La escritora canadiense Margaret Atwood no es de esas autoras a las que un solo pelotazo editorial les levanta el nombre y la carrera. No. Ella no necesita de eso. Lleva años dejando claro -en constante goteo- que no hay guerra cultural que se le resista: es una brillante novelista, crítica literaria, prolífica poeta, profesora y activista política en lucha por la defensa de la naturaleza, de la libertad de expresión, de la identidad -canadiense frente a la estadounidense- y del feminismo. Uno de los cerebros más insurgentes, aperturistas y lúcidos que pueblan nuestro planetita fragmentado; sospechosa habitual de un Nobel de Literatura que -aún- no ha aterrizado en sus manos.

Su valía como animal poético e intelectual está internacionalmente archidemostrada, pero, igual que en el amor, en la literatura a veces no es tanto el quién sino el cuándo. Atwood escribió su distopía El cuento de la criada (Salamandra) en 1984, quizá alentada por el cumpleaños orwelliano, y la publicó en 1985: 33 años más tarde, no sólo es el libro es el más vendido en Amazon en Estados Unidos y en Reino Unido y el número 1 en la lista de libros de bolsillo de The New York Times, sino que la onda expansiva de su resurrección ha llegado a España con la Salamandra y sus ventas ibéricas están dejando boquiabierto al personal.

Dice su editora, Anik Lapointe, que Salamandra entendió la importancia de esta obra "aún más después de la elección de Trump, ya que en la marcha de las mujeres en Washington se citaba con fuerza" 

La editorial lo vio venir. Cuenta a este periódico la responsable de este boom, Anik Lapointe, que empezaron a publicar a Atwood el año pasado con Por último, el corazón, y que "dentro de su recuperación, El cuento de la criada era un libro fundamental de su obra": "Aún más después de la elección de Trump, ya que en la marcha de las mujeres en Washington se citaba con fuerza El cuento de la criada como libro de gran actualidad". 

Revelación de la Feria del Libro... ¿una serie?

Pasea uno por la Feria del Libro y le pregunta al gremio librero, y la gran mayoría coincide en que, además de Patria (Tusquets), de Fernando Aramburu, y Rendición (Alfaguara) -nada nuevo bajo el sol-, es Atwood quien les está haciendo la semana. Carmen, de Librería Mujeres, dice que es el rotundo éxito de esta edición.

No nos esperábamos tantísimo interés, se está vendiendo muy bien”, sostiene, mientras resume que la historia dibuja unos EEUU donde se instaura un régimen teocrático y a las mujeres se les prohíbe leer, no tienen control del dinero y no pueden trabajar fuera de casa. Son meramente objetos. Más inri las pobres, las sirvientas, que son violadas y utilizadas para tener hijos y aumentar la natalidad del país ruinoso.

Nada más actual, por cierto -apunta la editora- que la violencia sexista, el acoso sexual, la discriminación de la mujer en el mundo y el miedo a la pérdida de las libertades individuales

Explica Anik Lapointe que la buena literatura "trasciende al momento en que ha sido escrita y siempre tiene un fuerte impacto y una relación de reciprocidad con los temas de actualidad": "Nada más actual, por cierto, que la violencia sexista, el acoso sexual, la discriminación de la mujer en el mundo y el miedo a la pérdida de las libertades individuales". 

En la Feria del Libro también hacen este paralelismo con la realidad. Dicen recurrentementeque el libro "está bastante en boga, también por la serie y por el tema de Trump”. La serie a la que refiere a The Handmaid’s Tale, a la que la crítica ya llama “la más importante del año”. Está basada en la novela de Atwood, producida por Hulu y emitida en España por HBO. “El tema de Trump” no es sino un vaticinio de la escritora: hace más de tres décadas ya podía imaginar una civilización que tuviese como pilares fundamentales el rechazo al islamismo -para fomentar el nacionalismo- y la misoginia más sórdida. Dos máximas que hoy edifican la filosofía del presidente de Estados Unidos.

La literatura, a la cola del reality

Al público le da morbo la predicción, sí, y también la hipérbole. O más bien ese toquecito de atención de la autora que nos dice: “Esto es lo que puede pasar si persistimos en esta senda”. Pero, muy especialmente, esta doble vida de El cuento de la criada depende del opio de nuestro tiempo: el boom de las series. De no ser así, no se habría convertido en “el best-seller de la Feria, sin duda”, como lo bautiza Virginia, librera de Salamandra. O más: en “la novela del año, aunque sea una reedición”, como apunta Ana, que regenta la librería Mujeres y Compañía.

Sigrid Kraus, editora de Salamandra, ha admitido la extraordinaria importancia que Internet ha cobrado en la promoción del libro: “Lo editamos creyendo que íbamos a vender 3.000 ejemplares. Pero la noticia de la producción de una serie de televisión en Estados Unidos basada en la obra generó un ruido en la red que benefició a las ventas. Ahora vamos por la tercera edición”. Tiene algo de desolador este fenómeno. Confirma que la literatura va a la cola de otros fenómenos comunicativos, como los realities o las series. Buena prueba de ello son el rosario de libros de Masterchef que han proliferado a partir del éxito del programa: todos best-sellers, acompañando la estela de las audiencias.

Anik Lapointe argumenta que "como demuestran los casos de 1984 de Orwell y Un mundo feliz de Huxley, que no tienen series y que han tenido un gran resurgir, la situación política y social también es un factor importante"

La literatura ya no es el eje central, ya no fulge desde su propia promoción, sino que necesita subirse al carro de otra campaña más poderosa, o de otra plataforma más poderosa, muy probablemente televisiva: esta tendencia la confirma, tristemente, como complemento. Del cocinero Karlos Arguiñano con su Sabores de siempre (Planeta) a la presentadora de Sálvame Carlota Corredera y su Tú también puedes: cómo conseguí perder 60 kilos y ganar salud (Grijalbo). Por no hablar de las portadas de libros que, directamente, en sus reediciones, eligen el cartel de la película o de la serie que los adapta.

Distopías que triunfan sin series

No obstante, Anik Lapointe argumenta que "como demuestran los casos de 1984 de Orwell y Un mundo feliz de Huxley, que no tienen series y que han tenido un gran resurgir, la situación política y social también es un factor importante". Cree que "una serie tan buena como es la de El cuento de la criada amplifica un fenómeno, pero creo que desde antes de que llegase la serie ya se estaba creando este fenómeno en Estados Unidos".

¿Qué porcentaje del éxito del libro se debe a la serie? Lapointe no entra en cifras. Agradece la "visibilidad" que les ha aportado la serie, pero sigue creyendo que es "el libro, por su temática, su fuerza narrativa, las preguntas que suscita y el debate que abre el que ha generado gran parte de su éxito". Ojalá lectores y libreros pensaran igual y no incluyesen casi siempre, después de recordar lo mucho que les gusta este título -y lo bien que se vende- esa coletilla de "sí, el de la serie de HBO"