El sábado, el Barcelona B goleaba al Eldense (12-0) igualando el resultado entre Extremadura y Portuense de 1993. El domingo, el club anunciaba la rescisión del contrato con el grupo inversor italiano, suspendía su actividad deportiva cautelarmente y decidía investigar el encuentro contra el conjunto azulgrana por posible amaño. El lunes, Cheikh Saad, jugador del primer equipo, reconocía que algunos de sus compañeros se habían ‘vendido’. El martes, la policía detenía a dos jugadores, al representante del grupo inversor y a dos entrenadores del primer equipo. ¿Y este miércoles? El equipo volverá a entrenar sin la certeza de recibir el pago de su próxima nómina. ¿Algo nuevo? Para nada. Muy al contrario, es algo habitual en 2ªB.

[HIGHLIGHTS] (2aB) FC Barcelona B 12 – Eldense 0



El propio Eldense no estaba al corriente de los pagos, según ha podido saber este periódico. Siro López, jugador del primer equipo, es uno de ellos. “En mi caso he tenido problemas. Los italianos no me querían pagar por estar lesionado. Y eso no es normal. Cuando una persona trabaja y se da de baja, sigue cobrando. A día de hoy me deben dos meses, aunque tengo la esperanza de que me los paguen”, reconoce en conversación con EL ESPAÑOL.



Ese retraso en los pagos podría haber llevado a los jugadores del Eldense a intentar ganar dinero con las apuestas, tal y como reconoció Cheikh Saad en declaraciones a Rac1: “No te puedo decir las cantidades, pero se podrían comprar un piso en Barcelona. Más o menos (150.000 o 200.000 euros por cabeza), puede ser”, sentenció. Da igual que el Ayuntamiento de Elda destine 65.000 euros fijos más variables (dependiendo de la clasificación del equipo o de los éxitos) al equipo. Los salarios poco cuantiosos que se ofrecen en 2ªB y el retraso en los pagos podrían haber llevado a los jugadores a amañar los partidos.



Siro, por ejemplo, no ha recibido todavía el pago del último mes, pero espera que se lo ingresen próximamente. Este miércoles, como muchos otros de sus compañeros -“aunque no todos”, reconoce-, volverá a los entrenamientos después de vivir desde la distancia todo lo acontecido durante los últimos días. “Llevo tres semanas entrenando desde que volví de la lesión, pero no estuve ni en el partido del Cornellá ni en el jugado contra el Barcelona B”, confiesa.



Todo esto es nuevo para Siro y para algunos de sus compañeros. “Estoy fliplando, nunca había estado en una situación similar antes”, apuntilla. Él llegó desde el Orihuela al Eldense el día que se cerraba el mercado invernal (31 de enero) cedido por el Hércules. Su intención era, simplemente, militar en una categoría superior. Jugaba en Tercera división y fichaba por un equipo de 2ªB, aunque éste estuviese metido en descenso. “Sabíamos que era complicado mantenerse, pero matemáticamente había opciones de salvar la categoría”.

Cinco entrenadores y 52 jugadores



Al llegar, se encontró con un presidente (Alfonso Ortuño) diferente al que ocupa ahora el puesto (David Aguilar). “Pero a nosotros eso no nos afectaba”, reconoce. El club, al fin y al cabo, estaba en un proceso de cambio. En total, esta temporada, el Eldense ha visto pasar a cinco entrenadores (Fran Yeste, Raúl Garrido, Mario Barrera, Mario Cartagena y ahora a José Antonio Poveda y Filippo di Pierro, que compartían dirección), y a 52 jugadores. Y ninguno de ellos ha conseguido que el equipo retomara el rumbo.



Sin embargo, todo eso -por muy raro que parezca- podría haber sido circunstancial, anecdótico o fruto de una mala temporada. Pero no. Al menos, presuntamente. Tras el partido contra el Barcelona B (12-0), la sombra del amaño ha estado presente en el club. “Yo estoy esperando que la policía actúe, que encuentren a los jugadores que se han vendido y actúen, porque es vergonzoso. Pero no sé si se han vendido. No tengo pruebas de nadie y no puedo acusar de nada a nadie. Pero si la policía lo dice y se han vendido, que paguen”, sentencia Siro.



Desde ese partido, la inseguridad es máxima. Siro se presentará al entrenamiento sin que lo haya llamado “nadie del club” y tras las detenciones de dos de sus compañeros (Nico Cháfer y Maiki Fernández), de Nobile Capuani (representante del grupo inversor italiano) y de los técnicos del club Filipppo Vito di Pierro y Francisco Ruiz Casares. Y lo hará, también, después de que hayan “echado al grupo inversor”. En definitiva, “con mucha incertidumbre y ganas de saber”. Sobre todo, obviamente, si les van a pagar.