El Museo del Prado reabre sus puertas este sábado 6 de junio proponiendo al visitante un Reencuentro, como así se ha bautizado al nuevo e inédito recorrido expositivo que estará vigente hasta el 13 de septiembre. En total, la pinacoteca ha ingeniado una visita por 250 de sus obras más representativas vertebrada a través de la Galería Central del edificio Villanueva. De ellas, hasta 190 han sido recolocadas en nuevas paredes, como Las hilanderas, vecina de nuevo y tras casi un siglo de Las meninas. "Nunca hemos visto el Prado como ahora y probablemente nunca más lo vayamos a ver así", ha destacado Miguel Falomir, el director, en la presentación. Estas son las 50 joyas que no te puedes perder.

  • 1 de 50

    'La Anunciación' (Fra Angelico)

    1425-1426. Témpera sobre tabla, 190,3x191,5 cm. Considerada como una de las primeras obras maestras del artista florentino, fue pintada para el convento de Santo Domingo en Fiésole. Una tela hipnotizante, más aún después su restauración, concluida el año pasado. Se trata de una obra tradicional cuya tabla central muestra el ciclo de la pérdida (Adán y Eva expulsados del Paraíso) y salvación del hombre (Anunciación de María), mientras los cinco paneles de la predela ilustran otros tantos episodios de la vida de la Virgen.

    Museo del Prado
  • 2 de 50

    'El Descendimiento' (Rogier Van der Weyden)

    Antes de 1443. Óleo sobre tabla, 204,5 x 261,5 cm. Todavía con la corona de espinas, Cristo muestra un cuerpo poco atlético, sin apenas barba y sin huellas de la flagelación. Es la tabla central de un tríptico pintado para la capilla de Nuestra Señora Extramuros de Lovaina y que recrea una escena de gran complejidad en un espacio contenido.

    Museo del Prado
  • 3 de 50

    'Autorretrato' (Alberto Durero)

    1498. Óleo sobre tabla, 52x41 cm. Uno de los autorretratos más valiosos de la colección de la pinacoteca, que se expone a la par que el de Tiziano. Durero se retrata como un 'gentiluomo', vestido con tonos claros y con sus mejores galas. El pintor cubre las manos con las que trabaja con guantes grises de cabritilla, propios de un alto estatus social, con la intención de elevarse de artesano a artista y situar la pintura entre las artes liberales, como en Italia.

    Museo del Prado
  • 4 de 50

    'Tríptico de La Adoración de los Magos' (El Bosco)

    Hacia 1494. Grisalla, Óleo sobre tabla de madera de roble. La obra maestra de El Bosco, El jardín de las delicias, deberá permanecer unos meses más a la sombra: su delicado estado y su gran tamaño no hacían viable su movimiento. Pero sí podrá contemplarse esta magnífica obra que aborda el tema de la llegada de la salvación al mundo, un mensaje sobre la universalidad de la Redención.

    Museo del Prado
  • 5 de 50

    'El triunfo de la Muerte' (Pieter Bruegel, el Viejo)

    1562-1563. Óleo sobre tabla, 117x162 cm. Obra moral que muestra el triunfo de la Muerte sobre las cosas mundanas, simbolizado a través de un gran ejército de esqueletos arrasando la Tierra. Al fondo aparece un paisaje yermo donde aún se desarrollan escenas de destrucción. En un primer plano, la Muerte al frente de sus ejércitos sobre un caballo rojizo, destruye el mundo de los vivos, quienes son conducidos a un enorme ataúd, sin esperanza de salvación. Todos los estamentos sociales están incluidos en la composición, sin que el poder o la devoción pueda salvarles.

    Museo del Prado
  • 6 de 50

    'El paso de la laguna Estigia' (Joachim Patinir)

    1520-1524. Óleo sobre tabla, 64x103 cm. Otro lienzo espectacular. Patinir sitúa la escena en el momento en que Caronte ha llegado al lugar en que se abre un canal a cada lado de la Estigia, momento de la decisión final, cuando el alma a la que conduce tiene que optar por uno de los dos caminos: el paraíso o el infierno.

