesgo táctico de un entrenador que merece toda la confianza, pero para ello debe cumplir dos requisitos: el primero va incorporado en el enunciado y consiste en confiar en Lopetegui. El segundo es consecuencia del primero y consiste no solo en dejarle hacer sino en darle lo que pide, a saber, uno o dos fichajes (singularmente en la delantera) antes del cierre del mercado.

En Girona, tras sacudirse el Madrid la media hora de acoso y derribo que todo equipo modesto tiene la facultad de oponer, se vio casi la mejor versión del triplete de ataque Benzema-Bale-Asensio (estupendos los tres), pero ello no debe ocultar la cortedad de efectivos en la vanguardia. El que finalmente se confirmara la imposibilidad de contratar a una gran estrella -la sensación es que el club espera a esta confirmación antes de operar, lo que tiene su lógica- debería impulsar la opción de un plan B de garantías aunque sea más modesto, ya que la zona de ataque del Madrid sufre un déficit que es más de cantidad que de calidad.

Por tanto, y si finalmente no se pone a tiro un Mbappé, bueno sería contar con un oportunista de los que hay cientos (y no todos a precio disparatado), alguien capaz de empujar las innumerables ocasiones que el Madrid creará a buen seguro de tres cuartos de cancha hacia delante. Ayer me decía un amigo tuitero que es difícil imaginar a un Madrid campeonando sin un contendiente claro al pichichi. Puede hacerlo si tiene suerte con las lesiones, pero eso no es lo esperable, por desgracia. Ese hipotético candidato al pichichi podría ser, pongamos por caso, cualquier epígono del Loco Abreu. Le van a rodear Isco, Asensio, Kroos, Benzema, Bale. No vas a necesitar mucho más. Mientras Mayoral rompe en Van Basten, que todo puede ser, ese perfil de cazagoles experimentado, que no es ningún prodigio técnico ni falta que le hace, haría mucho bien a la plantilla.

Julen Lopetegui, dando órdenes a sus jugadores EFE

Lopetegui lo sabe y lo reclama, hasta tal punto que solo en el contexto de ese pulso se entiende el jugar la carta de Vinicius al Castilla. No parece un movimiento que Lopetegui vaya a efectuar una vez se haya cerrado el mercado, ni uno ajeno al envío de un mensaje a la cúpula. Hay que tener personalidad para obrar así con quien es, hasta el momento, el gran fichaje del verano, y esa personalidad -la misma que se precisa para hacer descansar a Modric o seguir apostando por Keylor hasta que Courtois se integre- es la que hace bueno a un entrenador para un gran equipo. Ese arrojo, en combinación con su indudable aptitud estratégica y motivacional, es lo que debe hacer al madridismo confiar en Lopetegui.