En la Vuelta al País Vasco se reúnen las estrellas, el talento, la ambición, la igualdad, la montaña y la lluvia. Con esos ingredientes, sólo puede producirse un carrerón. Las cuatro jornadas precedentes habían dibujado un panorama en el cual Wilco Kelderman (LottoNL-Jumbo) vestía un liderato prestado por Sky, superior en número y en fuerza, mientras Alberto Contador (Tinkoff) y Nairo Quintana (Movistar) se fajaban en una batalla privada y psicológica.



Medio pelotón tenía algo que decir y sólo una jornada, esta quinta etapa con colofón en Arrate tras una ensalada de puertos, para expresarse antes de la contrarreloj de mañana. Las intenciones se constataron con un inicio frenético que generó una fuga poderosísima de la cual se destacó el gran protagonista del día: Diego Rosa (1989, Corneliano d’Alba).



Rosa es un talento relativamente tardío cultivado a la sombra de Vincenzo Nibali y Fabio Aru en ese Astana de capital kazajo y alma italiana. Brillante gregario para Aru la pasada temporada, partícipe de su podio en el Giro y su victoria en la Vuelta, se reveló como ganador en octubre en el mítico Superga de la Milán-Turín. Hoy se marchó en solitario de la potente y caótica escapada faltando un centenar de kilómetros. No volvieron a verle hasta meta.



Antes de cruzar la línea, Rosa desmontó su Specialized y la alzó en éxtasis. Explicó que era una reminiscencia de sus tiempos compitiendo en mountain bike, donde este tipo de celebraciones es relativamente habitual. En 2001 otro italiano, Filippo Simeoni realizó el mismo alarde en la Vuelta a España. Le costó 40.000 pesetas de multa por “comportamiento incorrecto”.



Mientras tanto, en el pelotón, dinamita. Kelderman era un líder débil y lo demostró deshilachándose entre tirón y tirón. De todas las ofensivas, la más significativa la lanzó Sky a 20 kilómetros de meta embarcando a los vascos David López y Mikel Landa en una escaramuza difícil de abortar por cuanto en el pelotón apenas quedaban gregarios. Contador pudo controlarla con la inestimable ayuda de su compañero Roman Kreuziger y de Gianluca Brambilla (Etixx-Quick Step), que tiró del grupo con denuedo en las primeras rampas de Arrate sin razón aparente. Son cosas que pasan en el ciclismo, como esas motos que ofrecen su alentador rebufo a los favoritos de la afición.



A 5 kilómetros de coronar Arrate, Contador se desprendió de Quintana y demarró. Tanto daño hizo que sólo pudo seguirle Sergio Henao (Sky), el más fuerte de esta Itzulia. Purito Rodríguez (Katusha) y Thibaut Pinot (FDJ) mantuvieron el tipo; el resto de favoritos, en mayor o menor medida, hicieron agua bajo la lluvia. Henao se vistió de amarillo y azul Sabadell.



Es la tercera vez que el colombiano de Sky es líder de la Vuelta al País Vasco en la víspera de la crono decisiva; las dos anteriores, lo perdió. En esta ocasión tendrá que defender rentas exiguas, menos de 12 segundos de ventaja sobre Contador, Purito y Pinot y apenas 30” respecto de Samuel y Nairo, en 16 kilómetros alrededor de Eibar de los cuales seis son subida y 10 favorables.

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