    Museo del Prado
  • 7 de 50

    'La Crucifixión' (Juan de Flandes)

    1509-1519. Óleo sobre tabla, 123x169 cm. El pintor flamenco dispuso a Cristo clavado con tres clavos en la cruz; muerto, con la corona de espinas y la sangre brotando de sus heridas. Incidió en los aspectos emocionales para tratar de crear una imagen lo más conmovedora posible. El cuadro fue realizado para el retablo mayor de la catedral de Palencia.

    Museo del Prado
  • 8 de 50

    'Noli me tangere' (Correggio)

    Hacia 1525. Óleo sobre tabla pasada a lienzo, 130x103 cm. Se trata de una de las primeras obras de madurez de Correggio. La composición, de aparente simplicidad, es de un equilibrio extraordinario. A lo largo de una vertical que parte del pie derecho de la Magdalena y termina en la mano izquierda de Cristo, los personajes se recortan ante un bellísimo paisaje tenuemente iluminado por la luz del amanecer.

    Museo del Prado
  • 9 de 50

    'El Cardenal' (Rafael)

    1510-1511. Óleo sobre tabla, 79x61 cm. Desde que se atribuyó la pintura a Rafael y quedó claro que el retratado no era Antonio Granvela, la crítica ha intentado esforzadamente identificar a este prelado. Los candidatos más razonables son los cardenales Bendinello Suardi y, sobre todo, Francesco Alidosi. Lo que más llama la atención es la extraordinaria perspicacia icástica de Rafael, capaz de fijar la imagen definitiva y universal de un cardenal del Renacimiento, sin renunciar por ello a representar la singularidad de este individuo.

    Museo del Prado
  • 10 de 50

    'Venus y Adonis' (Paolo Veronés)

    Hacia 1580. Óleo sobre lienzo, 162x191 cm. La pintura ilustra un pasaje de Las Metamorfosis del poeta romano Ovidio que da cuenta de un amor truncado por la muerte repentina de uno de los amantes, en este caso, Adonis. Veronés muestra la pesadumbre de Venus, diosa del amor, que intuye la muerte que encontrará su amante en una cacería.

    Museo del Prado
  • 11 de 50

    'El lavatorio' (Jacopo Tintoretto)

    1548-1549. Óleo sobre lienzo, 210x533 cm. El cuadro representa la escena narrada en el Evangelio de San Juan en la que Cristo, durante la Última Cena, se puso a lavar los pies de sus discípulos. Tintoretto eliminó los espacios muertos entre las figuras y el cuadro se ordena a lo largo de una diagonal que, partiendo de Cristo, prosigue por la mesa en la que aguardan turno los apóstoles para acabar en el arco al fondo del canal.

    Museo del Prado
  • 12 de 50

    'David vencedor de Goliat' (Caravaggio)

    Hacia 1600. Óleo sobre lienzo, 110,4x91,3 cm. El cuadro representa al joven pastor David dando muerte con su honda al gigante Goliat y le corta la cabeza para exhibirla como triunfo. El episodio de atar los cabellos del gigante para mostrar la cabeza carece de antecedentes iconográficos y no tiene mención explícita en el texto bíblico, lo que se ha entendido como una muestra más de la originalidad de Caravaggio y de su independencia.

    Museo del Prado
  • 13 de 50

    'Bodegón con flores, copa de plata dorada, almendras, frutos secos, dulces, panecillos, vino y jarra de peltre' (Clara Peeters)

    1611. Óleo sobre tabla, 52x73 cm. En el siglo XVII, Amberes era el mayor mercado de arte del mundo y la pintura una profesión dominada por hombres. Pero hubo una anomalía, la de Clara Peeters, una mujer autodidacta e invisible, que tuvo que retratarse como un reflejo en una copa como mecanismo de afirmación.

    Museo del Prado
  • 14 de 50

    'La Anunciación' (El Greco)

    1597-1600. Óleo sobre lienzo, 315x174 cm. En esta obra, pintada para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación (Madrid), el arcángel Gabriel se dirige a María en el interior de un espacio doméstico que ha sido ocupado por nubes y un nutrido grupo de ángeles que acompañan al Espíritu Santo. En La Anunciación madrileña el Greco culmina un proceso de transformación del episodio en el que simplifica la escenografía, depura la composición y subraya la presencia celestial dando espectacular protagonismo a la luz y el color.

