“Hay que intentarlo, pero los Sky están muy fuertes y nos han llevado al ritmo más rápido que se puede subir”. Así definía Alejandro Valverde lo que ha sido una etapa que suena a nueva bala perdida para intentar buscar las fisuras de un Chris Froome que, todo hay que decirlo, se está mostrando intratable. Pero lo cierto es que tampoco ha tenido demasiado trabajo porque los ataques de los outsiders han brillado por su ausencia [Así te hemos contado la etapa].

De hecho, realmente ha habido dos carreras. Una divertida lucha por la etapa en la fuga numerosa del día, que se definió con la histórica victoria de Jarlinson Pantano en Culoz, precisamente el año en que IAM Cycling echará el cierre. Curioso, porque es el sexto equipo que consigue etapa en este Tour y eso da una idea de lo difícil que es alzar los brazos en la mejor carrera del mundo.

“Llegué al Tour pensando en este día”, ha dicho escuetamente, aún sin creerse mucho lo que ha logrado. El colombiano resolvió sobre un Rafal Majka que durante un buen rato parecía que iba a vivir uno de esos días en los que ponía el ojo y terminaba poniendo la bala. En la subida final a las Lacets de Grand Colombier, el polaco parecía imparable hacia una victoria que habría supuesto su tercer Tour consecutivo ganando etapas. Lo que sí tiene más fácil después de este día es ganar la montaña.

La otra carrera, cómo no, era la pelea por el amarillo. Con Sky como gran rival a batir y Movistar y BMC, por sus estructuras bicéfalas y la situación de sus jefes en la general, los principales aspirantes a desarbolarlos. Pero no se produjo. Movistar aún metió a varios corredores en la escapada del día que invitaban a pensar en gregarios-puente para un ataque lejano.

BMC, ni siquiera eso. Cuando Froome consideró que ya había suficiente guerra dejó ir el corte de 26 ciclistas y controló la carrera como quiso sin inquietarse lo mínimo por un hombre peligroso como Reichenbach (FDJ), que llegó a ser tercero virtual de la general.

Pero fue Astana el equipo que, al menos, intentó algo. Quizás no a la épica, porque Aru en lugar de lanzar el ataque mandó parar a los hombres que llevaba delante en la primera subida a la Grand Colombier. Para endurecer el ritmo y hacer menguar el grupo de los favoritos hasta que se quedaron los 15 de siempre. Pero así no se puede inquietar a un Froome que dio una sensación de control absoluto durante todo el tiempo [Así está la general].

Por lo menos, la apuesta de Astana fue honrada. Aru lo intentó en la maravillosa subida a Lacets de Grand Colombier y Valverde se fue con él, pero apenas duraron unos cientos de metros. Bardet lo probó con más insistencia, pero sólo consiguió eliminar a un Tejay Van Garderen que se dejó 1’28” con el resto de favoritos y baja al octavo puesto.

Mientras, Nairo y Porte seguían viendo de cerca el coulotte de Froome, y Mollema todavía tiene que empezar a creerse que está en segunda posición antes de pensar en abordar algo más. De Lacets hasta abajo, todos juntos. La general sigue igual, y la misma pregunta sigue en el aire. ¿Cuándo se moverá Nairo? “Hay que moverse donde hay que moverse, para hacer daño”, ha replicado Valverde tras la etapa. Pero las oportunidades se acaban y París se empieza a echar encima.

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