Berlín

Hubo un tiempo en que se podía escuchar buena música viendo cine pornográfico. En los años sesenta y setenta no era deleitarse el oído el objetivo de las películas para adultos. Pero se da la circunstancia que la música la hacían algunos de los mejores artistas del momento. Bien lo sabe Cédric Aubrun, artista musical y disyóquey afincado en París que sobre los escenarios atiende al nombre de Drixxxé. 

Este artista nacido a las afueras de la capital gala en 1976 lleva ya años recopilando y mezclando canciones salidas de títulos míticos del cine erótico y pornográfico de la conocida como Edad de Oro del porno. A los aproximadamente tres lustros que duró ese periodo pertenecen títulos míticos como la cinta pornográfica estadounidense Garganta profunda, de Gerard Damiano, o el largometraje erótico Emmanuelle, de Just Jaeckin.

“En los años 60 y 70 el gasto en la producción en este tipo de películas era enorme, había mucho dinero, las películas se proyectaban en cines X pero también en salas normales, por eso se habla de la Edad de Oro del porno”, explica Aubrun a EL ESPAÑOL. “En la música eso se tradujo en el uso de orquestas, con auténticas bandas de música tocando en estudio, utilizando metales, todo muy bien producido”, agrega.

Deep throat.

Bajo el nombre de Drixxxé, Aubrun ha llevado sus sesiones de música de orígenes eróticos a fiestas o festivales como la última edición del Festival Film de Fesses de París, una cita dedicada al cine para adultos celebrado el pasado mes de junio. “En general la gente no se da cuenta de qué está escuchando, porque muchos temas son muy lounge, mis selecciones son esencialmente soul y funk”, Aubrun. “Pero a veces la gente me pregunta qué era ese u otro tema y les sorprende saber que viene de una película erótica o porno”, añade.

Sonido ambiente 

En las compilaciones que ha subido a Internet, hay algunos indicadores de que la música seleccionada tiene un origen tórrido. En muchas de ellas se conserva parte de los sonidos ambiente de la pista audio de la película. Eso incluye, apenas camuflados en la música, diálogos, susurros y gemidos típicos de las escenas de cama de la época. Pero hay sobre todo un “Attention!, l'écoute est strictement réservée aux adultes”[“¡Atención!, la escucha está estrictamente reservada a los adultos, ndlr.]” al principio de todas las “Sextapes de Aubrun. Cada una de ellas se nutre, aproximadamente, de unas cuarenta canciones sacadas de películas.

Entre los artistas más destacados que firman esos temas figura, por ejemplo, el célebre batería de jazz y director musical estadounidense Bernard Purdie. Ahora conocido por haber trabajado con los más grandes, desde James Brown hasta The Rolling Stones, pasando por Gato Barbieri o Tom Jones, a Purdie se le ve empuñando las baquetas con su banda en la película pornográfica Lialeh, un largometraje de 1974 de Barron Bercovichy con mayoría de actores afroamericanos.

Aubrun dice ser fan de Serge Gainsbourg, un mito de la música popular francesa vinculado a este tipo de películas. Gainsbourg firmó la banda sonora de Madame Claude, obra erótica de 1977 también de Jaeckin sobre la conocida proxeneta gala que trabajara para altos funcionarios internacionales. Otros artistas prefirieron que su nombre no apareciera en este tipo de producciones.

Erotismo y porno glamuroso

“Muchos artistas buenos de los 70 hicieron música para películas eróticas con pseudónimos para ganar dinero, supongo que para mejorar el salario a final de mes”, comenta Aubrun. Entre ellos figuran los que fueran productores del propio Gainsbourg y otras figuras de la música francesa de los 60 y 70. El teclista y compositor inglés Alan Hawshaw es uno de ellos. Su compatriota y guitarrista Alan Parker es otro. En la lista puede incluirse a otros compositores como Michel Colombier – autor de medio centenar de bandas sonoras para películas para el gran público en Europa y Estados Unidos – o Alain Gorager, pianista, compositor y arreglista que trabajara junto a Gainsbourg o Boris Vian, entre otros. Aubrun tampoco se olvida de compositores italianos como Armando Trovajoli o Nico Fidenco.