    Museo del Prado
  • 15 de 50

    'La Resurrección' (El Greco)

    1597-1600. Óleo sobre lienzo, 275x127 cm. Otra de las obras pintadas para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación (Madrid) -en el nuevo recorrido expositivo del Prado se podrán ver cinco de ellas-, en la que Cristo se eleva glorioso y sereno sobre un grupo de soldados que observan entre asombrados y temerosos la prodigiosa aparición.

    Museo del Prado
  • 16 de 50

    'Agnus Dei' (Francisco de Zurbarán)

    1635-1640. Óleo sobre lienzo, 37,3x62 cm. Un fondo oscuro y una mesa gris es el escenario donde se expone el motivo único del cuadro: un cordero merino de entre ocho y doce meses de vida. Se encuentra todavía vivo, tumbado y con las patas ligadas con un cordel, en una actitud inequívocamente sacrificial. Es verdad que en este caso no existen otros elementos aparte de la simple presencia de un cordero, pero la asociación entre este animal y el Hijo de Dios sacrificado -Cordero de Dios- estaba tan extendida, que resulta improbable que un español del siglo XVII fuera capaz de abstraerse de las connotaciones religiosas.

    Museo del Prado
  • 17 de 50

    'El caballero de la mano en el pecho' (El Greco)

    Hacia 1580. Óleo sobre lienzo, 81,8x66,1 cm. Este ejemplar, uno de los más emblemáticos de su autor, representa a un caballero, de unos treinta años, que viste según la moda española de finales de los setenta del siglo XVI. La más convincente de las identificaciones es la que liga esta figura con la del tercer marqués de Montemayor, Juan de Silva y de Ribera, alcaide del Alcázar de Toledo por nombramiento de Felipe II. El retrato se expone ahora en una suerte de gabinete con otros de El Greco.

    Museo del Prado
  • 18 de 50

    'María Tudor, reina de Inglaterra, segunda mujer de Felipe II' (Antonio Moro)

    1554. Óleo sobre tabla, 109x84 cm. Antonio Moro viajó a Londres en 1554 a instancias de Carlos V para hacer el retrato de María Tudor, hija bastarda de Enrique VIII de Inglaterra y Catalina de Aragón. El pintor muestra a la reina, en actitud tensa, de tres cuartos en un sillón de terciopelo carmesí, símbolo de la soberanía, dispuesto en un plano oblicuo para aumentar la profundidad espacial, sosteniendo la rosa roja de los Tudor. También lleva en su cuello la joya que le regaló el príncipe Felipe.

    Museo del Prado
  • 19 de 50

    'Nacimiento de san Juan Bautista' (Artemisa Gentileschi)

    Hacia 1635. Óleo sobre lienzo, 184x258 cm. Forma parte de una serie de seis pinturas encargadas en Nápoles con destino al Palacio del Buen Retiro de Madrid. El cuadro muestra la valentía de Artemisa al desplazar a Isabel, la mujer que acaba de parir, a un segundo plano tétrico, representándola dolorida y agotada. Nunca otro artista se había atrevido a resaltar el dolor que supone un parto para una anciana. Este lienzo ha estado escondido hasta hace muy poco en los sótanos del museo.

    Museo del Prado
  • 20 de 50

    'Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II' (atribuido a Sofonisba Anguissola)

    1561-1565. Óleo sobre lienzo, 206x123 cm. Este retrato muestra a la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, de cuerpo entero. Hasta fecha reciente este retrato se atribuyó a Sánchez Coello. Sin embargo, detalles como la preparación en blanco de plomo han hecho que su autoría se incline hacia la pintora de Cremona, que fue profesora de pintura y de dibujo de la monarca, además de retratista de la familia real.

    Museo del Prado
  • 21 de 50

    'San Francisco en oración' (Francisco de Zurbarán)

    1659. Óleo sobre lienzo, 126x97,1 cm. Esta es una de las más bellas obras tardías de Zurbarán y una de sus más atractivas representaciones de Francisco, su santo patrón, al que pintó en numerosas ocasiones.

    Museo del Prado
  • 22 de 50

    'Martirio de san Felipe' (José de Ribera)

    1639. Óleo sobre lienzo, 234x234 cm. El lienzo presenta el martirio como un impresionante drama religioso y humano, un espectáculo esencialmente terrenal. Ribera da una demostración fascinante de pericia pictórica con el empleo de tonos ricos y saturados y un manejo magistral de la pintura.

