El culebrón Neymar se difuminó por noventa minutos. Por fin había fútbol, un Clásico, un Madrid - Barça, y aunque con ligeros retazos de pachanga veraniega, dos pesos pesados se enfrentaban al primer test serio del nuevo año futbolístico. Fue más un duelo condicionado por los errores que decantado por los aciertos o las acciones bellas, y que puso de manifiesto la falta de rodaje de ambos conjuntos. El Barça, con un Messi en plenitud, se impuso por la mínima al Madrid (2-3), permisivo atrás y obligado a corregir estos fallos a unos días de la Supercopa de Europa contra el United de Mou.

Pese a que el calendario todavía transita por el mes de julio, no hay amistoso posible contra el máximo rival. Eso fue lo que debieron pensar Zidane y Valverde a la hora de confeccionar las alineaciones: el Barça, con toda la artillería; el Madrid, sin Cristiano, todavía de vacaciones, ni Kroos, lesionado, pero con un once de plenas garantías. La puesta en escena del segundo Clásico de la historia al otro lado del Atlántico, el primero en Estados Unidos, destilaba fragor a Champions... hasta que el balón echó a rodar y la pesadez de la pretemporada condicionó un encuentro del que alguna conclusión -aunque no muchas- se puede extraer. La principal es que el Madrid está verde.

De hecho, cuando los de Zidane aterrizaron en el Hard Rock Stadium de Miami, el marcador reflejaba una diferencia de dos goles en su contra. Fue primero Messi, con fortuna tras rozar su remate en la pierna de Varane, y luego Rakitic, con un potente chut desde fuera del área, los encargados de materializar dos errores del equipo blanco en la zona de creación, una lacra que se repetiría a lo largo del encuentro. Por aquel entonces tan sólo se habían completado seis minutos.

Kovacic, el mejor blanco

Aturdido el Madrid, incapaz de frenar las acometidas por la izquierda de un desacertado Neymar, y con Asensio y Modric desactivados, halló en Kovacic el control necesario y de ahí comenzar a generar peligro. El centrocampista croata redujo distancias después de sentar a Piqué con un quiebro y batir a Cillessen con un preciso disparo desde la frontal. Los de Zidane se desperezaron y llegaron amenazantes a la portería azulgrana, pero la zaga blanca, comandada de nuevo por Sergio Ramos, dudaba y regalaba enormes huecos a una MSN que podía haber sentenciado si no llega a ser por su falta de puntería. Al filo del descanso, tras un contragolpe excelso a la salida de un córner conducido a la perfección por Kovacic, Asensio, en posición franca ante el meta culé, puso las tablas.

El descanso aplatanó de nuevo al Madrid, que tras una performance 'superbowlesca' a cargo de Marc Anthony dejó rematar a placer a Piqué en el área pequeña un libre directo botado suavemente por Neymar. Se sucedían los errores en ambos lados del campo; con el partido roto y las estrellas siendo enviadas al banquillo, arrancó el Clásico de los canteranos. Si bien el equipo madridista, que sigue sin conocer la victoria en lo que va de pretemporada, apretó para rascar un empate, se encontró con un inesperado muro neerlandés: Jasper Cillessen, quien con un puñado de paradas meritorias completó su mejor actuación con la camiseta azulgrana.

El Clásico de Estados Unidos no fue más que una prueba, un pequeño asalto para que los dos grandes del fútbol español midan fuerzas de cara a la Supercopa de España que se celebra en un par de semanas. Ahí ya habrá un título oficial en juego, no el bolo de la International Cup -conquistada finalmente por el Barça-. Zidane y Valverde buscarán ahora retocar sus esquemas de cara al próximo enfrentamiento, donde los errores conllevarán mayor penalización. Mientras el técnico francés, que podrá contar con Cristiano, ha de tratar de enchufar a un Bale nada participativo, el Txingurri queda pendiente del futuro de Neymar, que, rumbo a China a cumplir con unos actos publicitarios, pudo haber disputado sus últimos minutos con la elástica azulgrana.

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