La abogada, política y escritora madrileña Clara Campoamor es una de las figuras más relevantes de la contemporaneidad española; y hoy su legado se vuelve más necesario que nunca, justo tras unas elecciones generales donde el voto de la mujer ha sido contundente contra las políticas que pretendían dar pasos atrás en la conquista de su verdadera igualdad. Sin embargo, ¿qué sabemos de los últimos años de este icono feminista, quien siempre dio más importancia a su dignidad como ciudadana que al ideario de su partido? ¿Por qué murió en el olvido? 

Recuerden que a ella se debe, principalmente, que en 1931 las mujeres tuvieran derecho al voto durante la Segunda República. "Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste", expresó en las Cortes el 1 de octubre del mismo año.

No fue tarea fácil, puesto que tuvo que enfrentarse a la malagueña Victoria Kent, quien no apoyaría la propuesta hasta que las mujeres españolas hubieran atravesado "un periodo universitario y estuvieran liberadas de su conciencia". Finalmente, el sufragio femenino se aprobó con 161 votos a favor, de los cuales 83 eran socialistas.

A partir de este histórico acontecimiento, que es alabado y apropiado por diferentes partidos políticos para sus propios intereses electorales, su figura cae en el olvido; y más aún tras la Guerra Civil. Mientras sus compañeros diputados se exiliaron en países como Francia o México —la República en el exilio tuvo sede en ambos países y ejerció una constante presión para terminar con el régimen de Franco— poco se conoce de la vida de Campoamor. Es como si hubiera desaparecido del mapa. 

Un exilio sin retorno

Como muchos otros políticos y artistas españoles, el exilio fue la única solución de Campoamor para no caer en manos de la dictadura franquista. Primero vivió en Ginebra aunque pronto cambió la montañosa Suiza por el continente americano. Argentina fue el lugar en el que floreció su pasión y dedicación por la literatura, donde escribió numerosos ensayos. La investigadora Beatriz Ledesma recopiló sus artículos en el libro Del amor y otras pasiones, donde destacan las publicaciones de la revista femenina Chabela sobre la poesía española y su evolución a lo largo de los siglos.

La política y abogada Clara Campoamor (sentada) en su despacho EFE

En 1955, la escritora regresó a Suiza. En aquella época ya se descartaba cualquier tipo de intervención en España —dos años antes Estados Unidos y España habían firmado un pacto que inició la integración de la dictadura en el bloque occidental— y Campoamor se instaló en Lausana, una pequeña ciudad ubicada cerca de la frontera con Francia.

Allí trabajó durante años en un bufete de abogados hasta que perdió la vista. Suiza fue el tercer país en el que Clara Campoamor vio aprobado el sufragio femenino. En 1946, mientras vivía en Argentina, fue testigo de cómo Eva Perón le sucedía en la lucha por el voto de la mujer: "La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo". Tuvo que esperar hasta 1971 para que su nuevo hogar, la neutral Suiza, permitiera a la mujer ejercer su derecho al voto. Un año después fallecería debido a un cáncer a los 84 años de edad.

Clara Campoamor jamás pudo regresar a España y nunca pudo ver el final de la dictadura franquista y el inicio de la democracia, donde el sufragio universal se aprueba en la Constitución española de 1978. Sus restos descansan actualmente en el cementerio de Polloe, en San Sebastián.

Noticias relacionadas