El Santiago Bernabéu ha vuelto a hacer historia. Esta vez, no con un gol en el último minuto ni con una remontada en Champions, sino con el primer partido oficial de la NFL en España.
Un duelo cargado de épica, espectáculo y drama que consagró al nuevo estadio del Real Madrid como uno de los templos universales del deporte.
Los Miami Dolphins vencieron a los Washington Commanders por 16-13 en la prórroga ante más de 78.000 espectadores que convirtieron el coliseo blanco en una fiesta del fútbol americano.
Florentino Pérez, presente en el histórico partido de la NFL en el Bernabéu.
Desde que se concibió la reforma del Bernabéu, el club siempre soñó con días como este: grandes eventos internacionales, música, luces, tecnología punta y un ambiente que ningún otro estadio del planeta puede igualar.
Ya lo habían conseguido con los conciertos de Taylor Swift o Karol G, aunque esa faceta ha quedado en suspenso por las protestas vecinales. Este domingo, la NFL tomó el relevo y demostró que el sueño sigue vivo: el Bernabéu es mucho más que fútbol.
El estadio se transformó por completo para acoger el partido. El césped se alargó para cumplir con las exigencias del campo de la NFL, las gradas se vistieron con colores de las franquicias y el espectáculo se adueñó del ambiente.
Los medios estadounidenses lo resumieron con admiración: "¿Está el Bernabéu a la altura de los estadios de EE.UU.? La pregunta correcta es si los estadios de EE.UU. están a la altura de esto".
Himno de España antes del partido de la NFL en el Bernabéu
Un partido de infarto
El duelo fue un resumen perfecto de lo que la NFL puede ofrecer. Primera mitad marcada por la defensa, con apenas dos field goals por equipo y un empate a seis en el descanso.
El espectáculo musical lo puso el intermedio, con Daddy Yankee y Bizarrap elevando la temperatura del estadio al nivel de la Super Bowl.
En la segunda parte, llegó la acción: Deebo Samuel anotó el primer touchdown oficial de la NFL en suelo español con una carrera brutal tras pase corto de Marcus Mariota, adelantando a los Commanders.
Pero los Dolphins no se rindieron. A remolque durante gran parte del partido, empataron con una carrera de Ollie Gordon II y forzaron una recta final no apta para cardiacos.
Los de Miami estuvieron a una yarda del triunfo a dos minutos del final, pero rechazaron un field goal para buscar el touchdown.
La defensa de Washington lo evitó y Mariota tuvo la victoria en sus botas: falló un field goal de 56 yardas a falta de 15 segundos. Prórroga y todo el estadio rendido al drama del fútbol americano.
En el tiempo extra, los Dolphins, convertidos en una especie de Real Madrid americano, se abrazaron a la mística del estadio.
Interceptaron el primer pase de Mariota y avanzaron hasta la zona de tiro. Riley Patterson, el mismo que había inaugurado el marcador, selló la victoria con un nuevo field goal de 29 yardas. La NFL había llegado a Madrid con un guion perfecto.
"En la prórroga, aunque fuesen solo diez minutos, se hizo realidad aquella frase que marcó una era: '90 minuti en el Bernabéu son molto longo'.
Porque en este estadio, los milagros no son exclusivos del fútbol europeo. Aquí, la épica parece contagiarse a todos los que ocupan el rol de equipo local.
Amor mutuo
El resultado del partido fue solo una parte de lo que se vivió en Chamartín. La organización, la atmósfera, la respuesta del público y la capacidad técnica del estadio asombraron a todos.
Roger Goodell, comisionado de la NFL, no dudó: "Volveremos, seguro". Los Miami Dolphins ya se presentan como el equipo hispano de referencia, y el Bernabéu como la nueva casa de la NFL en Europa.
El nuevo Bernabéu, que ya ha acogido conciertos, grandes partidos europeos, festivales y ahora fútbol americano, reafirma su condición de espacio polivalente y de referencia en la industria del deporte y el entretenimiento.
Desde su concepción, el Real Madrid quiso convertirlo en un lugar activo los 365 días del año. Este domingo, dio un paso más.
El mensaje es claro: el Bernabéu es un lugar único. Y si la NFL vuelve, como todo indica, Madrid no solo recibirá un partido de fútbol americano.
Si lo de este año se repite, será un episodio inolvidable de ese relato legendario que hace del estadio blanco el lugar donde la épica no es una excepción, sino una costumbre.
