Dice Víctor Manuel -ya más que un hombre, ya casi un símbolo de nuestra sentimentalidad patria y de los años rebeldes- que él nunca tuvo ninguna duda de que de esta pandemia íbamos a salir peores: “Los mismos horrores, los mismos egoísmos, los mismos hijos de puta que había antes de la Covid-19”, resopla. “Sí, habrá gente más hipersensibilizada que de repente decida irse de la ciudad al campo, al aire libre, pero eso no nos hace mejores ni peores, sino diferentes. Tenemos una memoria fragilísima, en general, y estamos dispuestos a cometer los mismos errores en poco tiempo. La gente se ha acojonado mucho, se ha aterrado, pero eso en nuestro caso no influye en un cambio real”, sostiene. Pues cortita y al pie.

El mítico cantautor sólo ha utilizado el confinamiento para ordenar, limpiar cajones y tirar cosas: de aquellos barros no salió ni una canción. La cabeza le pedía regresar al escenario para encontrar la paz y aquí está: vuelve para cantarlo. Arranca su gira estival por todo el territorio español en Cangas del Narcea y más adelante actuará en Madrid, Castellón, Burgos, Barcelona, Lorca, Alicante o La Unión, a la espera de más confirmaciones.

¿Se pone la gente pesada pidiéndole alguna canción legendaria en concreto?

No es que me pidan una en concreto, es que si fuera por ellos serían siempre las mismas y no podría cambiar de repertorio nunca. Es normal. Así que cantas un poco lo que quieren ellos y lo que quieres tú, porque uno es partidario de meter los últimos trabajos. Durante un tiempo fui muy esquivo para hacer este tipo de cosas, esto de tocar siempre las mismas, hasta que fui a un concierto de Simon & Garfunkel en Vallecas y lo entendí. Amenazaron con irse sin tocar Bridge over Troubled Water y pensé “joder, qué cabrones estos tíos”. Luego volvieron y la cantaron, claro, pero ahí entendí que todos queremos escuchar lo que conocemos, lo que tenemos masicado.

¿Qué sabe hoy cuando se sube a un escenario que no sabía cuando tenía veinte años?

Con veinte años no sabía nada, estaba todo por aprender. Eso tenía un lado salvaje que podía tener gracia en algún momento, pero con los años aprendes técnica y manejo de las cosas. Aprendes a dar un concierto de dos horas sin que nadie se aburra en ningún momento.

¿España ha cambiado a la vez que sus canciones?

Bueno, es que todo cambia mucho: las canciones no tienen la misma vida en una época que en otra. Hay canciones que llevo cantando treinta años y han despegado fuerte hace seis años, eso tiene que ver con la sentimentalidad de la gente, sí, pero también con su evolución musical. Yo incluyo varias canciones en un apartado llamado ‘Canciones desgraciadas’, porque a mí me gustaban mucho pero a la gente no les gustaban nada. Y la verdad es que muchas de ellas han resucitado y ahora van bien. Pasa con Canción pequeña o con Asturias, que de repente se volvió insustituible. La puerta de Alcalá no funciona en todas las épocas. Hace treinta años sí, claro, pero ahora la gente está en otra fase distinta y no les interesa que les cuente aquello que pasaba.

¿Cómo lo va a hacer ahora que hay que poner lavadoras por la noche? Vaya follón salir del concierto e irse a tender, ¿no?

Es una de esas cosas aparentemente entretenidas, que convertimos en chascarrillo, pero que son una gran putada. En todo caso, recae del lado del consumidor, y del consumidor más humilde. Hay cosas que la izquierda nunca va a solucionar. Date cuenta que izquierda y derecha solucionaron el tema de Hacienda, ¿no? Si no pagas cinco euros que les debes va a ir a por ti, eso seguro, pero la izquierda nunca va a solucionar la tardanza de la justicia o la cuestión de la energía. Se han aparcado. Jamás han intentado tocarlas.

Decía el otro día su compañero Ismael Serrano que antes los comunistas en España caían bien, que se les veía como a chicos simpáticos y soñadores y ahora como a un verdadero peligro. ¿Está de acuerdo, se siente así?

No estoy de acuerdo. En España al comunista siempre se le ha visto como a un ogro y la mirada hacia el comunismo ha sido poco amistosa. Yo militaba en el Partido Comunista y sé que había gente maravillosa dentro y gente horrible, y mucha de esa gente horrible, por cierto, estuvieron haciendo política y siguen haciéndola.

¿Es un descreído?

Desde siempre. Ya hice la primera canción descreída en 1978. Pero soy un descreído activo. He peleado por las cosas por las que merecía la pena pelear, y este descreimiento no me hace abstenerme ni me hace irme a mi casa. Tengo la misma capacidad de indignación cuando me levanto por la mañana que hace 40 o 50 años.

Pero va usted seleccionando mejor las guerras.

Eso es. Algunas las quiero pelear y otras las considero perdidas de antemano.

