Pepe Barahona Fernando Ruso

Varias bengalas tiñen de rojo unas gradas enfervorecidas. El infierno azulillo, donde se sitúan los ultras, canta a voz rota llevado por la catarsis. Mueven las bufandas. “Volveremos otra vez, volveremos otra vez, volveremos a vernos otra vez”, gritan desgañitados. Muchos se suben a las vallas y se tiran al terreno de juego donde, en mitad del trance, aparece el féretro de Fran Carles, el capitán del Linares Deportivo, portado por sus compañeros. No hay cántico que consuele a los jóvenes. Nada que se pueda decir alivia a un pueblo, destrozado por una muerte repentina a la que todos tratan de encontrar un porqué. “Ale, ale, ale, aleeee. Yo nunca te dejaré. Mi Carles de mi alma. No quiero verte llorar. Aquí está tu gente. La que no te va a fallar. Ahora que te has ido. Yo me levantaré. Volveremos a vernos otra vez”.

Las lágrimas se confundían con los goterones de sudor en el rostro de los linarenses. A las cuatro de la tarde, con un sol incremente y los termómetros marcando cuarenta grados, más de 4.000 aficionados del club jiennense se citan en el Campo Municipal del Linarejo. No se juega ningún partido, se despide al capitán del equipo que se fue a los 26 años víctima de una fatalidad.

El último adiós de Linares a Fran Carles

Sin conocerse todavía el resultado de una autopsia, muchos de los aficionados, amigos y familiares se agarran a una hipótesis. Hace días, mientras que Carles se entrenaba en un hotel de Málaga durante un viaje de placer, una pesa le golpeó. El impacto rompió masa muscular y desencadenó un torrente de encimas llegó hasta el riñón. “Rabdomiolisis”, define el médico del equipo, Antonio Agustín García. “Lo normal es que tenga unos 300 y las pruebas daban un nivel de 68.000”, detalla. El cuadro derivó en una insuficiencia renal. Poco después, entraba en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Linares con fallo multiorgánico. El estado “crítico” era difícil de revertir y Carles fallecía el pasado viernes. 

Uno de sus amigos, que coincidió con el jugador en el hospital, todavía recuerda la imagen de la pierna de Carles. Cree recordar que es la derecha. Él era zurdo. “Estaba muy deteriorada, muy hinchada…”, añade. “Y lo mandaron para su casa con unos calmantes y vendado”, detalla. A las cinco de la madrugada una ambulancia lo devuelve al hospital de San Agustín de Linares. Falleció horas después, a las dos de a tarde. “Es una negligencia médica, lo afirmo y no soy médico. Se podría haber salvado, pero lo mandaron para su casa”, explica el joven, compañero del futbolista, íntimo de la familia, que prefiere no revelar su identidad. “Si fuese necesario ir a juicio, lo haría de testigo”, concreta.

“No se podía hacer nada”, comenta compungido el galeno mientras que el féretro del futbolista atraviesa el dintel de la iglesia de Santa María la Mayor de Linares. Los gritos de “Carles, Carles, Carles” retumban en el interior de templo. Tanto que se erizan los vellos y las lágrimas recorren los rostros de los presentes. Tantos que ni caben en la parroquia. Y con un aplauso, Linares despide a uno de los suyos de camino al camposanto.

Los gritos de “Carles, Carles, Carles” retumban en el interior de la iglesia de Santa María la Mayor de Linares. Tanto que se erizan los vellos

Acumulan horas de sueño por culpa de una mala pesadilla. De madrugada, la junta directiva del Linares Deportivo en colaboración con la familia decidía rendirle homenaje al futbolista en el estadio que tantas tardes de gloria ha vivido. A las puertas del recinto miles de aficionados se dieron cita de forma espontánea improvisando un altar donde se encendieron velas y varios vecinos y amigos colocaron camisetas, bufandas, fotos y demás insignias que recordaban al capitán.

“Era un Xavi, un Iniesta, muy generoso en el fútbol y en la vida, repartía juego y donde ponía el ojo ponía la pelota”, describe el fotógrafo oficial del club, Antonio Martínez, que recuerda cómo celebraba los goles. “Siempre se iba al fondo en el que estaban los ultras y les hacía un corazón con las manos”, describe visiblemente afectado por la pérdida. Durante el acto de homenaje ha colgado la cámara de hombro y ha seguido al féretro como uno más. “Era mi hermano chico, lo conozco de toda la vida y se ha ido una persona ejemplar”, desvela.