    Museo del Prado
  • 23 de 50

    'La fragua de Vulcano' (Diego Velázquez)

    1630. Óleo sobre lienzo, 223x290 cm. Cuenta Ovidio en las Metamorfosis (IV) que Apolo, el resplandeciente dios del sol, fue al taller del herrero de los dioses del Olimpo, Vulcano, para darle la humillante noticia de que su mujer, Venus, estaba cometiendo adulterio con el dios guerrero Marte. Velázquez representa la reacción del estupefacto y airado esposo, así como la turbación de quienes le asisten en la fragua, esos cíclopes míticos a los que el pintor ha concedido un segundo ojo. La fragua presenta importantes avances en el arte de la narración pictórica: mostrando a todos los personajes pendientes del mensajero, Velázquez conecta sus reacciones, haciéndolos actuar entre sí.

    Museo del Prado
  • 24 de 50

    'Las meninas' (Diego Velázquez)

    1656. Óleo sobre lienzo, 320,5x281,5 cm. Es una de las obras de mayor tamaño de Velázquez y en la que puso un mayor empeño para crear una composición a la vez compleja y creíble, que transmitiera la sensación de vida y realidad, y al mismo tiempo encerrara una densa red de significados. Representa a la familia de Felipe IV, a quien se ve reflejado en el espejo, y el tema central es la infanta Margarita. Su escenario es uno de los espacios más creíbles que nos ha dejado la pintura occidental; su composición aúna la unidad con la variedad; los detalles de extraordinaria belleza se reparten por toda la superficie pictórica. No ha cambiado de sitio, pero sí se le han añadido nuevos lienzos de los que llevaba casi un siglo separados, como Las hilanderas.

    Museo del Prado
  • 25 de 50

    'Las hilanderas' (Diego Velázquez)

    1655-1660. Óleo sobre lienzo, 220x289 cm. Los elementos principales en el plano mitológico se encuentran en el espacio del fondo, donde la diosa Palas, armada con casco, discute con Aracne, compitiendo sobre sus respectivas habilidades en el arte de la tapicería. Tras ellas se encuentra un tapiz que reproduce El rapto de Europa. Las interpretaciones son muy variadas: algunos críticos perciben el cuadro como un aviso a la soberbia y otros ven representado el paso de la materia (el proceso de hilar) a la forma (el tapiz) a través del poder del arte.

    Museo del Prado
  • 26 de 50

    'Los borrachos' o 'El triunfo de Baco' (Diego Velázquez)

    1628-1629. Óleo sobre lienzo, 165x225 cm. Fue la primera vez que Velázquez se enfrentó a una fábula mitológica. Esas circunstancias convierten el lienzo en una obra fronteriza, que inaugura una temática que estará presente hasta los últimos años de la carrera del pintor. El personaje principal es Baco, quien le dio la oportunidad de representar uno de sus primeros desnudos masculinos, y domina la composición con la luminosidad de su cuerpo y sus vestiduras. Se ha interpretado el cuadro como una alegoría sobre el vino, que no sólo tiene la capacidad de alegrar el ánimo de los hombres y llevarle a estados no racionales, sino que constituye un estímulo para la creación poética.

    Museo del Prado
  • 27 de 50

    'El bufón el Primo' (Diego Velázquez)

    1644. Óleo sobre lienzo, 106,5x82,5 cm. Este es uno de los cinco bufones que integran un novedoso retablo en la sala 12, el sancta santorum del Prado. Aunque tradicionalmente se ha identificado con don Sebastián de Morra, recientemente se ha demostrado que se trata del bufón denominado el Primo, que acompañó a Felipe IV en 1644 a Aragón, y allí consta documentalmente que fue retratado por Velázquez. Destaca por su riqueza cromática, la soltura técnica o la ubicación del modelo en un espacio indeterminado.

    Museo del Prado
  • 28 de 50

    'Cristo crucificado' (Diego Velázquez)

    Hacia 1632. Óleo sobre lienzo, 248x169 cm. 37 de los 44 lienzos que conserva el Museo del Prado firmados por Velázquez se pueden ver en el nuevo montaje poscoronavirus. Entre ellos no falta este monumental Cristo crucificado, probablemente encargado por Jerónimo de Villanueva, protonotario del reino de Aragón y mano derecha del conde duque de Olivares, para el Convento de San Plácido de Madrid, que él mismo había fundado en 1623. 

