Hubo un Dmitry Piterman, presidente-entrenador del Racing y del Alavés. Hubo un Ali Syed, que hizo lo propio también en Santander algunos años después. Hubo, como tal, varias pseudocompras o intentonas de hacer negocio en el fútbol español por parte de propietarios extranjeros. Sin embargo, pasado el tiempo, de aquellos polvos surgen estos lodos. En teoría, más limpios y con menos capacidad de devorar equipos, pero con inversiones que llegan desde todas partes: Estados Unidos, Qatar, China… Esta misma semana, con la compra del Mallorca por parte de Robert Sarver, dueño de los Phoenix Suns.



En realidad, la propiedad del club pasa a manos de la empresa Liga ACQ Lagacy Partners, formada por el propio Robert Sarver, Andy Kohlberg y el ex jugador de la NBA, Steve Nash. Dicha compañía desembolsó algo más de 20 millones de euros para hacerse con el 77’38% del capital social y con el control de la entidad. De esta forma, el dueño de los Suns, que podría contar con Del Piero como director deportivo, cumple su sueño después de varias intentonas fallidas para hacerse con el Getafe, el Espanyol, el Rangers o el Levante.



Este caso no es aislado. España, tras la Premier League, se ha convertido en el segundo mejor mercado del mundo, tanto por las condiciones que ofrece su fútbol como por lo que puede generar. ¿Las pruebas? En el último año, el magnate Wang Jianlin adquirió el 20% del Atlético de Madrid y, el pasado mes de noviembre, la empresa china Rastar Group hizo lo propio en el Espanyol, comprando el 45’1% del club y a la espera de poder alcanzar el 56% de las acciones. En este paquete, además, se podría incluir a Peter Lim, actual dueño del Valencia; y al jeque del Málaga, Abdullah Al Thani, aunque el resultado de la inversión de este último no haya sido la esperada.



Todo lo anterior son inversiones directas destinadas a hacerse con el control de las entidades y con una cabeza visible. Sin embargo, indirectamente, muchos clubes están financiados por empresas extranjeras a través de publicidad o patrocinadores: Qatar Airways (Barcelona), Fly Emirates (Real Madrid), Azerbaiyán (Atlético) o Qbao.com (Real Sociedad y Rayo) son algunas muestras. De hecho, por ejemplo, al equipo vallecano llegó un jugador chino, Zhang, al que no quería Paco Jémez. Pero poco importa cuando la prioridad es el dinero. Tanto es así, que jugó en el último partido de Copa del Rey contra el Atlético como titular.



DEUDAS



La inversión extranjera, entre otras muchas cosas, ha ayudado a los equipos a equilibrar sus cuentas. Según datos de septiembre de 2015, en total, los clubes han reducido la deuda combinada con el Estado de 650 a 317 millones de euros. Y la estimación de Javier Tebas, presidente de la Liga, es que esta temporada caiga en otros 42 millones.



Sin embargo, y a pesar de esa reducción, la Agencia Tributaria publicó el pasado mes de diciembre una lista con los clubes que todavía contraen deudas con Hacienda: UD Salamanca (13’09), Unió Esportiva Lleida (11’4), Recreativo de Huelva (11’13), Xerez (10’27), Racing de Santander (8’99), Albacete Balompié (5’33), Ciudad de Murcia (3’88) y Compostela (3’03).

El paraíso de la Premier League



La situación fuera de España es similar. Sólo Alemania se salva de la inversión extranjera gracias a la llamada ley del 50+1, que estipula que al menos el 51% del club debe pertenecerle a los aficionados y que, por lo tanto, evita tales fenómenos. De hecho, la regla sólo se rompe en casos concretos, como el del Leverkusen (le pertenece a la farmacéutica Bayer) o el del Wolfsburgo (es propiedad de Volkswagen). ¿La razón? El reglamento comenzó a funcionar a partir de 1999, cuando ambas eran ya las que manejaban tales entidades.



En la Premier, en cambio, el fenómeno es natural desde hace tiempo. Román Abramóvich abrió la veda al comprar el Chelsea y, posteriormente, le han seguido muchos otros: el City es propiedad de Abu Dhabi United Group, el Manchester United, del estadounidense Avram Glazer… Y lo mismo ha ocurrido en Francia, donde Qatar Investment Authority se hizo con el control del PSG hace tiempo. Es decir, sean jeques, multimillonarios o magnates, lo cierto es que el fútbol atrae cada vez a más inversores. ¿Con buenos resultados? Eso ya se verá.

Martial y Rooney celebran un gol. Andrew Yates Reuters

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