Adrián San Miguel (Sevilla, 1987) salió cabizbajo de White Hart Lane tras encajar cuatro goles y hablando del partido reconocía que su club estaba por debajo de aquel Tottenham: “No tenemos un objetivo definido, mejorar poco a poco y acabar lo mejor posible la temporada. Es muy importante porque es el último año en Upton Park”. Casi seis meses han pasado de esa charla y él se vuelve a detener para analizarlo. La lucha por Europa, su rendimiento y, sobre todo, el histórico adiós del West Ham a Upton Park en el choque contra el United por una plaza europea. El presente es apetecible y el futuro en su nuevo hogar es envidiable.



“Todos los jugadores somos conscientes de que es algo histórico, nos despedimos de nuestro estadio ante un grande como el United y lo que hagamos será recordado siempre”. Adrián San Miguel actúa de portero también fuera del campo, encara de frente y no se achica. Este sevillano que aterrizó en Londres hace casi tres años como un desconocido ya es uno de los ídolos de este mítico estadio.



El nuevo hogar del West Ham



El West Ham ha firmado su mejor campaña en la Premier League y no quiere contentarse con eso. El club cambia Upton Park por el Estadio Olímpico, un traslado ambicioso que les hará crecer en lo económico, en lo social y, probablemente, en lo deportivo. Adrián sabe de las expectativas: “No nos hemos sentado a pensar en los objetivos que vienen porque también queremos disfrutar del adiós al estadio, pero sabemos que está siendo una temporada histórica también por lo deportivo. Upton Park es un estadio emblemático pero al cambiar tendremos que pensar de otra forma y replantearnos los objetivos”.



El West Ham ha tenido que pensar en cotas mayores de lo esperado y la despedida de su casa ante el Manchester United puede ser el inicio de una presencia continuada en Europa: “Estamos en una buena situación y debemos intentarlo. Creo que empezar esta nueva andadura para el club en competiciones europeas es lo ideal y que seguro que soñaban con ello los dirigentes”. Unos dirigentes que llegaron a un club en bancarrota y que ahora miran sin miedo a los puestos altos. Así lo ve Karren Brady, vicepresidenta del club: “El cambio de estadio cambia al West Ham por completo: es una oportunidad de ingresar más dinero e invertir más en el equipo sin tener que presionar económicamente a los fans para ello”.



La ‘lotería’ de los Hammers



Arsène Wenger declaró que al West Ham le había tocado la “lotería” con el cambio de estadio y que convertiría se convertiría en un grande: “En un par de años serán rivales por los títulos, un estadio más grande te da más recursos y acabas siendo más competitivo”. Incluso Arsène se lamentó porque el Estadio Olímpico, vestigio casi sin uso desde los JJ.OO. de 2012, sólo le ha costado al West Ham un pago de 15 millones de libras más 2,5 millones anuales de alquiler mientras que construir el Emirates Stadium le costó 390 millones de libras al Arsenal: “¿Es justo? ¿Es injusto? No lo sé, la verdad”.



De Upton Park al Estadio Olímpico, de 35.000 personas a 60.000 asientos, de los cuáles 50.000 son abonos ya vendidos. Una afición que va a más y que ya cuenta con Adrián como uno de sus ídolos: “Cuando escuchas que cantan tu nombre es una felicidad y un orgullo enorme. Llegué como un desconocido, seguramente muchos ni sabían qué o quién era el Betis, y a base de trabajo me he ganado un hueco. La afición me recuerda mucho a la del Betis: gente muy aguerrida, humilde, que llena el estadio y te hace vibrar”.



Una hinchada “humilde” que ahora contará no sólo con una casa más grande y nueva sino que además tendrán el favor del club que ha rebajado los abonos (de ser el quinto club más caro de la Premier a los más baratos para la temporada que viene: 289 libras al año). Malcolm Clarke, presidente de la Federación de Aficionados al Fútbol (FSF) aplaude esta decisión: “El West Ham ha marcado el camino al resto, aprovechar el nuevo contrato televisivo para agradecer el apoyo a sus fans”.



