Un déjà vu es el reconocimiento de haber vivido con anterioridad una situación nueva. La sensación de que un momento del presente pertenece al pasado, de que todo presenta el mismo fondo y forma que antaño. El Real Madrid no ha quedado exento de este fenómeno durante los últimos años. Lo sufrió en dos finales de Euroliga consecutivas, de una línea argumental muy parecida en lo sustancial al encuentro de este jueves ante el Bayern de Múnich.

Y es que los hombres de Pablo Laso jugaron como los ángeles en el primer cuarto, al igual que en Londres y Milán, para acabar el partido junto a los demonios. Sin embargo, el guión que parecía ya escrito cambió su final a golpe de triple. Cuando el reloj casi marcaba la hora, Jaycee Carroll celebró sus más de mil puntos europeos con un triple que sacó al Madrid del infarto para devolverle a la vida y a los cielos (101-99).

Nada parecía indicar que los locales fuesen a renacer de unas cenizas que parecían ya tan apagadas como en Gran Bretaña e Italia. Cortocircuitados en ataque y sin la tan buscada frescura en defensa, los jugadores madridistas deambulaban por la cancha del Palacio de los Deportes sin espíritu que les sustentase. Como guinda a tan indigesto pastel, aparecía otro aspecto castigador de sobra conocido en las últimas fechas: el tiro exterior.

el Bayern tomó el control

Uno de sus motivadores en el bando contrario era precisamente quien hasta hace no mucho tiempo era hijo pródigo en las huestes blancas: KC Rivers. Al estadounidense no le quemó el balón en las manos en ningún momento, al igual que tampoco le cegó el buen sabor de boca de su paso por la capital española. No dejó que nada enturbiase su punto de mira, tan certero como para acallar los vítores de la afición que todavía le añora con sendas canastas sobre la bocina de los dos primeros periodos.

Con la tan preciada arma del triple en su poder, pues Djedovic y Renfroe también andaban con la muñeca caliente, el Bayern se adueñó de las sensaciones del encuentro. Hizo su baloncesto, quitándose complejos mientras remontaba uno a uno los 13 puntos de diferencia que llegó a tener enfrente. Mientras tanto, el Madrid se empequeñecía poco a poco, cambiando el pedigrí de franquicia NBA a la europea para convertirse en un equipo del montón.

Los jugadores locales contemplaban una y otra vez impasibles el pick and roll entre Renfroe y Bryant, dispuesto a ser “La Mamba Negra” en su versión bajo tableros. La parálisis recordaba a los hombres de Laso lo fútil que puede ser el deporte. El mismo instrumento que tan pronto lleva a un colectivo a gozar en lo más alto por loor de las victorias como a precipitarse sin frenos por la cuneta de las derrotas y de la frustración.

LA REMONTADA

Sin embargo, quedaban algunos hombres irreductibles en las filas locales. El primero, como siempre, Felipe Reyes. El 'Raúl' del baloncesto, el que nunca hace nada pero lo hace todo a la vez. Acompañándole, la estrella mediática, Rudy Fernández, en uno de esos días donde su polivalencia en ataque y en defensa cobra todo su sentido. Ni el fragor de la batalla, en el que a veces se pierde, pudo con él. Y eso que hubo ocasiones para tentarle.

Como tercer espada, el carácter personificado, Sergio Llull. Experto en acudir puntual a las grandes citas, el menorquín no faltó a la hora de evitar la aparición de las urgencias antes de lo previsto. Luchó como el que más desde el tercer cuarto y, poco a poco, el Bayern fue pareciendo más humano.

Cerrando el cuarteto de mosqueteros, Jaycee Carroll. El rubio de Wyoming cada vez se asemeja más al jugador incontrolable que tantas veces apareció desde el banquillo para dinamitar los encuentros a base de triples. El estadounidense decantó la balanza a última hora, pero el triunfo contó igual.

En unas horas, nadie se acordará de los rebotes errados por el Madrid, de su fragilidad atrás o de su todavía preocupante irregularidad. En cambio, sí se recordará el vuelo postrero de Carroll sobre el 6,75, capaz de perpetrar una victoria imposible cimentada en la letra 'R'. La que aparece en el nombre y/o apellido del cuarteto salvador ante el Bayern. La que tanto ha significado en la historia de un Madrid que volvió a la realidad cuando parecía haber escapado completamente de ella. Esta vez, el déjà vu se quedó a medias.

Ficha técnica:

101 - Real Madrid (33+18+22+28): Rudy (20), Maciulis (8), Reyes (20), Ayón (8) y Llull (18) -equipo inicial- Hernangómez, Nocioni (3), Taylor (4), Rodríguez (4), Tompkins (2) y Carroll (14).

99 - Bayern Múnich (20+31+30+18): Djedovic (22), Renfroe (21), Savanovic (9), Thompson (6) y Taylor (4) -equipo inicial-, Bryant (14), Gavel (4), Rivers (15) y Zipser (4).

Árbitros: Elias Koromilas (GRE), Jakub Zamojski (POL) y Tolga Sahin (ITA). Sin eliminados.

Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada del Grupo A de la Euroliga disputado en el Palacio de Deportes de Madrid (Barclaycard center) ante 9.037 espectadores. Los dos equipos posaron antes del partido con una pancarta de Protect Humanity, una iniciativa de la Euroliga y cuyos donativos serán gestionados por la Cruz Roja.

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