Zinedine Zidane jugó el sábado su primer partido como entrenador del Real Madrid. Ganó y cumplió con un lugar común del fútbol: nuevo entrenador, victoria segura. Esa máxima tiene tintes de verdad porque después de cambiar de entrenador los equipos suelen hacerlo mejor. Sin embargo, la mejoría tiene poco que ver con el relevo.

Hay al menos cuatro motivos para que un equipo mejore el día que cambia su entrenador. El primero es el factor anímico: un equipo en crisis lo hace peor que uno en recontrucción. El segundo es la motivación por tener que gustar al nuevo técnico. El tercer motivo es de conspiración: en ocasiones los jugadores podrían estar dejándose ganar para echar al viejo entrenador.

La regresión a la media es un efecto estadístico que explica por qué los equipos suelen mejorar después de cambiar de entrenador, aunque esa mejoría no sea mérito del nuevo técnico. La regresión a la media dice que a unos resultados anormalmente malos le seguirán (probablemente) unos resultados normales. Es decir, una mejoría. En el fútbol, el efecto es bien conocido.

Un grupo de investigadores noruegos lo estudió hace poco tiempo. Estos investigadores primero comprobaron que efectivamente después de cambiar su manager los equipos lograban más puntos. Pero los noruegos también encontraron indicios de que ese efecto era un espejismo estadístico. Para eso usaron un contrafactual: ¿qué hubiese pasado si esos equipos no hubiesen cambiado de entrenador? Compararon los equipos que despidieron a sus entrenadores con otros equipos que tras malas rachas similares mantuvieron a su técnico. Los equipos que no cambiaban de entrenador mejoraban igual o más.

Los noruegos estaban observando una regresión a la media: a una mala racha le sigue probablemente una normal y por lo tanto mejor. Por eso los equipos mejoraban cambiando de entrenador o sin cambiar.

Imaginad que tiráis un dado y sacáis tres unos seguidos. Entonces cambiaís de lanzador y él no saca ningún uno en tres tiradas. Al día siguiente alguién escribirá una crónica diciendo que la mejoría es evidente y que el nuevo lanzador es mejor, aunque lo único que ha ocurrido es que el azar te jugó una mala pasada.

En el fútbol el espejismo se produce porque los equipos suelen despedir a sus entrenadores después de unos resultados anormalmente malos. Pierdes un partido, otro y otro. Pierdes dos partidos que se esperaba que ganases. Sufres una serie anormal (e improbable) de malos resultados y un día te despiden. Entonces se produce el espejismo: a los pésimos resultados que dejaste le siguen una serie de resultados corrientes, no tan malos como el desastre que te llevó a la calle.

El problema de fondo es que confundimos correlación y causalidad. Al cambio de entrenador le sigue muchas veces una mejoría de resultados aunque no la provoque. En realidad es la mala racha la causante de las dos cosas: hacerlo anormalmente mal provoca luego una mejoría... y despidos de entrenadores.

Noticias relacionadas