Nel Abbot llamó varias veces a su hermana pocos días antes de morir. Insistió, sin recibir ninguna respuesta. No tenían muy buena relación: Jules había huido hacía años de su pequeño pueblo del norte de Inglaterra para dejar que cicatrizase un episodio traumático de su adolescencia. Ahora la policía dice que Nel saltó al río que atraviesa Beckford, donde a principios del verano también encontraron muerta a una joven. Al lugar lo llaman la Poza de las Ahogadas, y es una suerte de mina antipersona para las mujeres molestas de la aldea. Muchas han perdido la vida en esas aguas oscuras.

Jules tiene que volver para hacerse cargo de su sobrina Lena, una conflictiva chica de 15 años que le reprocha constantemente la muerte de su madre -por no haber atendido a su petición de ayuda- y que parece saber demasiado de los secretos incómodos de sus vecinos. Escrito en el agua (Planeta), el nuevo libro de Paula Hawkins, ya es número uno en todos los países en los que se ha publicado -desde EEUU a Reino Unido- y está encandilando a lectores y crítica.

'Escrito en el agua' tiene muchos más personajes, es una historia más compleja y más capeada que parte de la relación entre las dos hermanas y de todas las cosas que las han ido separando

El listón estaba alto tras el fenómeno de La chica del tren y sus más de 20 millones de ejemplares vendidos, pero lo cierto es que la escritora no se ha acobardado y ha doblado la apuesta: reconoce a este periódico que la obra recién alumbrada "tiene muchos más personajes, es una historia más compleja y más capeada que parte de la relación entre las dos hermanas y de todas las cosas que las han ido separando". Sigue alicatando fuerte su prosa al suspense psicológico, pero se muestra más ambiciosa, exigente y perturbadora abriéndose paso por varios misterios diferentes en vez de acumular la angustia en un solo argumento troncal.

Otro pelotazo editorial

¿Qué dones encuentra Hawkins en este relato para que se convierta en un éxito? ¿Sabe reconocer ya los ingredientes adictivos para los lectores? "En el corazón del thriller tiene que haber una incógnita, pero el lector siempre necesita saber qué ha pasado y, muy especialmente, encontrar al culpable. Se necesitan personajes fascinantes -que te intriguen y hasta te den miedo- y un buen ritmo en la novela, acuciar al lector para que necesite saber desesperadamente cómo se resuelve toda la trama". El último que ella misma ha leído con esas condiciones es uno aún no estrenado y se llama My absolute darling, de Gabriel Tallent: "Trata sobre una joven que está creciendo el en norte de California en unas circunstancias muy extrañas... será un gran éxito cuando salga", vaticina la todopoderosa mujer best-seller.

A mí me gusta la escritura que también tiene una función social. No creo que el lector tenga el menor deseo de sentir que está siendo aleccionado por el autor, pero hay cosas de las que es inevitable hablar porque están muy presentes

El trabajo literario de Paula Hawkins adquiere un especial valor cuando uno encuentra el mínimo común múltiplo entre sus dos novelas: no sólo embaucan al lector como una tela de araña, sino que ambos thrillers presentan potentes elementos de denuncia social. Temas espinosos como el suicidio juvenil -"no hay que dar nunca demasiados detalles sobre cómo se hace ni por qué, es un tema muy frágil y tenemos que proteger a la gente", apunta-, la violencia de género, la crisis o las relaciones de poder en las comunidades pequeñas.

"No es necesario hacerlo así, pero a mí me gusta la escritura que también tiene una función social. No creo que el lector tenga el menor deseo de sentir que está siendo aleccionado por el autor, pero hay cosas de las que es inevitable hablar porque están muy presentes", lanza. ¿Es posible creer en la justicia? "No lo sé. Espero que sí, pero es complicado hacerlo con las relaciones tan desiguales a nivel de poder que existen".

Su preocupación: las mujeres

¿Cuál es el tema social que más le preocupa personalmente y al que no puede evitar recurrir? "Me inquieta el tratamiento de las mujeres, el papel que se las deja tener... cómo son juzgadas por la sociedad y cómo se juzgan entre ellas mismas". La protagonista de Escrito en el agua, la fotoperiodista Nel, estaba escribiendo un libro sobre La Poza de las Ahogadas. Entre sus notas, se encontró: "Beckford no es un punto de suicidio. Es un lugar para deshacerse de las mujeres problemáticas". ¿Qué es ser una mujer problemática para Paula Hawkins? "Puede ser cualquier cosa, porque hay mujeres a las que se las categoriza como problemáticas simplemente por vivir su vida, por hacer el trabajo que hacen, por ocupar demasiado espacio, por tener una relación con alguien con quien no debían...", reflexiona.

Con La Poza de las Ahogadas lo que he hecho es describir la forma en la que, remontándonos a cientos de años, siempre se ha intentado controlar a las mujeres que no encajan, que no hacen lo que se les dice

"Con La Poza de las Ahogadas lo que he hecho es describir la forma en la que, remontándonos a cientos de años, siempre se ha intentado controlar a las mujeres que no encajan, que no hacen lo que se les dice, que no obedecen y que están a las afueras de la sociedad, porque la cacería de brujas es sólo una manera de controlar elementos problemáticos -obviamente no es una caza real-, pero en lo más hondo del libro subyace este tema: cómo las mujeres pueden resultar problemáticas sólo por vivir sus vidas".

¿Aún, en 2017, se identifica a la mujer con la bruja? "Sí, lo pienso. La sociedad aún cree que las mujeres somos brujas y se nos sigue demonizando de muchas maneras, por cosas tan sencillas como tomar decisiones a nuestros propios cuerpos". En España, en lo que va de año, 28 mujeres han sido asesinadas por sus parejas.

La sociedad aún cree que las mujeres somos brujas y se nos sigue demonizando de muchas maneras, por cosas tan sencillas como tomar decisiones a nuestros propios cuerpos

¿Es la Poza de las Ahogadas una imagen tenebrosa y literaria, un símbolo con el que denunciar el feminicidio que arrasa el mundo? "En Reino Unido son unas dos mujeres por semana, unas 100 al año, las que mueren a manos de su pareja actual o de su pareja anterior. Es un problema tremendamente serio y no se está lidiando con él, el número no está cambiando. Tampoco las maneras en las que la prensa habla sobre las mujeres y su comportamiento está ayudando y seguimos siendo vistas como personas que atraemos esa violencia hacia nosotras mismas".