Cuando se habla de Aritz Aduriz no se relata la historia de un joven talento que irrumpe en el fútbol, con aires de renovación o revelación. Todo lo contrario. Se habla de un veterano, curtido en 327 batallas futbolísticas, con 11 temporadas en Primera a las espaldas y que, con todo eso, tiene el talento y, sobre todo, el olfato de gol intactos.

Como los buenos vinos, a Aduriz lo de cumplir años, en vez de restarle fuerzas, le ha favorecido. El ascenso imparable del donostiarra debería ser estudiado, porque un año más en su vida es sinónimo de mejores registros. Sin apenas inmutarse ha llegado a los 35, edad a la que por ejemplo delanteros de la talla de Ronaldo, van Basten o Eto ́o ya se habían despedido del fútbol de primer nivel.

Los datos no mienten y sus 25 goles (13 en Liga, seis en Europa League, dos en Copa y cuatro en Supercopa) hacen de esta temporada la mejor de su carrera. Está a tan solo un tanto de su mejor cifra de siempre, la conseguida en la 2014/15, donde se convirtió en el máximo goleador español.

A vueltas con la selección

Desde entonces su nombre ya sonó fuerte para una selección que tan solo le llamó una vez, allá por octubre de 2010. Más de cinco años despues, a nadie se le escapa que un billete para Francia puede estar en sus manos. "Me encanta viajar", comentaba Aduriz al ser preguntado por si desearía ir a la Eurocopa.

Por méritos, bien lo merece, y más en el año en el que sus posibles rivales en el ataque español más flojos están: Pedro desaparecido en el hundido Chelsea, Morata enfadado con el gol en la Juventus y Diego Costa resurgiendo, poco a poco, ya sin las órdenes de Mourinho.

Como a todo buen futbolista, nadie le regaló nada. Antes de debutar en Primera, tuvo que pasar por los campos de 2ªB cuatro temporadas. Una vez saboreado el olor de San Mamés, le tocó volver a remar. El Athletic le dejó 'cocer' y nuevamente bajó a 2ªB, en las filas del Burgos, para después crecer en la Segunda División con el Valladolid. A las orillas del Pisuerga su nombre empezó a sonar y el Athletic, hábil, le repescó.

Ida y vuelta a Bilbao

Tres temporadas en Bilbao le sirvieron para asentarse, pero también para vivir los momentos más bajos del club vasco, con aquél 2007 en el que coqueteó con el descenso. Más maduro, volvió a salir del País Vasco, para ir primero a Mallorca, donde fue clave en un equipo que se quedó a un solo punto de puestos Champions, y después a Valencia. Cuatro años en los que no perdió el gol (47 en total) y que hicieron que el Athletic volviera a abrir las puertas al hijo pródigo.

Su sitio estaba en Bilbao y allí regresó en 2012 con 31 años. Visto como el líder indiscutible de un equipo que crecía al mismo ritmo que lo hacía él, en la nueva etapa en San Mamés se encontró con la sombra de Fernando Llorente, quien había ocupado su lugar en esos últimos años. El riojano seguía, pero sus desavenencias con Bielsa hicieron que Aduriz tuviera que aparecer en escena. Aritz no falló e hizo la mejor temporada de su carrera.

Champions y explosión tardía

Ya con Ernesto Valverde, el delantero pudo cumplir uno de sus sueños: jugar la Champions con el Athletic. No dudó el técnico extremeño en darle galones y éste, sabedor de que era la primera piedra de un equipo construido a su medida, respondió con goles. No paró de mejorar registros hasta superarse así mismo la temporada pasada, donde con 26 goles (18 en Liga) fue el máximo goleador nacional.

Sin ningún síntoma de cansancio, aún le quedaba lo mejor por vivir: el primer título del Athletic en más de tres décadas. Como era normal, él lideró al equipo en la goleada al todopoderoso Barcelona, al que hasta cuatro veces le ametralló, con hat-­trick incluido. Esa Supercopa de España no sería otra cosa que el presagio de una temporada, hasta ahora, perfecta. Aún sin síntoma de embriaguez de goles, siguió alimentando al Athletic, que ha demostrado tener una 'adurizdependencia' clara. Son 13 goles hasta el momento en Liga, con tres dobletes y un hat-­trick (en Vallecas).

Promedios de primer nivel

Destacable es también su facilidad de cara al gol. Si hace cuatro años necesitaba siete disparos para marcar un gol, ahora tan solo necesita cuatro. Su promedio goleador ha ido ascendiendo hasta llegar al 0,73 actual, algo que le hace codearse con los grandes jugadores de la Liga (el de Neymar, por ejemplo, es de 0,72). Datos de un delantero fiable y rentable.

No obstante, Aduriz llega al partido ante el Real Madrid (sábado, 16:00 horas) en su momento más flojo, si es que así se puede denominar a estar dos partidos consecutivos sin marcar. Precisamente en el Santiago Bernabéu nunca celebró un gol y es ahí donde empieza la semana más relevante de la temporada para el Athletic. Después del Real Madrid, le espera el Olympique de Marsella en el regreso de la Europa League, para tres días más tarde recibir en San Mamés a la Real Sociedad.

¿Hasta cuándo aguantará Aduriz? Seguramente hasta que él quiera, porque el Athletic se sigue aferrando a él. El gol no se pierde y el olfato, tampoco. El ejemplo más claro es Aduriz, a quien el gol le ha demostrado que no entiende de edades y que a más años, mejor rendimiento.

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