El Atlético no es la chica más guapa. Ni la más divertida. Ni siquiera la más mona. Sin embargo, asumido todo lo anterior, es imposible que cualquier aficionado no vea sus virtudes, muchas y variadas. La primera, ya saben, la defensa. Atrás el equipo del Cholo no falla. Pero hay muchas más. Por ejemplo, el tan criticado ataque.

Tras acumular una mala racha con sendos empates sin goles ante Villarreal y PSV, el equipo recuperó el tino en el Bernabéu y le hizo un traje a la Real Sociedad con tres tantos: Diego Reyes (en propia puerta), Saúl y Griezmann (3-0). Renta suficiente como para que cualquier seguidor rojiblanco desborde optimismo. Porque no, este Atleti no va de farol.

Comentado lo anterior, es cierto que se esperaba un partido más igualado. La Real Sociedad llegaba al Calderón con fama de hacer buen juego y tras una buena racha: cuatro victorias y un empate en los últimos cinco partidos. Pues nada de eso se vio a orillas del Manzanares. El equipo entrenado por Eusebio saltó al terreno de juego y se encerró en su campo durante toda la primera parte. Incluso, se permitió el 'lujo' de seguir atrás a pesar del tempranero gol del Atlético de Madrid: Koke puso el centro y Diego Reyes se lo metió en propia portería.

Se esperaba algo más de la Real y quizás también de su rival, que comenzó un poco perezoso en el arranque. Es cierto que tocó más la pelota, tuvo la posesión y controló el encuentro. Pero, de nuevo, le faltó chispa en los metros finales durante toda la primera mitad. Intentó marcar. Sin cesar. Una y otra vez. Incluso, Godín pudo aumentar la ventaja antes del descanso, pero no llegó a un balón colgado al segundo palo y dejó escapar la oportunidad.

Poco importó todo lo anterior: el juego, las pocas ocasiones o los fallos. El equipo, ya saben, es fiable. Y como tal lo demostró. Nada más empezar la segunda mitad, aprovechó un error de la Real Sociedad y sentenció el partido: Vietto se la puso a Saúl y este hizo el segundo, su séptimo tanto esta temporada y el que lo consagra como el segundo máximo goleador del equipo. Y fin de la historia.

Con el marcador a favor, el Atlético hizo lo que más le gusta: retrasó su línea de presión, se encerró y esperó a hacer el tercero saliendo desde atrás. Y lo planeado no tardó en llevarse a cabo. En una contra, el Atlético arañó un penalti y Griezmann, para no perder la costumbre, hizo el tercero y definitivo.

Y sí, quizás este equipo no juega tan bien como el Barcelona ni es tan atractivo como el Leicester. Ni siquiera tan efectivo como aquel Atlético que llegó a la final de la Champions. Pero es un equipo a tener en cuenta. Que tomen nota en Europa. No vaya a ser que…

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