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Lejos de enfriar el debate sobre una expansión internacional, Adam Silver ha vuelto a poner sobre la mesa la idea de una NBA global.

El comisionado intervino esta semana en el Bloomberg Philanthropies Global Forum, celebrado en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, y dejó claro que la Copa NBA podría convertirse en el vehículo perfecto para integrar equipos europeos en la competición estadounidense.

Silver no solo habló de partidos amistosos o giras de exhibición, sino que fue más allá. Planteó la posibilidad de que franquicias europeas pudieran competir en el torneo copero e incluso en los playoffs de la NBA.

Un escenario que, si bien parece futurista, ya no se percibe como una quimera. "Podrías ver equipos de Europa, incluso de África, compitiendo en ese torneo", explicó el dirigente.

"También es posible que los mejores conjuntos de otras ligas lleguen a nuestros playoffs", aseguró.

Viajes y logística

El argumento principal de Silver se apoya en la evolución de la aviación y en la organización de calendarios más inteligentes.

"Cuando pienso en el vuelo de Nueva York a Los Ángeles, no veo por qué no podría hacerse lo mismo con cuatro equipos en Europa. Viajar a Londres, disputar varios partidos allí y regresar no es un problema insalvable", señaló.

Luka Doncic, durante el Real Madrid - Dallas Mavericks. REUTERS

Ese paralelismo entre cruzar Estados Unidos de costa a costa y hacerlo entre continentes es el pilar de su razonamiento.

La distancia ya no es el gran enemigo, al menos en la visión de Silver, que confía en que la tecnología y la planificación puedan allanar el camino.

El verdadero desafío

Donde sí ve un freno el comisionado es en la falta de recintos preparados para un salto de esta magnitud.

"Comercialmente no hemos visto en Europa el desarrollo de arenas al nivel de Estados Unidos", subrayó.

Puso como ejemplo el Bercy Arena de París, remodelado para los Juegos Olímpicos, o el O2 de Londres, que ya empieza a quedarse anticuado.

LeBron James levante el trofeo de campeón de la Copa NBA con Los Angeles Lakers. REUTERS

Silver insiste en que no basta con un pabellón que brille durante el partido, sino que hace falta infraestructura para maximizar el negocio: palcos, restaurantes, salas para eventos y todo lo que hoy caracteriza a los estadios de la NBA.

En ese sentido, dejó abierta la posibilidad de que el desembarco vaya acompañado de proyectos de construcción de recintos multiusos en capitales europeas.

Medio y largo plazo

La opción de ver a equipos europeos enfrentándose a las grandes franquicias estadounidenses no está ni mucho menos cerrada, pero la puerta está abierta como nunca antes.

Silver reconoce que aún no se han definido qué ciudades ni qué formato tendría esa integración. En el caso de España, es sabido que Madrid y Barcelona han apoyado el formato y trabajado junto con FIBA y NBA para impulsarlo.

Ciudades como Londres o París, con menor arraigo en el baloncesto de clubes, se perfilan como candidatas más naturales para albergar nuevas franquicias NBA.

El tiempo dirá si esta visión se convierte en realidad, pero lo que sí parece claro es que la NBA ha dado un paso más en su ambición de expandirse globalmente.

El sueño de una NBA conjunta con Europa ya no es solo una idea lejana, sino un proyecto en construcción que podría cambiar para siempre el mapa del baloncesto mundial.