El ‘caso’ Griezmann sigue incluyendo capítulos en su particular culebrón de final de curso. Hoy se queda; mañana, no. Un día va a seguir; otro está fuera. Una hora es del Atlético; otra, del Barcelona. Y suma y sigue. El francés, que habría comunicado a sus compañeros que se quedaba antes del partido contra el Eibar (2-2), estaría reflexionando tras escuchar los pitos de parte de la afición en el Metropolitano. Al parecer, unos silbidos –y no de una numerosa parte de los atléticos– le habrían hecho dudar. El delantero no entendería por qué, tras marcar dos goles en la final de la Europa League, el Wanda le transmitió su malestar. Pero lo debería comprender. Argumentos hay de sobra.

El Atlético de Madrid celebra la Europa League



¿Por qué los pitos están justificados (más allá de que sean correctos o no)? Por dos motivos. El primero, el titubeo del jugador desde el verano pasado. Entonces, ya ‘amenazó’, en diversos medios, con marcharse al Manchester United. Y, aunque finalmente se quedó, este curso ha vuelto a jugar al despiste –esa es la segunda razón–. Incluso en los últimos días. Griezmann tuvo la oportunidad de jurar amor eterno a su afición –y decir que se quedaba– en la rueda de prensa posterior a la final de la Europa League y durante la celebración del título en las calles de Madrid. No dijo nada; guardó silencio. Y el que calla… otorga. Parte de la afición entendió esos gestos como una despedida.



En esa coyuntura, el Metropolitano lo recibió con pitos el domingo. Qué iba a hacer. El Atlético se lo ha dado todo a Griezmann –lo ha convertido, posiblemente, en el tercer mejor jugador del mundo junto a Neymar– y el club está dispuesto a hacer un esfuerzo para que se quede. Le ofrece un proyecto serio, un entrenador que lo adora en el banquillo (Simeone) y un equipo competitivo -máxime tras este verano, cuando podrá volver a fichar y planificar la temporada desde el principio-. Pero ni así. El francés ha mantenido silencio… y las dudas sobre su futuro.

Greizmann celebra un gol con Fernando Torres. Reuters



Aun así, su único mensaje a la afición ha sido una foto colgada en Instagram en la que besa la Europa League. ¿Es eso una declaración de amor al Atlético? ¿Es suficiente? Quién sabe. Lo cierto es que los pitos se acallan con una declaración. O, mejor dicho, con una frase: “Me quedo”. Si el francés dice eso, se acabó el culebrón. No habrá más capítulos. El resto se puede olvidar.

Noticias relacionadas