Son días complicados: a menudo tenemos que afrontar largas conversaciones de mesa y sobremesa en las que -ah- aparecen espinosos temas políticos, y, cómo no, debates de brocha gorda acerca del estado de la igualdad en nuestro país. En cualquier momento, de entre las luces y sombras de la eterna mesa de comedor, aparece la voz ronca del cuñado -bien sabemos que puede ser cualquiera, nada tiene que ver ya con el parentesco familiar- emitiendo opiniones personales que pronto convierte en categoría. ¿Para derribar las bravuconadas y los chistes misóginos-campechanos de los que sólo él se ríe? Datos. Oficiales. Aquí ocho bazas sólidas para mantener a raya a nuestro ser querido imperfecto y, a ser posible, acabar brindando y no tirándonos los platos a la cabeza. 

1. “No asesinan a tantas mujeres”

Este año, 55 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en España, cuatro más que en todo 2018, según comunica el balance de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, actualizado el 4 de diciembre: la cifra alcanza a un total de 1.033 desde que empezaron a contabilizarse en 2003. Otros tres casos siguen siendo investigados para determinar si corresponden a la violencia específica de género: uno, del 7 de junio en Huelva; otro, del 21 de junio en Santa Cruz de Tenerife y un tercero, del 30 de agosto en el mismo lugar.

Son 46 menores los que han quedado huérfanos por esta lacra: dos niños fueron asesinados por sus padres. En cuanto a los datos por comunidades, Andalucía lidera la lista con 13 mujeres asesinadas. La siguen Cataluña, con 9, y Canarias, con 8. Otro dato aterrador: sólo 11 mujeres del total habían emitido denuncias previas contra su asesino. 36 de estas mujeres, en el momento de ser asesinadas, convivían con su agresor. Y sólo en cinco de los casos se había tomado alguna medida de protección judicial.

Los datos son preocupantes y no tienden a mejorar, dado que 2018 se cerró con 51 mujeres asesinadas. Hasta junio de este año, se han registrado 80.814 denuncias, y, hasta donde se sabe, 801 fueron presentadas directamente por la víctima en el juzgado; 493, por familiares; 1.164, por terceros, mientras que la mayor parte corrieron a cargo de atestados policiales (34.297) o se registraron mediante partes de lesiones directamente en el juzgado (3.740). Según los datos de la Policía Nacional y la Guardia Civil, se han tramitado más de 64.000 denuncias por delitos de violencia de género de enero a octubre en casi 400 ayuntamientos.

Fundamental: aunque técnicamente aún no se encuentran bajo el concepto “violencia de género”, se han registrado 40.919 detenciones a hombres por violencia machista, doméstica o sexual, según los datos compartidos el pasado 20 de noviembre por la secretaria de Estado de Seguridad y el director general de la Policía, entre enero y octubre. De estos detenidos, el 20% fue arrestado por maltratar a su pareja o empareja o por conductas delictivas en el ámbito familiar.

2. “Bueno, pero es que hay muchas denuncias falsas…”. 

Acabemos de una vez por todas con este bulo. En la última memoria anual de la Fiscalía General del Estado se ha vuelto a confirmar que las denuncias falsas en el ámbito de la violencia machista son de un porcentaje ridículo: las condenas por este delito se sitúan cerca del 0,01% del total de las denuncias presentadas. Los negacionistas de la violencia machista suelen esgrimir que son los fiscales o los jueces los responsables de que estas presuntas denuncias falsas -que por cierto, incurrirían en delito- nunca sean perseguidas, porque, según ellos, no actúan de oficio contra las mujeres fraudulentamente denunciantes: como explica el magistrado Joaquim Bosch, el argumento se cae enseguida. Los hombres denunciados -e investigados- cuentan con asistencia letrada, ¿por qué no habrían de perseguir la falacia ellos mismos si se consideran perjudicados?

Otro de los errores de concepto más claros en este tipo de problemáticas es la diferencia entre “denuncia falsa” y “ausencia de condena”: lo complicado en el caso de muchas de estas denuncias es demostrar los hechos, especialmente teniendo en cuenta que suelen ocurrir en espacios privados y sin testigos. Ante la duda, prevalece la presunción de inocencia. Otra cosa muy distinta es la “invención de los hechos”: una denuncia sólo es falsa si se demuestra que la denunciante ha inventado dichos hechos. Según los expertos, la conducta más frecuente es que la mujer acabe “perdonando” al denunciado, una resolución bastante lógica en el contexto del miedo al agresor. Por estas razones, gran parte de las denuncias terminan sencillamente archivadas, no categorizadas como “falsas”.

3. “Pobres chicos los de La Manada…”.

Según los datos recabados por feminicidio.net, en 2019 se han registrado 63 agresiones sexuales múltiples. Fueron 60 en 2018, 14 en 2017 y 18 en 2016. El mes con más casos conocidos es agosto (23 agresiones sexuales múltiples, el 14,8%), seguido de junio y julio (con 19 casos, el 12,3%, respectivamente). Por otro lado, los meses con menos casos conocidos hasta ahora son octubre (cinco casos, el 3,2%) y diciembre (seis casos, el 3,9%).