    Museo del Prado
  • 29 de 50

    'Carlos V en la Batalla de Mühlberg' (Tiziano)

    1548. Óleo sobre lienzo, 335x283 cm. El retrato, una de las obras más representativas del Prado, conmemora la victoria de Carlos V sobre la Liga de Smalkalda en Mühlberg el 24 de abril de 1547. El emperador va pertrechado al modo de la caballería ligera, con media pica y pistola de rueda. El retrato está encaminado al deseo de la corte de representar la imagen de un emperador capaz de gobernar un heterogéneo conjunto de estados y religiones.

    Museo del Prado
  • 30 de 50

    'Felipe II' (Tiziano)

    1551. Óleo sobre lienzo, 193x111 cm. El retrato es una exaltación de la dignidad del príncipe. De ahí el énfasis en los elementos representativos como la columna, en el bufete cubierto de terciopelo carmesí y la armadura. Tiziano desplegó su acreditada habilidad para idealizar a sus modelos sin estridencias y estilizó a Felipe, que no recuerda al recio individuo de mediana estatura descrito por el embajador veneciano Federico Badoaro.

    Museo del Prado
  • 31 de 50

    'Las lanzas' o 'La rendición de Breda' (Diego Velázquez)

    Hacia 1635. Óleo sobre lienzo, 307,3x371,5 cm. El 5 de junio de 1625 Justino de Nassau, gobernador holandés de Breda, entregó las llaves de la ciudad a Ambrosio Spínola, general genovés al mando de los Tercios de Flandes. La ciudad tenía una extraordinaria importancia estratégica y fue uno de los lugares más disputados en la larga pugna que mantuvo la Monarquía Hispánica con las Provincias Unidas del Norte. El acontecimiento había de ser plasmado de forma majestuosa y Velázquez respondió al reto creando una obra maestra, en la que da prueba no sólo de sus extraordinarias dotes descriptivas o de su dominio de la perspectiva aérea. sino también de su habilidad para la narración y de su capacidad para poner todos los elementos de un cuadro al servicio de un contenido concreto.

    Museo del Prado
  • 32 de 50

    'La Adoración de los Magos' (Rubens)

    1628-1629. Óleo sobre lienzo, 355,5x493 cm. La grandiosidad de la obra se observa en la multitud de personajes, cuya posición permite trazar una diagonal desde la esquina superior derecha que confluye en la figura del niño, punto central de la obra. Es una composición llena de movimiento y dinamismo, donde cada uno de los personajes se estudia de manera individual y en su conjunto, mostrando diferentes posturas y planos. La obra fue un encargo de la ciudad de Amberes en torno a 1608 para decorar el Salón de los Estados del Ayuntamiento, que acogería la firma de un tratado de paz entre España y las Provincias Unidas conocido como la Tregua de los Doce Años.

    Museo del Prado
  • 33 de 50

    'Lucha de san Jorge y el dragón' (Rubens)

    1606-1608. Óleo sobre lienzo, 309x257 cm. La historia de San Jorge y el Dragón fue popularizada por el escritor Jacopo della Voragine en su Leyenda Dorada. Aquí se cuenta cómo San Jorge llegó a Silca, ciudad de Libia, donde había un gran lago habitado por un dragón. El pueblo, para aplacar la ira del monstruo, lanzaba dos ovejas diarias como alimento. Al acabarse las ovejas, comenzaron a sacrificar a los habitantes del pueblo, elegidos por sorteo. Así, le llegó el turno a la hija del rey quien, en su camino, se encontró con San Jorge que la salvó. Rubens representa el momento en el que San Jorge amenaza con su espada al dragón, que aparece con la forma de un monstruo con los ojos desencajados, sujetando la lanza con la que el santo le ha atravesado la boca.

