El coronavirus ha creado un nuevo paradigma en el mundo en tan solo unos meses. Ya nada es igual que a comienzos de este mismo año y, aunque suene duro, es de obligado cumplimiento para todos el acostumbrarse a esta nueva era, a este nuevo tiempo.

El deporte no ha sido ajeno a esta transformación. Al contrario, ha padecido como el que más las inclemencias de una pandemia que ha castigado a la humanidad física y económicamente, amenazando con llevarse por delante disciplinas, clubes y competiciones.

Las mascarillas, el gel hidroalcohólico o la distancia de seguridad ya son elementos y palabras presentes en cada nuestro rincón del día a día, y que también están haciendo su aparición en el mundo del deporte. Sin embargo, en los eventos deportivos hay un elemento que está generando controversia en cada modalidad, porque nadie tiene claro aun si debe existir o no.

Dusseldorf - Padeborn, a puerta cerrada Reuters

Este elemento no es otro que el público, el respetable, la hinchada, la grada. En definitiva, los aficionados, los destinatarios máximos del deporte, los receptores del espectáculo, aquellos por los que tienen sentido todos los partidos y todas las competiciones que se celebran en el mundo.

Sin embargo, este sinfín de medidas incluyen, al menos de momento, la no presencia del público en muchos eventos deportivos por motivos de seguridad, para no crear aglomeraciones y para no correr riesgos con las distancias. Sin embargo, existe un lugar en el mundo en el que el público estará presente sí o sí, sin concesiones, sin opción a celebrar actos a puerta cerrada. Ese lugar es Francia, sus actos son el Tour de Francia y Roland Garros, esto será así al menos, hasta que las consecuencias y la situación digan lo contrario.

Roland Garros, un pulso al tenis

La Federación Francesa de Tenis afirmó, a través de uno de sus responsables, que no concebían la celebración de Roland Garros sin público, la cual tendrá lugar del 20 de septiembre al cuatro de octubre. Esta afirmación fue como una explosión en el mundo de los eventos deportivos ya que nadie se atrevía a celebrar una competición con público, a pesar de que todos lo pensasen. Sin embargo, del dicho al hecho hay un trecho, por ello, aunque a todos les hubiese gustado, nadie se atrevió a hacer una afirmación semejante.

A la organización del torneo y a su federación no les tembló el pulso, y tampoco les ha temblado ahora, momento en el que han afirmado y confirmado que celebrarán el Grand Slam de la tierra batida con público.

Además, se han atrevido a dar unas cifras un tanto orientativas, asegurando que en las gradas del complejo parisino podrá haber hasta el 60% del aforo habitual, lo que supondrá una importante cantidad de aficionados en las gradas.

La pista central de Roland Garros, la Philippe-Chatrier, lista para la final REUTERS

Esta afirmación llega tan solo unos días después del revuelo formado por el ‘Adria Tour’ y varios tenistas de gran importancia en el circuito, los cuales muchos de ellos se han contagiado tras celebrar un torneo sin medidas de seguridad, con las gradas llenas y celebrando multitudinarias fiestas y eventos que fueron una auténtica locura y un verdadero descontrol.

Pues a pesar de este caos, Roland Garros, a través de la Federación Francesa de Tenis, ha decidido seguir adelante con su idea de celebrar el torneo de los mosqueteros con aficionados en sus gradas. Falta por ver qué confianza les despierta a estos la situación de la pandemia mundial a la hora de comprar entradas, y cómo se celebran otras competiciones que tendrán lugar unas semanas antes como el Us Open.

Esta medida seguro que no habrá gustado a tenistas como Nick Kyrgios que se ha mostrado especialmente crítico con todo lo sucedido en el ‘Adria Tour’, aunque sin duda habrá causado incertidumbre en toda una ATP que sigue recuperándose tras el shock que ha supuesto el evento organizado por número uno del mundo Novak Djokovic.

 El Tour, el termómetro de la verdad

Si Ronald Garros ha lanzado su órdago y no cederá salvo catástrofe en su idea de celebrar el evento con público, se podría decir que el Tour de Francia no ha sido menos. La mejor y mayor carrera ciclista del mundo, la vuelta grande por antonomasia, la clave de un pelotón que sin su celebración parecía abocado al fracaso también ha afirmado que permitirán la presencia de público en su carrera.

Así lo confirmó su director de carrera, Christian Prudhomme, el cual dejó una contundente frase: “No se correrá sin público”. El órdago lanzado es enorme, pues compromete la salud del ciclismo y pone en duda si sería un riesgo la presencia de público en la carrera. El ciclismo es un deporte particular y, como tal, su público también lo es. Los aficionados presentes en las salidas y llegadas de meta serán más fácilmente controlables, aunque será difícil evitar las aglomeraciones.

Tour de Francia 2019 REUTERS

No obstante, el peligro real estará en la carretera, allí donde no hay entradas, ni asientos, ni control de aforo, allí donde los aficionados se desplazan en bicicleta o incluso andando, suben a puertos y se sitúan a tan solo unos centímetros de los ciclistas e incluso llegan a tocarlos. En esos momentos es donde residirá un peligro enorme, en esas situaciones es donde el Tour y ASO, empresa organizadora, tendrán que trabajar a conciencia para evitar que surja cualquier contratiempo que lleve a la desgracia uno de los primeros grandes eventos que se celebrarán en la temporada.

