Fotograma de Ocho apellidos vascos, de Emilio Martínez-Lázaro

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Cine Guerra en el cine español

Telecinco y Antena 3 deciden el destino del cine español

Las producciones de las dos grandes cadenas arrasan pero no dejan espacio a filmes pequeños. Muchos denuncian competencia desleal.

7 marzo, 2016 02:56

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El cine español volvió a estar de enhorabuena el año pasado. La cuota de pantalla rozó el 20% y un gran número de películas superaron el millón de espectadores. Motivos para estar alegres, pero también para cuestionar el modelo actual de industria, ya que todos los títulos que superaron esa marca fueron producidos por Telecinco y Antena 3. Ocho apellidos catalanes, Atrapa la bandera, Perdiendo el norte, Regresión y Ahora o nunca pertenecen a las productoras de las dos grandes cadenas, por lo que tuvieron unas campañas de promoción a las que el resto de filmes no pueden aspirar.

Una situación sobre la que también ha puesto el ojo la Comisión Nacional de Mercados y Competencia. Su presidente, José María Marín Quemada expresaba hace unas semanas que “preferiría que ese duopolio no existiera”, al ser preguntado por el dominio publicitario de Telecinco y Antena 3, que controlan más del 80% del negocio. Esto afecta también al cine, ya que cualquier producción independiente tiene vetado el acceso a la promoción en los dos principales canales de televisión, mientras que sus propias obras disfrutan de una campaña que de otra forma costaría millones de euros.

Dueños del cine español

Una situación de desigualdad que ha sido denunciada por muchos productores españoles, que observan como el éxito de una película va casi siempre ligado a la labor de estas dos cadenas. Es el resultado de la obligación de ambas de dedicar el 5% de sus ingresos a la producción de cine español, lo que las ha convertido en “las dueñas del cine español”, tal como las calificó Agustín Almodóvar en una entrevista con este periodista.

“Eso es un gran error, porque en vez de apoyar al productor independiente, hay algo parecido al sistema de los estudios americanos que deja muy poco espacio fuera de ese mundo”, añadía. El productor, que además de las obras de su hermano ha sido el artífice de pelotazos internacionales como Relatos Salvajes y El Clan, cree que el cine español se está convirtiendo en un “cine televisivo, para su prime time, gracias a esa promoción que a todos nos encantaría tener y que es inalcanzable hasta para una major”. “Esa promoción, que es el gran déficit del cine español, la hacen esas dos televisiones con muchos canales que pueden usar para ese cometido. Para mí es un caso claro de competencia desleal”, zanjaba.

Para Agustín Almodóvar, el cine español se está convirtiendo en un cine televisivo gracias a la promoción de estas dos cadenas, un claro caso de competencia desleal

Álvaro Longoria, productor de Morena Films, no comparte esta calificación. “Son cadenas privadas y puede hacer lo que quieran para promociona su producto, es su obligación para hacer que sean rentables y lo han conseguido, están ganando mucho dinero, hacen una promoción muy inteligente. Lo que sería bueno es que hubiera más jugadores que hicieran lo mismo”, cuenta a este periódico.

Para Longoria está claro que las películas apoyadas por Antena 3 y Telecinco tienen “más visibilidad”. “Todos los duopolios son malos para los pequeños proveedores en general. La aparición de Movistar+ como jugador más agresivo está haciendo que haya más posibilidades para los productores, pero es verdad que en el mercado publicitario sólo hay dos cadenas que promocionen sus títulos”, opina.

En manos de dos o tres personas

Francisco Ramos ha vivido las dos caras de la moneda. Con Ahora o nunca trabajó de la mano de Atresmedia, mientras que con Anacleto no consiguió el apoyo de ninguna cadena. Para él existe un tipo de cine que sólo puede nacer de la mano de las televisiones. “Las películas de un determinado presupuesto sólo se pueden hacer con ellos porque si no las majors no se involucran. Negociar con ellas es más fácil cuando tienes a una cadena de televisión como coproductora, ya que las distribuidoras tienen que invertir menos en la promoción”, cuenta a EL ESPAÑOL mientras reconoce que la visibilidad es “complicada” para los títulos que no coproducen.

Las películas de un determinado presupuesto sólo se pueden hacer con ellos porque si no las majors no se involucran

Ramos no se atreve a calificarlo como competencia desleal, pero reconoce que el apoyo de una gran cadena “cambia el destino de las películas”. “Esto afecta en que sólo las películas que gusten a dos o tres personas pueden hacerse, me preocupa que el filtro se reduzca a eso y que sólo se haga el cine comercial que les gusta a ellos”, explica. En sus películas ha contado con el apoyo de Atresmedia, aunque no de Telecinco Cinema, y también subraya que nunca ha tenido intromisión por su parte.

Para él uno de los puntos más complejos es el trato de las distribuidoras hacia el cine producido por las televisiones: “no tratan igual a una película si está una de estas productoras detrás”.

¿Y dónde está TVE?

Una de las posibles soluciones para que el cine no producido por las televisiones privadas tenga acceso a una promoción digna sería utilizar las cadenas públicas para dar visibilidad al cine en el que participa. Para el productor de Nadie quiere la noche, Andrés Santana, esta es una de las cuentas pendientes de nuestra industria. “Las cadenas privadas al ser eso, privadas, meten la cantidad de promoción que quieren, ojalá se hiciera con todo el cine, pero es imposible así que o estas con ellos o estás fuera. El problema es que TVE no lo hace y debería apoyar más nuestro cine”, explica mientras recuerda que en Telecinco se llegó a abrir un informativo para promocionar Alatriste.

La solución no se prevé fácil, al menos hasta “que no se asiente la situación política actual”. Cree que este tipo de situaciones se dan en todos los ámbitos, pero recalca que, aunque injusto, “no puedes intervenir”. La misma opinión tiene Álvaro Longoria, que explica que la condición de televisión pública de TVE limita su capacidad promocional, por lo que pide permitir que el ente pueda “competir de igual a igual” para que deje de estar “en tierra de nadie”.