    Museo del Prado
  • 34 de 50

    'Dánae recibiendo la lluvia de oro' (Tiziano)

    1560-1565. Óleo sobre lienzo, 129,8x181,2 cm. Dánae ilustra el momento en que Júpiter la posee en forma de lluvia de oro. Tiziano pintó la primera Dánae en Roma en 1544-45 para el cardenal Alessandro Farnese y aludía a los amores del cardenal con una cortesana. Esta fue modelo para la de Felipe II, donde Cupido fue sustituido por una anciana celadora, cuya inclusión enriquece la pintura al brindar sofisticados 'contrapposti': juventud frente a vejez; belleza frente a fealdad; figura desnuda frente a vestida.

    Museo del Prado
  • 35 de 50

    'Saturno devorando a un hijo' (Rubens)

    1636-1638. Óleo sobre lienzo, 182,5x87 cm. La figura de Saturno muestra una gran fuerza tanto en la postura de su cuerpo como en el rostro, con un dramatismo muy destacado en la figura del niño. En el nuevo recorrido expositivo ha quedado emparejado con el Saturno de Goya.

    Museo del Prado
  • 36 de 50

    'Saturno' (Francisco de Goya)

    1820-1823. Técnica mixta sobre revestimiento mural trasladado a lienzo, 143,5x81,4 cm. La única pintura de la colección de Pinturas Negras de Goya que se podrá ver en el nuevo montaje del Prado. Representa a Saturno o Chronos, emblema alegórico del paso del tiempo, devorando a uno de sus hijos recién nacidos.

    Museo del Prado
  • 37 de 50

    'Las tres gracias' (Rubens)

    1630-1635. Óleo sobre tabla de madera de roble, 220,5x182 cm. Las hijas de Júpiter y de Eurymone, Aglae, Eufrosina y Talía, simbolizan diferentes conceptos desde la antigüedad. Hesíodo las asoció en la Ilíada con la diosa Afrodita, convirtiéndose así en símbolo de la belleza, el amor, la fertilidad y la sexualidad. Pero también se relacionaban con la generosidad y la amistad al recibir y otorgar dones.

    Museo del Prado
  • 38 de 50

    'El Prendimiento de Cristo' (Anton van Dyck)

    1618-1620. Óleo sobre lienzo, 344 x 253 cm. Esta obra, uno de los cuadros más representativos del pintor flamenco, corresponde a la producción juvenil de Van Dyck, inspirada directamente en modelos venecianos. Se representa a Jesús en la oscuridad del monte de los Olivos recibiendo el beso de Judas que consuma la traición.

    Museo del Prado
  • 39 de 50

    'El martirio de san Andrés' (Bartolomé Esteban Murillo)

    1675-1682. Óleo sobre lienzo, 123x162 cm. Es obra de su última etapa, cuando cultivó un estilo que ha sido calificado como vaporoso, en el que las figuras pierden nitidez de contornos gracias a la utilización de una luz y un color que unifican todo. Pero esta suavidad en el tratamiento de la materia pictórica no resta contundencia expresiva a las formas, y no impide que Murillo haya podido transmitir una gran carga expresiva a una de las pocas escenas de contenido dramático que realizó.

    Museo del Prado
  • 40 de 50

    'La familia de Carlos IV' (Francisco de Goya)

    1800. Óleo sobre lienzo, 280x336 cm. La familia de Carlos IV perteneció a la magnífica serie de retratos reales iniciada por Goya, primer pintor de cámara, en septiembre de 1799. Goya colocó a los catorce personajes que aparecen en un austero interior sin alfombras, decorado en su pared del fondo con dos monumentales pinturas. El cuadro se basa en Las meninas de Velázquez.

    Museo del Prado
  • 41 de 50

    'El 2 de mayo de 1808 en Madrid' o 'La lucha con los mamelucos' (Goya)

    1814. Óleo sobre lienzo, 268,5x347,5 cm. Para la representación de los hechos de la mañana del 2 de mayo, Goya se decantó por el combate callejero contra la caballería francesa, representando principalmente a los más aguerridos y famosos de todos, los mamelucos de la Guardia Imperial. Entre los asaltantes españoles, la diversidad de tipos, con atuendos de varias regiones, expresan la variedad del pueblo que se alzó contra los franceses. En el nuevo montaje, este cuadro está en la misma sala que La familia de Carlos IV y enfrentado a Los fusilamientos.