Adrián, de Sevilla a Londres



Adrián se niega a hablar de un posible regreso, la mejoría del club y el cambio de estadio parecen retos suficientemente importantes para mantenerle lejos de España, una liga que abandonó hace tres años: “La adaptación fue genial, salí del Betis que era mi casa con un sabor agridulce por no poder continuar. En ese momento no me sentí valorado, ni con lo que me ofrecían ni con lo que querían aquellas personas que estaban en la dirección. La sensación que me quedó es que la gente estaba contenta y que todos habríamos querido continuarlo, pero uno tiene que estar donde le valoren y si miro atrás veo que acerté”.



El meta hizo las maletas y aterrizó en una ciudad muy distinta a Sevilla y a un fútbol dispar, donde el balón colgado se utiliza de solución a todo y el árbitro no protege tanto al portero: “Aquí van fuerte, eh. Hay que estar rápido para evitar el choque [entre risas]. Pero adaptarse va más allá del juego aéreo y chocar más. Aquí debes estar concentrado todo el rato, no necesitan ni tener el balón controlado para disparar. Es algo cultural, no se lo piensan dos veces”.



No sólo se ha adaptado, sino que ha destacado por encima del resto. Buen ejemplo de ello es su estadística con los penaltis, Adrián San Miguel es el portero de la Premier que más lanzamientos desde los once metros ha detenido desde diciembre de 2013. Precisamente la manera en la que encajó su primer gol con el Betis: “¡Si hubiese tenido el mismo estudio de los lanzadores que aquí quien sabe si lo hubiese parado! Pero bueno, me lo marcó Joaquín (Málaga) y como bético que mejor que él para encajar mi primer gol. Ahora en serio, con los penaltis es una mezcla de información, sensaciones e intuición. En el West Ham estudiamos los últimos 9 ó 10 lanzamientos y decidimos. La información es poder y cuanto más conozcas más difícil para el rival”.



“Los porteros somos distintos”



El portero es el jugador más solitario, que menos puede fallar y al que más terreno se le pide cubrir. ¿Hay que estar un poco loco para ser portero? Adrián no lo desmiente: “Pues igual hay que estar un poco mal. Somos los que más expuestos estamos, un error nuestro arruina a todo el equipo y todos te juzgarán más que al resto por eso. Hace poco lo hablaba en la fundación del club a un grupo de niños y les explicaba que somos distintos, por eso vestimos de otro color. La mentalidad tiene que ser una gran virtud de todo portero, pero creo que en realidad somos los jugadores más completos del fútbol actual. La evolución del juego nos ha obligado a parar y empezar jugada y eres el que menos margen de error tienes ya sea parando o pasando”.



Viendo su rendimiento y el del resto de metas españoles cabe preguntarle lo que debe estar cansado de oír, ¿y la selección? Hace no mucho Vicente del Bosque le mencionó como uno de los futuribles y todavía no ha llegado su momento: “Ojalá, qué quieres que te diga, es un sueño poder llegar a la selección pero si no llega esta Eurocopa toca seguir trabajando para la siguiente. Es complicado que cuenten conmigo porque Vicente del Bosque ya tiene a sus tres porteros”.



Además, viendo cómo está David De Gea y conociendo la predilección del seleccionador por Iker Casillas es complicado que Adrián tuviera minutos, en caso de ser llamado sería el tercer portero. ¿Qué papel juega el tercer portero?: “Normalmente nadie valora ese rol, pero creo que hay mucho que ofrecer. Empezando por el trabajo y el esfuerzo y, no menos importante, es un elemento de unión entre titulares y suplentes haciendo vestuario. Además de la importancia que tiene para nuestro puesto la competencia, siempre es positivo que tus compañeros estén bien para que te obligues a mejorar. Alguien relajado con un estatus en el que nadie le empuje tiende a relajarse y eso es malo para el equipo. Por ejemplo, en el West Ham ha llegado Darren [Randolph] este verano y cuando ha jugado lo ha hecho genial. Para mí es importante porque me ayuda a mejorar y para el entrenador porque así sabe que tiene dos jugadores capacitados para el puesto”.



Por motivos futbolísticos y personales parece que la vuelta de Adrián San Miguel al fútbol nacional está lejana. De momento, su West Ham está concentrado en despedir con honores Upton Park y, sobre todo, en hacer suya la portería del Estadio Olímpico de Londres. Un reto para alguien que llegó cuando el West Ham evitaba el descenso y ahora les empuja a Europa. Quién sabe si antes de pisar el Estadio Olímpico se enfunda la equipación de la selección.

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