Romelu Lukaku, el flamante fichaje del Manchester United, protagonizó un desafortunado accidente el pasado 2 de julio en la fiesta que organizó en la mansión de Beverly Hills. El gran escándalo que se organizó en la mansión ocasionó que los vecinos, molestos, llamaran a las autoridades.

La policía acudió hasta seis veces para advertirle que debía disminuir el tono y el ruido e la música y de los asistentes. Sin embargo, la estrella belga desoyó los avisos de los agentes, que, ante su negativa, lo arrestaron por delito menor.

No obstante, a Lukaku no se le llevó a comisaría, sino que deberá asistir a una citación judicial. De momento, no se conoce la sanción a la que tendrá que hacer frente, pero si es económica no cabe duda de que, con su nuevo contrato, podrá permitírsela.

No se sabe por qué la nueva estrella de Old Trafford se encontraba en Los Ángeles, pero pronto deberá ponerse a las órdenes de José Mourinho, que recupera así al delantero belga, a quien ya tuvo a su disposición en el Chelsea, pero al que dejó salir para jugar en el Everton en un traspaso que costó cerca de 31 millones de euros.

Por lo visto, el suceso no ha afectado demasiado a su protagonista, que celebra así su traspaso con su nuevo compañero Paul Pogba: