Estaba hecho. O eso decían. O eso sospechaban. Mbappé, el 'nuevo Ronaldo', la estrella francesa, el delantero de moda, la joya del Mónaco, tenía decidida su llegada al Parque de los Príncipes. El jeque también. Los parisinos soñaban con la transacción, casi tan celebrada, casi tan aplaudida como el fichaje de Neymar. Era la guinda de un verano inolvidable para el PSG y para sus competidores, que, acongojados, miraban desde abajo a un equipo que se vislumbraba candidato a todo. 

Pero, como algunos amores de verano, hay historias que carecen de un final feliz. De momento, según las últimas informaciones de la prensa francesa, todo apunta a que la relación entre Mbappé y el PSG podría ser una de ellas. O, por lo menos, afirma L' Equipe, el desenlace de este vínculo tardará en resolverse. "El traspaso de Kylian Mbappé al PSG se choca con diferentes obstáculos. El prodigio quizás deba resignarse a permanecer en el Mónaco", escribía el rotativo en su portada, que sitúa a la promesa en un callejón sin salida. Los problemas con el fair play financiero y las reticencias del club monegasco serían los principales escollos. 

El jeque esperaba que esta misma semana se pudiera hacer oficial el fichaje, sin embargo, dado que el alto coste de la operación habría llamado la atención de los clubes europeos, el máximo mandatario habría decidido darse un respiro ante las amenazas externas. La cifra del traspaso sería astronómica: entre los 180 millones de euros, más 20 en variables de precio del fichaje, la prima de 35 millones que obtendría el entorno del jugador  y el sueldo de 12 millones de euros por temporada durante seis años, el montante de la compra ascendería a un coste total de 400 millones de euros.

Para poder hacer frente a la operación, el PSG debería aligerar su plantilla con ventas por valor de al menos 60 millones de euros. De hecho, el club de Al-Khelaifi está meditando poner en el mercado a Lucas, Aurier, Jesé, Krychowiak o Ben Arfa. Entretanto, el francés se encuentra expectante todavía en el Mónaco, pero ausente, sin entender la situación y relegado a un segundo plano en el club, que, en el último partido, lo dejó en el banquillo. Y mientras, el brazo ejecutor, Al-Khelaïfi, no se atreve a pronunciar la última palabra. 

Noticias relacionadas