El Real Madrid tiene y no tiene entrenador, lo que no parece un problema. Si salió bien con Keylor Navas, por qué no repetir. El portero firmó un contrato con el United en una camilla y cuando ya estaba a punto de despegar hacia Manchester le convencieron de que nada de aquello había sucedido. Durante muchas jornadas fue él quien evitó que a Benítez se le colocara en un lugar como el suyo: la caja donde Schrödinger guardaba el gato, muerto y vivo al mismo tiempo. No parece un problema, pero confunde a algunos reporteros.

Dientes, dientes

El sábado en Barajas había un tipo esperándolo como si hubiera aterrizado la Pantoja. Se puso a caminar a su lado lanzándole preguntas, mientras Benítez le repetía “hasta mañana, felices fiestas”. “¿Has cumplido los objetivos? ¿Estás a gusto en el equipo? ¿Eres feliz en el Real Madrid?”. Hubo ahí una leve pausa y temí que le fuera a preguntar por Cantora, una herencia o si tenía el corazón ocupado. ¿Eres feliz? Fue un alivio que interviniera un taxista, que le recomendó mandarlos a todos a tomar por culo. “¿Qué piensas de eso, Rafa?”, retomó el del micrófono. “Felices fiestas”. Quizá sí era la Pantoja. “Dientes, dientes, que eso es lo que les jode”, le decía un día la cantante a Julián Muñoz mientras les seguían los fotógrafos.

Como la escena del aeropuerto provocó confusión entre sus espectadores, el jefe del tipo del micrófono salió a explicárnoslo: “¡¡PERIODISMO!!”, escribió. Sin entrar a discutirlo, el paseíllo y su exégesis dan una idea bastante precisa de cuál es el relato que se ha instalado sobre Benítez (entrenador del Madrid, recordemos): una vieja vergüenza familiar de la que -como con los niños de dos años- se habla como si no estuviera delante. Lo raro es que esté.

Tal como se ha puesto el año, tal vez debería probar a quedarse un día en la cama. A ver qué pasa. Lo contrario ya lo sabe. Con un 8-0 y un 10-2, borracheras nunca vistas en tan poco tiempo en el Bernabéu, también le han protestado, y las quejas se parecían a las del 0-4 del clásico. Es igual. La confusión de la temporada resulta mareante: el casi fichaje de De Gea, Benzema en un calabozo, veinte lesiones, los coqueteos de Cristiano, la eliminación de Copa, el casting de entrenadores para un puesto ocupado. Perseguido por el micro verde, el gesto de Benítez hacía pensar que se iba mordiendo la lengua. “¿Sabes qué? Va a ir todo fenomenal -pensé que iba a decir-. Vamos a ganarlo todo”. Qué podría ya salir mal. Dientes.