A 15 minutos del final del partido, Villarreal y Celta dudaban en dar un paso adelante para llevarse los tres puntos. El miedo de los amarillos, que jugaban con un hombre menos, era equivalente al temor de los vigueses, que acababan de recibir el gol del empate, obra de Denis Suárez. Entre las dudas de ambos, apareció Nolito para aprovechar un rechace y dar a los suyos los tres puntos (2-1) que les empatan a puntos con Real Madrid y Barcelona en lo alto de la clasificación. La reacción milagrosa del Villarreal quedaba en papel mojado frente a un Celta que fue superior.

Las dos revelaciones del campeonato nacional se citaron la mañana del domingo en el Madrigal para ofrecer uno de los partidos con más interés para los espectadores de la Liga. La trascendencia del resultado, importante por el liderato y los puestos de Champions, se combinaba con el planteamiento de ambos conjuntos, apostando por un fútbol ofensivo. Con delanteros venidos a menos como Soldado o Leo Baptistao en los locales o Iago Aspas en el Celta, otros dieron un pase adelante. Orellana lideró a los gallegos en la primera mitad y Nolito resolvió el partido.

Había comenzado la primera mitad con un anárquico Villarreal que dejó sin respuesta al Celta, aunque no por mucho tiempo. Berizzo empezó a dar indicaciones y volvió el orden al Celta. Lo brillante de un partido desordenado se transformaba en belleza táctica. Orellana en el minuto 41 decidió que un partido tan vistoso no podía irse al descanso con un 0-0. Frente a la media luna del área, levantó la cabeza, observó la portería y ejecutó con un lanzamiento a la escuadra izquierda de Aréola.

Premio para el Celta que se había hecho con el encuentro, algo que la afición amarilla intentó contrarrestar apoyando más que nunca a los suyos. Lo necesitaba el Villarreal porque Nolito estaba en plan estelar y empezó a sacar trucos de la chistera. Primero con amagos en el área para acabar encontrando a Pablo Hernández, errado en la finalización picada. Y después con un zapatazo cruzado que encontró el palo.

A pocos minutos de la salida de vestuarios Bailly tocó con la mano el balón en una entrada a Pablo Hernández, lo que supuso la segunda amarilla para el costamarfileño. La primera había llegado en un carruel de tres tarjetas en el minuto 38. El Villarreal se quedaba con un marinero menos para remar a contracorriente.

Ante ello actúo Marcelino. Su doble cambio pareció una medida a la desesperada. Denis Suárez y Rukavina entraron por Samuel y Nahuel en el minuto 50. Bakambú dio el relevo a Leo Baptisttao pocos minutos después. Y su apuesta dio resultados con el gol de Denis Suárez. El canterano de Celta y Barcelona buscó en el área con su pierna derecha la portería de Sergio. Y la encontró, previo toque en la pierna de Hugo Mallo, lo que despistó al guardameta incapaz de evitar que el balón cruzase la línea en el primer palo.

La alegría local no preocupó en exceso al Celta, que a pesar de contar con un hombre más, no daba por malo el resultado. Únicamente alguien ambicioso, con hambre, podía quitar las tablas del marcador. Y el Celta tenía dos de esos hombres. Orellana disparó a la cruceta y Nolito aprovechó el balón suelto para sentenciar y llevarse los méritos, merecidos por la personalidad mostrada durante el encuentro.