La Euroliga, la máxima competición de baloncesto europeo, ha decidido volver a territorio israelí después de más de dos años de ausencia forzosa.
Los clubes propietarios de la Euroliga acordaron este martes que, a partir del próximo 1 de diciembre, los equipos israelíes podrán disputar sus partidos como locales en sus pabellones habituales. Se pone fin, así, a un largo periodo en el que se vieron obligados a ejercer de anfitriones en sedes neutrales de otros países.
La situación se remonta al estallido del conflicto en Gaza tras los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre de 2023. Desde entonces, tanto el Maccabi Tel Aviv como el Hapoel Tel Aviv, los dos representantes israelíes en la Euroliga, no han podido recibir a sus rivales en casa.
El primero trasladó su feudo al Aleksandar Nikolic Hall de Belgrado, convirtiéndose en un inquilino del pabellón serbio durante veinticuatro meses. Por su parte, el Hapoel eligió el Arena 8888 de Sofía como residencia temporal, mientras que el Hapoel Jerusalén, participante de la Eurocup, alternó entre distintas ciudades búlgaras y bálticas.
Esta medida excepcional privó a los clubes israelíes de jugar ante su público durante más de dos temporadas completas, una situación sin precedentes en la historia reciente de la competición europea.
El impacto deportivo y económico fue considerable, aunque los equipos lograron adaptarse a unas circunstancias extraordinariamente difíciles.
El acuerdo de paz como catalizador
La decisión adoptada por la Euroliga tiene su origen en los recientes avances diplomáticos en Oriente Próximo. El plan de paz impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, presentado a finales de septiembre, ha abierto un horizonte de esperanza tras años de violencia.
El acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás el 8 de octubre estableció un alto el fuego que entró en vigor dos días después, incluyendo compromisos sobre liberación de rehenes y retirada de tropas.
Kevin Punter conduce el balón durante el partido ante Maccabi
Aunque la tregua ha experimentado momentos de tensión, con bombardeos puntuales en las últimas jornadas, la Euroliga considera que la situación ha mejorado lo suficiente como para permitir el retorno gradual de la competición a Israel.
Los clubes israelíes habían solicitado formalmente este regreso, presionando inicialmente para que se produjera de manera inmediata. Sin embargo, la organización optó por establecer un margen de seguridad adicional hasta principios de diciembre.
Monitoreo continuo
La resolución se adoptó por consenso entre todos los clubes propietarios de la competición, sin oposiciones formales, aunque algunos equipos habían manifestado reservas sobre las condiciones de seguridad para viajar a la zona.
La Euroliga ha garantizado que mantendrá un seguimiento exhaustivo de la evolución de los acontecimientos durante las próximas semanas, en coordinación con autoridades locales e internacionales, así como con las asociaciones de jugadores, entrenadores y operadores de la liga.
El comunicado oficial de la organización transmite optimismo respecto al proceso de paz, subrayando el valor del deporte como herramienta de unión entre comunidades. La prioridad absoluta, según reitera la Euroliga, seguirá siendo la seguridad y el bienestar de todos los implicados: jugadores, técnicos, árbitros y aficionados visitantes.
Esta decisión marca un punto de inflexión en una situación que había generado intenso debate durante meses, especialmente tras las declaraciones de autoridades políticas españolas pidiendo reconsiderar la presencia de equipos israelíes en competiciones europeas.
Ahora, el baloncesto confía en que la diplomacia y el alto el fuego permitan recuperar la normalidad deportiva en la región.
