Un 15 de mayo de 2002, un balón caído del cielo de Glasgow elevó a los altares de la gloria madridista a Zinedine Zidane. No necesitaba el francés de origen argelino aquel gol en la final de aquella Champions ante el Leverkusen. Su ascenso estaba asegurado con aquella ruleta endiablada, con sus pases mágicos entre líneas, con sus controles de balón imposibles... Zinedine Zidane era un dios entonces. ¿Lo será ahora en el banquillo del Real Madrid?

Una volea imposible...

Reconocido por la FIFA como el mejor gol de la historia de la competición, aquel balón en el vértice izquierdo del área de los alemanes fue, sin duda, el extásis absoluto del francés con la camiseta blanca. Un momento para la gloria que le dio a los blancos su octava Copa de Europa.

...Maestro de la ruleta...

Quizás la jugada más característica de Zidane fue su forma de pisar la pelota y girar sobre sí mismo en el mismo momento. Un gesto técnico al alcance de unos pocos que el francés conseguía con una facilidad abrumadora con sus 185 centímetros de altura.

...de los regates imposibles...

Tan propio era el amago a un lado con el balón inmóvil entre sus piernas como la velocidad de piernas (y de cabeza) en plena carrera. Los eslalons del francés quedarán para el recuerdo como algunas de las cabalgadas más elegantes de la historia del fútbol.

...y los grandes goles.

Desde fuera del área, de libre directo, de cabeza, en jugada... El 10 del Real Madrid y de Francia era un centrocampista con clara vocación ofensiva como lo demuestra su currículum, con 122 goles en su carrera profesional de clubes y las 31 dianas que consiguió con 'Les Bleus' en 108 partidos.

Un cabezazo...

Tan inolvidable, quizás más, que aquel gol de Glasgow será la despedida del fútbol profesional del francés. Nunca terminó de quedar claro qué le dijo Marco Materazzi en aquella final del Mundial de 2006. Quizás mencionó a su madre, tal vez a su hermana. Se especuló con mucho, pero lo malo -considerando la provocación que existe en el deporte- fue la reacción del francés. Cabezazo al pecho del italiano y roja directa para poner punto final a su carrera. Además, Italia ganó aquella Copa del Mundo.

...y más de una expulsión

Sin embargo, aquella roja y aquella reacción no fueron extrañas ni mucho ajenas a la carrera del francés, un jugador tan temperamental como genial e inolvidable que ahora comienza su carrera en los banquillos de máximo nivel.