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Remco Evenepoel es el campeón del mundo en la contrarreloj después de haber arrollado a su principal rival, Tadej Pogacar. El de Soudal–Quick-Step dejó una imagen para la historia al doblar a un corredor esloveno que había empezado dos minutos y medio antes.

En el primer Mundial de ciclismo celebrado en África, la contrarreloj de 40,5 kilómetros en Kigali estuvo marcada por la altitud, el calor y un recorrido exigente que alterna repechos, empedrados y descensos traicioneros.

Pogacar no pudo celebrar su cumpleaños con una victoria en un campeonato del mundo en el que ni siquiera terminó en el podio. El esloveno terminó cuarto a un segundo de Ilan Van Wilder y muy lejos de Evenepoel, a 2:37.

Cuando el belga arrancó, el tiempo pareció acelerarse. Cada parcial era un golpe de autoridad y cada pedalada un duro revés para sus rivales. En solo diez kilómetros ya había puesto casi un minuto de ventaja sobre Pogacar, que justo en su 27º cumpleaños perseguía un doblete soñado.

Sin embargo, la jornada no le sonrió. El esloveno sufrió, fue superado por Vine y, en un instante que quedará en la historia, vio cómo Remco lo alcanzaba en plena cuesta empedrada. El campeón pasaba por encima de la leyenda. Esa escena quedó marcada para siempre en Kigali.

En la meta, Vine se quedó con una plata de enorme prestigio y Van Wilder se llevó un bronce ajustadísimo, por apenas un segundo que dejó a Pogacar con sabor amargo.

El oro, sin embargo, no dejó lugar a dudas: Evenepoel detuvo el cronómetro con una de las actuaciones más imponentes jamás vistas en un Mundial. Tercer arcoíris consecutivo en contrarreloj, una gesta legendaria, triunfo incontestable que lo eleva a un Olimpo reservado para unos pocos elegidos.

En África, escenario donde comenzó a escribirse la historia global del ciclismo de los Mundiales, fue un belga quien se aseguró de dejar su sello. Kigali ya celebra a su ídolo: Remco Evenepoel, campeón del mundo, señor absoluto del tiempo.