Cantó usted a finales de los setenta Socialismo en libertad. ¿Sabe que ahora Ayuso dice “comunismo o libertad”?

Ayuso no sabe lo que significa la palabra comunismo ni la palabra libertad. La imagen más grosera de este país que he visto en muchos años ha sido la de la gente desfilando en coches por la Castellana y gritando “libertad”. Es una foto para enseñársela al mundo y que se rían de nosotros. Es grotesca, es siniestra, es estúpida. Asocian la libertad con ir en coche por la Castellana o con tomar cañas… que les den por culo.

¿Cuándo se siente libre Víctor Manuel?

Me siento libre absolutamente cuando agarro la guitarra. Ahí no entra nada de la calle, ni del ruido, ni de nada, sólo mis canciones, y si he llegado hasta aquí es por eso, no tengo ningún otro argumento. No he enseñado mi vida, no tuiteo tonterías. He escrito canciones, nada más.

Pero tiene usted ya dejes de símbolo. Es más que un hombre que hace canciones.

No, no. Lo que tú dices es que hay gente que te quiere más que otra, pero eso lo sé de toda la vida. Empecé a cantar y vi que no podía gustar a todo el mundo. Eso tiene de todo menos cálculo: se da y se da. No hay que lamentarse por la leche derramada. Pero la gente a la que le gustas te da la libertad de poder poner una entrada a la venta y de que la compren, y eso te hace libre, el no depender más que de tu público.

¿Cree que después de la pandemia vendrá una nueva Movida madrileña de sexo y drogas, ahora liderada por Díaz Ayuso en vez de por Tierno Galván?

No, y no porque Ayuso pueda liderar eso, que no lo creo, sino porque eso no se puede inventar artificialmente. Surge en un momento determinado por una mezcla de fuerzas. Yo creo que ha habido muy poco análisis sobre lo que significó la Movida. Algunos días, por curiosidad, me pongo parte de mi colección inmensa de discos de ese periodo y me dan ganas de morirme. Salvas de eso lo que hay que salvar: Antonio Vega, Los Secretos, Radio Futura… en fin, gente que ha llegado hasta el presente sabiendo lo que hacía, con canciones reconocibles y buenísimas. Lo demás es farfolla y tontería. Una tontería impresionante. Si esa es la Movida que piensan recrear… será un farol sin más.

Bueno, igual que durante un tiempo se idealizó mucho la Movida, luego sí ha habido una lectura muy crítica rollo “eran cuatro pijos desclasados y despolitizados que ni aún yendo puestísimos sabían escribir una mala canción”.

Yo jamás diré eso de “pijos desclasados”, porque pijos desclasados también eran Los Panero y fueron capaces de hacer El desencanto de Jaime Chávarri. Me da igual que la gente esté despolitizada o que sea gente rica o gente pobre, lo que importa es si es gente con talento y con cosas que contar o gente que no tiene ningún interés, como el grueso de la Movida.

El cantante Víctor Manuel. Carmen Suárez.

¿Indultamos o no indultamos, Víctor Manuel?

Claro que sí, por mí claro que indultamos. Vamos, estoy esperando, si no, a que me digan qué alternativa tienen los que están en contra del indulto para avanzar algo. Si no, yo ya no lo veré, pero en 50 años estaréis hablando de lo mismo, de Cataluña y su problemática. Intentaría atraer a los independentistas con esto. No sé. Tienen mucho miedo al indulto muchos y dicen “es que lo van a volver a hacer”… bueno, si lo vuelven a hacer, volverán a la cárcel, no tengo ninguna duda. La justicia es lenta pero muy segura. Yo qué sé, yo voto con la nariz tapada desde el año 78 y lo voy a seguir haciendo.

¿Cómo se hace para formar parte de una pareja icónica de toda la vida -Ana Belén y Víctor Manuel- en la era del poliamor y de las relaciones abiertas?

Eso ya existía cuando nosotros nos conocimos: había mucha gente que tenía diferentes opciones sexuales y las practicaba, todo existía ya, pero organizas tu vida en función de cómo eres tú. Si te gusta mucho el chico o la chica con quien vives y no te vuelves loco buscando algo de la calle que es una incógnita, que no sabes lo que es… pues pasa esto. Es cansino lo del poliamor porque a mí me parece todo ya muy sabido, muy inventado hace mucho.

Lo que sí es cierto es que ahora tienes más facilidad para terminar con una pareja. Cuando Ana y yo nos casamos, no existía el divorcio. Ahora la gente se siente mucho más libre y optan por no aguantar a un tío que llega a casa todos los días cabreado o a una tía que les trata mal. Pues se corta y ya está, que es infinitamente más sano que mantener esa unión que había entonces, que era para toda la vida y hacia la muerte.

¿A quién haría usted ministro o ministra de Cultura?

Diría a un buen amigo mío, un ser maravilloso y angelical al que por suerte jamás pondría en esa dirección y ni se lo insinuaría porque me gustaría tenerlo siempre muy cerca: David Trueba.

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