"Abrazado a tu vientre, ¿quién me lo quitará, / si su fondo titánico da principio a mi carne? / Abrazado a tu vientre, que es mi perpetua casa, / ¡nadie!", escribió Miguel Hernández a su Madre España. "No pudimos ser. La tierra no pudo tanto". Y delimitó la vida después del amor. "Tristes armas, si no son las palabras. Tristes, tristes", y le guiñó a las tropas, saliendo -esa vez- airoso. Se cumplen 75 años sin el poeta rojo, sin el hombre que construía versos frágiles con manos de campesino. "La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo. Y las heridas suenan, igual que las caracolas...". ¿Cuánto sabes de él?