    Museo del Prado
  • 42 de 50

    'El 3 de mayo en Madrid' o 'Los fusilamientos' (Goya)

    1814. Óleo sobre lienzo, 268x347 cm. Goya pintó dos cuadros sobre los hechos del 2 de mayo de 1808 y planteó dos temas cruciales. Este representa la represalia del ejército francés, iniciada ya por las tropas francesas en la misma tarde del 2 de mayo en el paseo del Prado y a la luz del día, las ejecuciones de la noche y la lluviosa madrugada del 3 de mayo a las afueras de Madrid, lo que confería a la escena un mayor dramatismo.

    Museo del Prado
  • 43 de 50

    'La maja desnuda' (Goya)

    1795-1800. Óleo sobre lienzo, 97,3x190,6 cm. Sigue la tipología tradicional de la diosa Venus tendida sobre el lecho. Goya dispuso a La maja desnuda con los brazos entrecruzados por debajo de la cabeza y la situó provocadoramente en un canapé moderno, mirando al espectador con leve y sugestiva sonrisa. Es ejemplo del estilo más dieciochesco de Goya. La leyenda la ha identificado con la duquesa de Alba basándose en los supuestos amores entre ésta el pintor.

    Museo del Prado
  • 44 de 50

    'Los duques de Osuna y sus hijos' (Goya)

    1787-1788. Óleo sobre lienzo sin forrar, 225 x 174 cm. Retrato de la familia del IX duque de Osuna, don Pedro Téllez-Girón (1755-1807) y de su mujer la condesa-duquesa de Benavente y duquesa de Osuna, doña Josefa Alonso de Pimentel (1752-1834). Se trata del segundo retrato familiar pintado por Goya.

    Museo del Prado
  • 45 de 50

    'La duquesa de Alba y su dueña' (Goya)

    1795. Óleo sobre lienzo sin forrar, 33x27,7 cm. La obra más pequeña de las 250 que se pueden ver en el nuevo recorrido. Se ha considerado como retrato de la duquesa de Alba por los abundantes cabellos negros y rizados según la moda de 1795. Para la sirvienta a la que asusta con un dije de coral contra el mal de ojo, se ha sugerido el nombre Rafaela Luisa Velázquez, conocida como "La beata" por su extremada devoción.

    Museo del Prado
  • 46 de 50

    'Chicos en la playa' (Joaquín Sorolla)

    1909. Óleo sobre lienzo, 118x185 cm. La obra más moderna del nuevo itinerario expositivo del Museo del Prado. La serie de cuadros con motivos de niños en el agua culmina con esta obra, en la que los desnudos de los muchachos se imponen en la composición en mayor medida que en otra pintura del artista.

    Museo del Prado
  • 47 de 50

    'El Cid' (Rosa Bonheur)

    1879. Óleo sobre lienzo, 95x76 cm. El título de la obra, relacionado con España, evoca la libertad, la insumisión y la valentía, valores que la artista expresó en su propia vida y a través de la representación de animales, convertidos en el principal motivo de su obra. Bonheur fue una artista de pincelada y mensaje vigorosos.

    Museo del Prado
  • 48 de 50

    'Fantasía sobre Fausto' (Mariano Fortuny)

    1866. Óleo sobre lienzo, 40x69 cm. Homenaje a la música y a su ejecución virtuosa, esta obra es fruto de la interpretación que Juan Bautista Pujol hizo de su Gran fantasía para piano basada en motivos de la ópera Fausto de Charles Gounod en el estudio del pintor Francisco Sans y Cabot.

    Museo del Prado
  • 49 de 50

    'Carlos V y el Furor' (Leone y Pompeo Leoni)

    1551-1555. Bronce, 251x143 cm. En 1549 Carlos V encargó a Leone Leoni en Bruselas un conjunto de estatuas de él y de su fallecida esposa, la emperatriz Isabel de Portugal, en diferentes formatos (busto y medio cuerpo) y materiales (mármol y bronce), cuya pieza más emblemática, por su ambición artística y conceptual, era Carlos V y el Furor. La novedad es que en esta ocasión al emperador se le ha desprovisto de la armadura: se verá desnudo.

    Museo del Prado
  • 50 de 50

    'Antonino Pío' (Anónimo)

    140-150. Mármol blanco, 108x75 cm. La obra de arte más antigua del nuevo recorrido. Busto colosal del emperador romano compuesto por una cabeza antigua de mármol blanco y un torso del siglo XVII.

    Museo del Prado