Hay una célebre viñeta de Manel Fontdevila en la que cabe también la charla del miércoles de Rafa Benítez con Gary Lineker en la televisión inglesa. Aparece Esperanza Aguirre, muy sonriente, vestida con una túnica blanca impoluta sobre un lodazal. Todas las demás figuras de la escena están totalmente cubiertas de una densa pasta marrón que podría ser barro, o algo peor. "¿Cómo lo haces?", le pregunta uno. "¿Lo qué?", contesta. Era 2009: acababa de empezar a rodar la bola de la Gürtel y el hedor ya resultaba insoportable, pero ella parecía caída de otro tebeo. Como Benítez el miércoles.

Rafa Benítez mira el reloj durante el partido contra el Cádiz. Marcelo del Pozo Reuters

Jugaba el Real Madrid en Roma la ida de los octavos de Champions, y Lineker viene a preguntarle por qué está allí sentado con ellos en lugar de en el banquillo del estadio Olímpico. Él empieza a responder como si le hubiera mencionado algo tan remoto que dudara que se lo hubiera preguntado a él: "Es difícil de explicar. No es fácil ser entrenador allí". Y si se atiende el final de la respuesta, es fácil pensar que, en efecto, habla de alguien que no es él: "Los aficionados se pusieron un poco nerviosos, el presidente se puso un poco nervioso, y cambiaron al entrenador". ¿Lo qué?

También esta semana, con el viento invernal agitando la hojarasca de los resguardos bancarios del blanqueo que financió su partido, le preguntaron a Aguirre qué pasó: "Es el gerente que yo me encuentro cuando llego". "No me consta que el PP se financiara de manera ilegal", le ha dicho a El Mundo. Al Madrid, cuando todavía era el Madrid de Benítez, tampoco le constaba lo de Cheryshev; y a él ni siquiera le constaba a quién tenía que haberle constado. Aunque apuntó a Chendo, que ya estaba sentado en el banquillo con su bloc de notas cuando él llegó.

El miércoles, cuando le explicó a Lineker que durante la presidencia de Florentino Pérez el Barcelona había ganado muchos más títulos que el Madrid, olvidó mencionar esa Copa suya (y de Cheryshev) que tampoco van a ganar. Y eso que todavía no había sucedido lo de Málaga, el empate que dejó al club de su vida a nueve puntos del líder. Aunque se le criticó su dimisión troceada, al menos a Aguirre le queda la concejalía para demostrar que alguna vez fue del PP. Cuando llegue el partido de vuelta contra la Roma en el Bernabéu, si vuelve a sentarse con Lineker, incluso Benítez dudará haber sido esta misma temporada entrenador el Real Madrid.