El periodista Carlos Hernández recupera el dolor de los deportados españoles a los campos de concentración nazis en el cómic Deportado 4443, una obra con la que junto al ilustrador Ioaness Ensis ha tapado las "lagunas gráficas" que existen sobre algunos de los momentos que vivieron estos prisioneros.

Esas horas de tren hacia Mauthausen, o la famosa escalera de este campo por la que los presos tenían que subir pesadas piedras son algunas de esas imágenes que nunca capturó una máquina de fotos, pero que sí ha conseguido reproducir Ensis tras un gran trabajo de documentación y de asesoramiento por parte de historiadores y del propio Hernández.

"He plasmado la mirada que ellos tenían, he intentado ser fiel a lo que estaba viendo cuando lo tenían delante, y cuando no tenía la referencia fotográfica exacta he interpretado su tristeza y el abatimiento no sólo en sus ojos sino también en la expresión corporal de algunas personas", cuenta el dibujante a Efe. "Y hay muchas más cosas como las duchas, la cámara de gas, los cadáveres camino del crematorio, -lamenta el periodista- de eso no hay imágenes, y de alguna manera con este cómic se ha tapado esa laguna gráfica que todavía quedaba de cómo era la vida y la muerte en los campos de concentración nazis por los que pasaron los españoles y el resto de los deportados".

De alguna manera con este cómic se ha tapado esa laguna gráfica que todavía quedaba de cómo era la vida y la muerte en los campos de concentración nazis

Un tema que le mantiene ocupado desde 2012, cuando decidió contar la vida de su tío Antonio y de los 9.300 españoles deportados a los campos nazis en el libro "Los últimos españoles de Mauthausen", y retransmitirla al minuto durante 2015 en una cuenta de Twitter que llegó a alcanzar los 50.000 seguidores. Precisamente fue Ensis, uno de estos "tuiteros", como cuenta el propio ilustrador, el culpable de que Hernández recuperara esos tuits para convertirlos en los bocadillos de un cómic en el que, como insiste, no ha "escondido ni ocultado nada".

Pero con la complicidad que dan los grandes trabajos, Hernández le recuerda también que esas viñetas en blanco y negro dibujadas en varios estilos (trama o mancha) también le han hecho tener "pesadillas" ya que durante meses se ha enfrentado "entre cuatro o doce horas" (dependiendo de la ilustración) a mirar al detalle esas fotos de una crueldad extrema en la que cuerpos cadavéricos de miradas perdidas son los protagonistas.

Los autores de Deportado 4443. EFE

Al igual que en "Los últimos españoles de Mauthausen", en Deportado 4443 el tío de Hernández no es el protagonista, y no lo es porque no le hubiera "perdonado" escribir un libro únicamente sobre él. "Tenía que ser un libro sobre todos", matiza el periodista y reportero de guerra, sobre el resto de personajes, Cebrián y Pajarillo, pero también sobre esos dos tercios de los 9.300 españoles que perecieron entre las alambradas de Buchenwald, Dachau, Ravensbrück, Auschwitz y, especialmente, Mauthausen.

A falta de tres días para que se celebre el 72º aniversario de la liberación de Mauthausen, el campo de los españoles, que se conmemorará el 5 de mayo, ambos autores desean que esta obra sea un "ejercicio de memoria" para que estos pasajes de la Historia no se olviden, en palabras de Ensis.

Que le den un reconocimiento estatal a los deportados y deportadas españoles

Aunque Hernández tiene otro objetivo que lleva pidiendo desde hace años: "Que le den un reconocimiento estatal a los deportados y deportadas españoles". Pero ambos coinciden también en que de la mano del cómic llegarán a un "público diferente" al que se asoma normalmente a los temas históricos.

Eso sí, al periodista se alegra al pensar también que los pocos supervivientes franceses que hay, a los que visita anualmente, lo van a tener el mes que viene. Tendrán por primera vez un cómic sobre este pasaje de nuestra historia. Hernández ha vuelto así a reunirse con el cómic, un género que no leía desde que era joven, cuando leía las revistas de su hermano "El Víbora" o "1984". Y lo ha hecho emulando junto a Ensis el discurso que llevaron a Joe Sacco o Guy Delisle a acercarnos las realidades más duras de nuestra actualidad.

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