Por una única vez, Agustín González accedió y modificó la fecha de salida a las librerías de un libro. El director de Interleo cambió los ritmos de la distribuidora que dirige, estables desde hace tiempo y, por eso, El Mundo Físico se publica hoy, día 20 de mayo.

La culpa, quién lo iba a sospechar, la tienen los planetas. Pero así es: la conjunción planetaria en nuestro sistema solar obliga a publicar el último libro de Su Santidad el Dalái Lama en esta fecha. Hoy es el día indicado, el momento en el que la ubicación de los astros optimiza la salida de este imponente libro.

Yo, si les soy sincero, no me lo creo demasiado. A mí me da igual en qué lugar de su órbita se encuentre Júpiter, si Plutón se halla en la casa 6 o si Urano acaba de salir de la 9. A mí, particularmente, me parece de una irrelevancia absoluta que cualquiera de estas cosas suceda, pero no dudo de que pueda estar siendo pasto de uno de los tres fuegos que tienden a consumir a los humanos, según los budistas: no es, en este caso, el apego o el odio, sino la ignorancia.

Sí, quizá sea eso, no lo discuto: tal vez me esté atacando, y de un modo feroz, uno de los tres grandes venenos.

Ese que es el opuesto, claro, a la iluminación. A ese estado al que llegó Buda, y que se conmemora estos días, en concreto el decimoquinto día del cuarto mes lunar según el calendario astrológico tibetano, aunque en realidad se extiende todo un mes. Esto también tiene relevancia: todo lo que sucede ahora, dicen los entendidos que han tenido la fortuna o el talento de haber eludido ese fuego ignorante, cobra mayor intensidad en este período.

En todo caso, a una parte del entorno del líder espiritual del Tíbet no le da en absoluto igual cómo se configura la situación planetaria cuando se trata de la ejecución de un cometido de gran envergadura. Y este libro que explora los confines de la conciencia es, sin duda, uno de ellos. Así que, o bien la salida a librerías y a otros puntos de venta de este apasionante texto se producía exactamente hoy o en caso contrario habría que esperar un largo tiempo. Y eso sí que, a mí, no me da igual.

Porque cuando, en disputa con otras grandes editoriales, has conseguido los derechos de uno de los textos más importantes jamás escritos deseas, cuanto antes, mostrárselos al mundo. No por ti, sino por el mundo. El físico, ese al que alude Tenzin Gyatso en esta primera entrega de su gran legado, pero también por todos los demás.

Dalái Lama. EFE.

Este tratado sobre ciencia y filosofía nace del deseo de dejar para la posteridad lo que algunos han llamado “el conocimiento absoluto”: todo lo que se sabe sobre la vida escrito, quizá por una única vez, para gozo y sabiduría de la humanidad. O, al menos, para el inmenso disfrute -y desafío- de quienes deseen acercarse a él.

Se trata de un texto que aborda todo lo importante y que se ha comprimido en cuatro majestuosos volúmenes. Después de El mundo físico vendrán La mente, La filosofía y, finalmente, La práctica. En este colosal compendio se encuentra, aseguran quienes han tenido acceso a la totalidad del material, las claves trascendentales sobre lo que el ser humano ha logrado conocer al respecto del fenómeno vital.

Quizá el Dalái Lama, que nació en 1935, vislumbre como un acontecimiento no tan lejano el abandono del período terrenal, y pretenda dejar toda la sabiduría que ha logrado acumular en un gran discurso que sirva de guía espiritual a la humanidad ahora y también en el futuro.

Thupten Jinpa, que edita la versión original de este libro, ha trabajado con Su Santidad y juntos han abordado conceptos tan apasionantes como el de cómo terminan los mundos o cómo se trata el cerebro en los textos médicos budistas; también se han puesto a escudriñar la definición de tiempo o la relación entre cuerpo y mente en los clásicos budistas indios.

Este célebre erudito que fue monje pero también doctor en Estudios Religiosos y en Filosofía por la Universidad de Cambridge es tal vez el intelectual más cercano al Dalái Lama. También es el principal traductor al inglés de los libros del Premio Nobel de la Paz, tarea que ha combinado con la enseñanza en la universidad canadiense de McGill. Su contribución al legado de Su Santidad, sin duda, resulta esencial, circunstancia que queda acreditada nuevamente ahora.

Los planetas han decidido que sea hoy el gran día. No se lo pierdan: hay mucho que aprender en esta primera entrega del gran legado del Dalái Lama. Y, no menos importante, me aseguran quienes han estado cerca de la creación o traducción de este tratado único, mucho karma que ganar solo por acercarse a El Mundo Físico.

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