En las 155 agresiones sexuales múltiples conocidas se han registrado al menos 533 agresores sexuales, aunque en algunos casos se desconoce el número exacto de atacantes. Al menos 129 eran menores de edad cuando perpetraron las agresiones (el 24,2%): uno de cada cuatro. Por su parte, de las 162 víctimas registradas, una de cada tres eran menores de edad (57 de ellas, el 35,2%). Otro dato escalofriante: El 10,3% de las agresiones sexuales múltiples conocidas desde 2016 fueron pornificadas por los agresores: consta al menos una fotografía o grabación a la víctima.

4. “¿Ya estamos otra vez con la brecha salarial? Si es un invento…”.

Según los últimos datos disponibles -Eurostat, 2017-, las españolas trabajan gratis una media de 55 días al año. UGT ha denunciado que España sea el segundo país donde más ha crecido la brecha salarial (0,9%), hasta situarse en el 15,1%, mientras que en el resto de la UE, la diferencia de salarios entre hombres y mujeres ha descendido un 0,2%. A pesar de ello, bien es cierto que en España la brecha es algo mejor que en el conjunto de la Unión Europea (16%).

Ojo: una estadística lanzada en diciembre sobre los asalariados ha resaltado las diferencias en las cotizaciones entre hombres y mujeres. Este análisis señala que en sólo seis provincias las mujeres cotizan de promedio por más de 1.800 euros. En el caso de los hombres, ese umbral se supera en 29 provincias.

5. “Pues yo veo a muchas mujeres directivas…”.

No las suficientes: en España, las mujeres sólo ocupan el 35% de puestos de liderazgo frente al 65% de los hombres, también según los datos de Eurostat. Sólo uno de cada tres ejecutivos en Europa es una mujer, y esa mujer suele ganar sólo el 75% del sueldo que ganan los hombres.

6. “Pues esas mujeres serán peores que ellos, por eso no alcanzan esos puestos directivos”. 

Según los datos del Ministerio y la OCDE, las mujeres en España tienen mejor rendimiento académico que los hombres en la enseñanza obligatoria, en el Bachillerato y también en la Universidad -en esta última etapa, la brecha se agudiza: la nota media de ellas es de un 7,04 frente al 6,83 de ellos-. En ellas, es menor el fracaso escolar y la tasa de repetidores. Un ejemplo: el 43% de los alumnos de 15 años ha repetido alguna vez curso, frente a un tercio de chicas; y la proporción de chicos que no acaban la ESO es del 30% (la tasa entre chicas es del 19,4%).

7. “Los hombres no somos más violentos por el hecho de ser hombres…”.

En el ensayo Nuevos hombres buenos (Península), el antropólogo y experto en género Ritxar Bacete reflexiona sobre crear un nuevo modelo de masculinidad a partir de la revolución feminista y sostiene que el tradicional está obsoleto. Pide que "saquemos al macho del cuerpo del hombre". Es ese macho el que hace que en España el 93% de los delitos los cometan los hombres, y que ese porcentaje se dispare cuando nos referimos a los delitos más graves y violentos. Según los últimos datos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, hay 56.070 hombres en prisión y 4.573 mujeres: un 8,1%. Las mujeres presas lo están por delitos muy diferentes a los de los hombres: tráfico de drogas, casi siempre en pequeñas cantidades, y robos y hurtos.

“Sin pretender victimizarnos, también sabemos que los varones vivimos de media siete años menos que las mujeres, tenemos muchas más posibilidades que ellas de sufrir un acto de violencia protagonizado por otro hombre, de tener un accidente laboral o de tráfico. Somos legión entre las personas que logran suicidarse, abarrotamos las cárceles, los albergues para personas excluidas y los centros de desintoxicación”, apunta Bacete. Cuidado: no se trata de poner el foco en el hombre como damnificado, porque al fin y al cabo adolece de unos imperativos patriarcales que él mismo perpetúa -y que, ojo, también le conceden privilegios-, sino de luchar, primero, para que el hombre deje de ser un lobo para la mujer y, una vez resuelto eso, para que deje de ser también un lobo para sí mismo.

8. “Bueno, los jóvenes ya no son machistas…”.

O sí, porque el 56% de los adolescentes defiende posiciones machistas, según los datos del “I Informe Jóvenes y Género. La (in)consciencia de equidad de la población joven en España”, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad, Banco Santander y Telefónica. Ese 56% está compuesto por aquellos y aquellas jóvenes tipificados como “tradicionales y sexistas” y quienes se clasifican como “negacionistas y conservadores”. En el otro extremo, existe un 44% de jóvenes que, según sus respuestas, quedan retratados como “conscientes y equitativos” respecto a la violencia machista.

Ojo: una de las responsables del barómetro, Anna Sanmartín, subdirectora del Centro reina Sofía, aclara que cuando los chicos aluden a violencia de género se refieren "a conductas explícitamente violentas": "Aspectos como vigilar el móvil, controlar a la pareja o los celos no lo incluyen dentro de la violencia a no ser que se lo preguntemos de forma explícita, cuando aluden a violencia de género se están refiriendo a agredir o a insultar”. Como siempre, el pilar de la educación sigue siendo fundamental.