Un fallo en su despertador hizo que la mañana del 7 de enero de 2015 la dibujante francesa Catherine Meurisse llegara tarde a trabajar y se salvara de morir en el atentado contra la revista Charlie Hebdo, una barbarie de la que se ha "sanado" gracias al cómic La levedad.

Y ese camino hacia la curación es lo que cuenta en esta obra publicada en España por la editorial Impedimenta en la que Meurisse describe el proceso que ha tenido que vivir para sobreponerse a ese día en el que el terrorismo yihadista acabó con 12 compañeros, (entre los que estaban los dibujantes Cabu, Charb, Tignous y Wolinski).

Amigos que pasaron a ser "ausentes, que no muertos", y por los que se volvió "vulnerable y frágil", hasta el punto de sentirse "culpable" por haber sobrevivido. "Me preguntaba ¿quién soy yo?, tuve que hacer el cómic para no volverme loca", ha reconocido en Madrid durante la gira de presentación del cómic por España.

Me preguntaba ¿quién soy yo?, tuve que hacer el cómic para no volverme loca", ha reconocido en Madrid durante la gira de presentación del cómic por España

Para dar respuesta a esa pregunta tuvo que dejar París y viajar a la Bretaña francesa y a Roma, donde encontró curación en la "belleza" que encontró en el paisaje, en la amistad de sus amigos y familiares, esas personas que la llevaron de la mano, le dieron de comer y le vigilaron el sueño, como relata.



"Esto me ayudó a sentir que algo en mí estaba cambiando, era un principio de sanación, aunque yo no lo sabía. Con este cómic he revivido estos momentos de cambio que me iban a ayudar a salir del drama", cuenta Meurisse, quien afirma también que necesitará hacer más libros para "alejarse" de ese 7 de enero, ya que continúa viviendo con esa "tristeza y melancolía".

No podía leer sus libros

En La Levedad la francesa habla con el "corazón", un músculo que ha sido "su guía" después de perder el "razonamiento" esa mañana, hasta el punto de no "poder leer libros", según recuerda esta autora que vuelca en este cómic sus miedos, sus frustraciones personales, así como refleja pensamientos "muy personales e íntimos", como reclamar "un siglo de cabreo y gritos" por ese atentado islamista.

Pero es también un cómic donde se muestra crítica ante el movimiento nacional e internacional "Je suis Charlie" que nació tras el asesinato, porque días antes esta publicación satírica era un medio criticado y en continua tela de juicio.

Es también un cómic donde se muestra crítica ante el movimiento nacional e internacional "Je suis Charlie" que nació tras el asesinato

"Hoy entiendo esa solidaridad y me emociona, hoy puedo entenderlo, pero en esos momentos estaba sobrepasada, no tenía consciencia, estaba saturada de información", explica esta autora que no muestra rencor en ninguna de las viñetas, dibujos y bocadillos en este cómic de caótico orden que le sirvió de "burbuja de protección". Y eso que, aunque el dibujo fue el "objeto del atentado, ella encontró en este oficio la manera de "protegerse". "Una paradoja", afirma.

"Lo más complicado - describe en este sentido-, incluso tuve miedo, fue pensar que estaba haciendo un libro egocéntrico que nadie comprendiera porque yo tenía la sensación de que tras el atentado me había ido a otro planeta".

Encontrar la paz en el cine

Para Meurisse, no es ella quien tiene que "sacar conclusiones" sobre su obra, aunque sí que añade que su cómic puede ayudar a "encontrar esa fuerza" que hay en cada persona para tener un "impulso de vida".



En ese camino, en el que abandonó la redacción de Charlie Hebdó y el dibujo crítico que allí realizaba, Meurisse ha encontrado también en el cine, de la mano de la cineasta gala Julie Lopes Curval, otra vía para dejar atrás esa fecha gracias a la adaptación cinematográfica en la que ya están trabajando ambas.



"Esta película va a ser otra transformación artística del drama. Lopes va a sobrepasar mi historia con su mundo creativo", concluye esta autora amante de Marcel Proust, quien perdió el "sentido" de dibujar el 7 de enero de 2015, pero que continuará haciéndolo en otros formatos, como la novela gráfica, para seguir "rindiendo homenaje" a sus amigos.