Además, el Tour de Francia supondrá el verdadero termómetro que medirá en qué medida puede el público volver a las carreras, especialmente teniendo en cuenta que el Giro de Italia y la Vuelta a España estarán expectantes, al acecho para intentar copiar cualquier buen comportamiento y limar cualquiera medida equivocada.

El peligro es real, pero desde la ‘Grand Boucle’ se muestran confiados en su capacidad para organizar una carrera sin riesgos tanto para el pelotón, aislado en sus burbujas, como para el público que está deseando que las bicicletas vuelvan a rodar. Tal y como dice el propio Christian Prudhomme, no será un Tour para autógrafos.

Otros eventos que quedarán por el camino

Es un hecho que Francia ha lanzado una ofensiva al mundo del deporte, organizando de forma muy seguida dos de sus mayores eventos con la clara intención de que el público esté presente en ellos. En la misma línea se podría encontrar el Us Open, primer Grand Slam tras la reanudación de la temporada, que tendrá lugar en el mes de agosto en Nueva York y que, de celebrarse, será sin público.

Porque el gran torneo americano ni siquiera tiene segura puesta en escena, ya que el coronavirus sigue castigando férreamente a la población estadounidense y la incertidumbre creada por el ‘Adria Tour’ no ha colaborado. Ya ha habido algunos tenistas que han advertido a la organización del campeonato que estarán muy pendientes de cómo se llevará a cabo.

Las gradas del Estadio de Vallecas vacías durante el encuentro REUTERS

Sin embargo, el Us Open todavía no se ha celebrado, aunque ya hay otras competiciones y otros deportes que han vuelto, y que han vuelto a puerta cerrada. Estos son, por ejemplo, las ligas de fútbol profesionales. Tanto la Bundelisga, una de las primeras en volver, como La Liga, la Premier League o la Serie Adecidieron volver sin público y así concluirán salvo que un milagro lo remedie.

En España, LaLiga con su presidente Javier Tebas intentó hasta la saciedad que el gobierno y el Ministerio de Sanidad dieran luz verde a la entrada de público en los estadios, pero esto no ha sido posible. Ni siquiera el Consejo Superior de Deportes, presidido por Irene Lozano, se ha mostrado en ningún momento favorable a esta idea. Solo algunos clubes han intentado impulsar la entrada de su afición a sus campos alegando encontrarse en fases avanzadas de la desescalada, pero ni la salida de todo el territorio nacional ha favorecido esta concesión.

El baloncesto también ha vuelto, en parte, y lo ha hecho sin público. La Euroliga quedó cancelada mientras que, por ejemplo, la ACB, decidió esperar y crear un plan y un protocolo que les permitiera dar por concluida de la temporada de la mejor forma posible, pero siempre sin público. De esta forma surgió la ‘burbuja’ de Valencia que dejó un espectáculo increíble basado en una seguridad inexpugnable que hasta la NBA pretende copiar en su ‘burbuja’ de Orlando, siendo otra de las competiciones que regresará en breve, pero sin público.

Alberto Abalde tira a canasta en el partido entre MoraBanc Andorra y Valencia Basket ACB Photo

También han regresado otro tipo de campeonatos como los campeonatos del motor, que celebran en estos días en Austria su regreso. La Fórmula 1 también ha vuelto, y lo ha hecho a puerta cerrada y con la máxima seguridad posible en el paddock en un universo que no se puede permitir fallos al ser la bandera de la tecnología y el avance.

La excepción que cumple esta regla, y no por haber vuelto con público precisamente ha sido la Ligue 1, la liga francesa, la cual no solo no ha vuelto ni a puerta cerrada, si no que se canceló y se dio por concluida de forma prematura. El lunar del deporte galo.

Un septiembre clave

La decisión del deporte francés de celebrar estos dos magnánimos eventos con público tiene una especial trascendencia si se tiene en cuenta que ambos coincidirán durante un día.

No es habitual que Roland Garros, celebrado en junio, y el Tour de Francia, presente en el mes de julio, coincidan en el calendario. Sin embargo, ha tenido que llegar una pandemia de dramáticas consecuencias para que las dos competiciones se celebren simultáneamente.

Rafael Nadal golpea sus zapatillas para retirar la tierra pegada a ellas REUTERS

El día 20 de septiembre, el país galo se convertirá en el centro del deporte mundial especialmente en el centro del deporte mundial con público. Por ello, tendrán sobre sus hombros la mirada y la lupa de todos, tanto de aquellos que esperarán al más mínimo fallo para criticarlo, como para aquellos que llegarán más tarde y quieran limar contratiempos y adoptar buenas doctrinas.

El mes de septiembre en Francia se presenta como un mes clave para la supervivencia del deporte y para el fin de las competiciones a puerta cerrada, ya que en algo más de 30 días, el país galo se la jugará, confiando en dar una imagen férrea de unidad y de seguridad sanitaria en una de las épocas más difíciles de la historia del deporte. Público en las gradas y aficionados en las carreteras en un mes estival que puede convertirse en una apuesta arriesgada con carta ganadora o en un caos absoluto.