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El Real Madrid de baloncesto certificó este viernes su primer triunfo como visitante en la Euroliga esta temporada con una victoria convincente ante el FC Barcelona por 92-101 en el Palau Blaugrana.

El partido, que correspondía a la novena jornada de la competición continental, estuvo marcado por dos historias que definieron la noche: la explosión ofensiva de Trey Lyles y el compromiso ejemplar de Edy Tavares, quien compitió pese a arrastrar un severo cuadro febril.

La actuación del ala-pívot canadiense alcanzó cotas estratosféricas. Sus 29 puntos representan la mejor marca de toda su trayectoria deportiva, superando incluso sus registros en la NCAA y la NBA, donde su techo había sido de 18 y 28 puntos respectivamente.

Lyles desplegó un recital de baloncesto completo que dejó sin respuestas a la defensa azulgrana: conectó cuatro triples de seis intentos, atacó con decisión el aro, castigó desde posiciones intermedias y dominó en el juego de espaldas.

La efectividad fue demoledora, fallando únicamente tres lanzamientos de campo en todo el encuentro.

El técnico Sergio Scariolo elogió la actuación de su jugador destacando "mucha calidad y un alto conocimiento del juego".

Los números de Lyles en esta Euroliga respaldan su condición de pieza fundamental: lidera al equipo en anotación con 14,6 puntos por partido y en valoración con 17,3, manteniendo porcentajes del 51,9% en tiros de dos, 42,9% en triples y un sobresaliente 87,2% desde el tiro libre.

Sin embargo, para Scariolo el verdadero protagonista fue otro. "El nombre es Tavares, ayer tenía casi 40 de fiebre", declaró rotundo el entrenador italiano tras el partido. El pívot caboverdiano vivió una odisea para llegar al Clásico.

Apenas 24 horas antes del encuentro, su temperatura corporal rozaba los 40 grados, y minutos antes del salto inicial todavía arrastraba fiebre. La situación era tan delicada que su presencia estuvo en el aire hasta última hora.

Tavares viajó a Barcelona el mismo viernes por la mañana, en un gesto que Scariolo interpretó como un mensaje contundente al vestuario. "Ha viajado hoy dando una muestra de compromiso y un mensaje a sus compañeros de cómo se afrontan las dificultades. Ha jugado un gran partido", valoró el técnico.

Aunque sus estadísticas no fueron deslumbrantes —7 puntos y 10 rebotes—, su aportación trascendió los números, evocando aquellos legendarios partidos disputados en estado de enfermedad que forman parte de la mitología del baloncesto.

Walter Tavares habla con Willy Hernangomez durante El Clásico AFP7 / Europa Press

El dominio madridista fue manifiesto desde el arranque. Los blancos construyeron una ventaja que llegó a los 17 puntos en el segundo cuarto y supieron administrarla con madurez. Scariolo destacó cómo su equipo mantuvo "la tranquilidad y la concentración durante los 40 minutos".

El tridente formado por Facundo Campazzo, Mario Hezonja y Théo Maledon aportó 42 puntos combinados, distribuyendo el peso ofensivo más allá de la explosión de Lyles.

Para el Barcelona, que encajó su cuarta derrota en casa en siete partidos disputados, ni los 19 puntos de Will Clyburn ni los 18 de Kevin Punter resultaron suficientes. La frustración del Palau se materializó en pañuelos blancos que aparecieron en las gradas al final del encuentro.

Esta victoria representa la novena consecutiva del Real Madrid en los Clásicos, una racha que se mantiene invicta desde enero de 2024 y que supone un mensaje de autoridad en el baloncesto español.