Los que lo conocieron lo echan en falta especialmente hoy. Su carácter jovial siempre animaba cualquier trance, por duro que fuera. “En el autobús no faltaba una canción si el ambiente decaía, tampoco una palabra de ánimo, un cariño… Era el alma del equipo, el capitán de la eterna sonrisa”, describe el médico del club. Que en su día fue amigo de su padre.

La fatalidad se ha cebado con la familia de Fran Carles, Francisco José Pardo Garrido, el número ocho del Linares Deportivo. A su madre y su hermano la muerte del joven ha revivido el trágico fallecimiento del marido y padre, también Carles, Alfonso Pardo, y también futbolista. Que incluso llegó a militar en equipos de primera división. “El padre era un futbolista espectacular, pero el hijo no se quedaba atrás”, acierta a describir uno de los aficionados. “De hecho, con 26 años, era toda una institución”, añade, mientras que recuerda que en cada ascenso, y ha habido muchos en los siete años de historia del club, lo celebraba dando capotazos con la bandera de la formación azulilla.

“La familia ha vivido toda la vida del fútbol”, confirma un amigo íntimo del padre. Además de los fallecidos, el único hermano que deja también ha jugado al fútbol en el club de su pueblo y en el Villarreal. La madre, “que poco a poco se ha ido reponiendo de la muerte de su marido”, trabaja en un supermercado. “Ay, la madre”, resopla el confidente.

Después del fallecimiento de Carles padre, su hijo se volcó con su madre. “La cuidaba mucho, estaba siempre atento”, confirman. Tanto que incluso llegó a rechazar algún fichaje. No quería abandonar su ciudad natal. Por mucho que el adiós llevara aparejado la posibilidad de militar en categorías superiores.

En mitad del terreno de juego, donde se repetía como un mantra el himno del club, el féretro de Carles recorría metros acompañado por el aplauso permanente de los aficionados. Huele a césped. A tarde fútbol. Sobre el cuerpo ya sin vida del deportista, su equipación, una gran bandera del Linares Deportivo y el brazalete de capitán. Tres silbidos ponían fin a las palmas. Era el final del último encuentro entre el jugador y su afición.

Linares vive con pasión cada encuentro. Muchos en municipio jiennense de casi 60.000 habitantes dividen su afición. Betis, Sevilla, Madrid, Barcelona… y del Linares Deportivo, que la pasada temporada consiguió 1.500 socios. “A pesar de la crisis”, apostilla otro de los incondicionales que aprovecha para defender la figura de Carles. “Y eso que muchos de nuestros vecinos se han tenido que ir al extranjero por la falta de oportunidades en su pueblo”, añaden.

Juan Fernández Gutiérrez, alcalde de Linares, ha confirmado la intención del equipo de Gobierno de decretar dos días de luto oficial

Hasta cuatro coches fúnebres repletos de coronas de flores acompañaban al cuerpo de Carles. La primera de tantas llegó de manos de los aficionados de la Peña Minera. La más emotiva, y fueron muchas, la que los niños de seis años que el futbolista entrenaba junto con su compañero de equipo Javi Quesada. Muchos presentes en el homenaje sin poder contener las lágrimas. “Era un ejemplo”, describen.

Muchos en el templo esperaban la presencia de futbolistas como Sergio Ramos, amigo de la familia y que ayer mostraba sus condolencias en Twitter. Desde los equipos sevillanos al presidente Rajoy. También representantes y jugadores de equipos rivales en el terreno de juego. Amigos fuera. A la salida del sepelio, que ha durado casi una hora, el alcalde, Juan Fernández Gutiérrez, ha confirmado la intención del equipo de Gobierno de dar dos días de luto oficial. Además de la voluntad de poner a una parte del campo municipal el nombre de Fran Carles.

Nadie hoy en Linares quiere hablar de fútbol. Mucho menos de que el próximo lunes empieza la pretemporada. Ni siquiera del encuentro que estaba previsto con el Granada CF para el próximo miércoles. “Tendrá que esperar”, vaticina Jonathan Rosales, compañero del fallecido. “No estamos de ánimo para afrontar un partido de estas características”, adelanta.

Sin embargo, el balón seguirá rodando en Linares. Varios equipos de primera división ya se han puesto a disposición del Linares Deportivo para poder organizar un partido de homenaje a Fran Carles. “El Sevilla FC se ha ofrecido, se comenta que puede ser a finales de julio”, concreta el presidente del club, Jesús Medina. “Pero hay que esperar”, agrega. “Ojalá que lo que se consiga se pueda destinar a esa madre, que está rota”, apunta un aficionado.

Una vida truncada. La del eterno capitán minero, como rezaba una de las pancartas. El ocho. El novio, el hijo, el hermano. El ejemplo a seguir. La vida hecha leyenda.