Lialeh.

Estos músicos podían utilizar pseudónimos o no firmar sus canciones en las bandas sonoras eróticas. Los títulos de la banda sonora de Garganta profunda, aunque este largometraje se considere de culto, carecen de autores conocidos. “Pero claro, los músicos que hacían esa música eran supermúsicos y la producción de las películas les permitía hacer una música tan buena como la que hacían con su nombre”, señala Aubrun, aludiendo a Parker, Hawshaw, Colombier, Gorager y compañía.

Eso sí, “en los setenta las películas eróticas tenían un rollo glamuroso, por eso algunos dejaban incluso su firma en los títulos”, pero ahora “la música de este tipo de películas ya no es lo mismo”, abunda el disyóquey francés. “En la Edad de Oro, detrás de la música había auténticos compositores, había una lógica artística, cosa que ya no ocurre a partir de los años ochenta, donde uno se da cuenta rápidamente de que todo está hecho por una persona con un sintetizador”, agrega.

Soul y funk en las viejas cintas de vídeo del armario de papá

“El buen soul y el buen funk se encuentra en las viejas cintas de vídeo que guarda papá en el armario”, suele decir Aubrun sobre su actividad como coleccionista de este tipo de música. En realidad, él comenzó a hacerse con su ahora amplia colección de vinilos, cd's y ficheros con esas canciones sin darse cuenta. Como productor, Aubrun se ocupa desde los años noventa de elaborar bases para grupos de rap y hip-hop francés.

“Para eso yo utilizo mucho el sampling, esto obliga a ser curioso, a buscar discos, especialmente en la música de películas, porque ahí uno encuentra espacios sonoros muy amplios”, explica Aubrun. “Esto me llevó a investigar en discos antiguos de aquella música que me gustaba, y cuando me di cuenta tenía un montón procedente de películas eróticas”, añade. Todo empezó hace quince años. Le atrajo en una tienda la portada de un vinilo de la banda sonora de una película erótica italiana. Compró el disco. Al llegar a casa lo escuchó y se dio cuenta de que estaba ante una “mina de oro”, según sus términos.

Madame Claude.

Aubrun reconoce que su trabajo presentando este tipo de música en salas de baile plantea un problema. “Algunos temas son muy bailables, muy rápidos, pero otros son más tranquilos, y es que, claro, no es música para bailar, sino para otras cosas”, asegura, con una sonrisa de oreja a oreja.

La primera de sus Sextapes fue pronto descubierta por Radio Nova, popular emisora parisina dedicada a la música underground. En pocas horas acumuló 50.000 escuchas. Murió de éxito. Hubo rápidas reclamaciones por derechos de autor. “No sé si fue porque había temas de Gainsbourg en ella. Pero él es el más conocido, los otros autores de las canciones son relativamente desconocidos respecto a él”, lamenta Aubrun.

Un homenaje a Serge Gainsbourg

Aquel encontronazo con los derechos de autor le frenó en su idea de sacar un disco en vinilo dando cuenta de su investigación por las mejores músicas del cine para adultos de la “Edad de Oro” del porno. Sin embargo, ese trabajo le ha inspirado en la elaboración de su primer disco, un proyecto en el que está embarcado desde 2015.

Ese trabajo será también un tributo a Serge Gainsbourg. “Es un disco que cuenta una historia, está inspirado en el Histoire de Mélodie Nelson de Gainsbourg”, cuenta Aubrun, aludiendo al álbum de 1971 del autor de Je t'aime moi non plus.

En ese disco de Gainsbourg ya estaba presente como guitarrista Alan Parker, al que Aubrun conoce también por sus contribuciones a la música de películas para adultos. Éstas, para Drixxxé, constituyen un ambiente sonoro del que no puede escapar. “El disco que presentaré en 2018 está bajo la influencia de este tipo de ambiente y del imaginario erótico de los años 70. No sé, es que me encanta”, concluye.

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