No les extrañará que Lorenzo Caprile (Madrid, 1967), uno de los diseñadores más prestigiosos de trajes y vestidos de boda de alta costura, sepa de texturas y de colores, de pliegues y de espaldas, de talles y posibilidades: todo eso que la moda tiene en común con el amor. Es un hombre culto, intelectualmente sofisticado, escéptico y genuino; un artista intuitivo y discursivo que aún cree en el relato -la base de la seducción- y vive en un hotel. Nos recibe en su taller y charlamos con él sobre fidelidad -y otros animales fantásticos-, sobre pasiones y gimnasias, sobre tabúes y activismos. En esto último, Caprile vuelve a ser brillante: se dedica a ser profundamente él mismo. 

¿Qué es el amor para Lorenzo Caprile? 

Uf. Pues yo creo que es una cuestión, sobre todo, de lealtad. Es saber que tienes a alguien ahí para lo bueno y para lo malo. Creo que se reduce a eso.

¿Y el sexo?

El sexo es una gimnasia. Es un juego.

¿Sólo una gimnasia?

Sí. Una cosa es el amor y otra cosa es el sexo, lo maravilloso es cuando ambas cosas coinciden en la misma persona; que es, si quieres, el gran mito de la cultura contemporánea. Normalmente creo que no es así.

Eres escéptico.

Sí, sí, porque creo que en nuestra naturaleza animal no está la fidelidad. Creo que eso es una construcción cultural con raíces históricas muy profundas y tiene que ver con razones sociales, económicas, de todo tipo. Pero esa idea del amor que es un compañero o compañera de vida… no sé, creo que es difícil. Es difícil que sexo y amor convivan en un largo periodo de tiempo. Se puede producir la chispa sexual, pero lo que tiene que sobrevivir es el amor en ese concepto de lealtad, de comunión de ideas, de compañerismo frente a la vida. De equipo. Eso es lo más importante.

¿Cómo se diferencian el sexo y el amor? Es cierto que cuando uno está muy fascinado eróticamente puede confundirse y sentir que ama, pero no es más que química.

¡Pues eso me gustaría saber a mí! Ese es el gran fallo que tenemos todos y las grandes hostias que nos hemos dado han sido por eso. Sinceramente, no te sabría contestar. Es el famoso encoñamiento. 

¿Cómo fue tu despertar sexual

Eso no lo voy a contar. 

No es necesario señalar a ninguna persona. Si quieres, háblame de sensaciones.

Fue… (se detiene largo rato) sorprendente. Bastante precoz y sorprendente. Sí. 

Qué sonrisa tan enigmática.

Vamos a dejarlo ahí. Precoz, muy precoz, eso sí.

¿Y qué sabes ahora del sexo que no sabías en ese primer encuentro?

Sé que alrededor del sexo hay mucha mitología, mucha hipocresía barata, mucha moralidad tonta, y pienso que muchos problemas de la sociedad contemporánea a nivel de trastornos de la personalidad, de represiones, de psicologías desviadas… escarbas, escarbas, escarbas, y yo creo que un porcentaje muy alto tienen un origen sexual.

¿Te refieres a la educación católica?

No, no, no. Para nada. También conozco a monjes de izquierdas, como digo yo, que lo tienen totalmente anulado y que no se atreven a reconocerse a sí mismos ni a disfrutar. Da igual enamorarse de una persona, de dos, de un hombre, de una mujer, de lo que sea… no se aceptan. Hoy el sexo sigue siendo un gran tabú.

¿Cuál crees que sería la educación sexual más deseable para los adolescentes?

Pues una educación muy transparente, muy neutra y muy imparcial. Ni en un sentido, ni en otro. Se tendrían que explicar las cosas como son. Cuando se estudia el aparato reproductor, hablar de las diferentes inclinaciones sexuales… quitarle hierro. Quitarle dramatismo tanto en un sentido como en el otro. Y enseñar a los niños que hay muchos tipos de sexualidad diferentes, que tan válidos son unos como otros y quitarle esa carga… política, por un lado, porque en determinados ambientes se usa el sexo como arma política. Y ese arma moral en el otro, en el lado de los conservadores. Creo que no hemos llegado a hablar del sexo de una manera normal y tranquila. Si en el fondo es una gimnasia ilustrada.

¿Qué opinión te merece la pornografía?

Soy un firme defensor de la pornografía.

Sabes que hay detractores. O detractoras feministas.

Pues como todo: creo que somos todos adultos y sabemos dónde tenemos que poner los límites. Igual que en el alcohol, el tabaco, el azúcar, las drogas, las medicinas. Hay drogas mucho más peligrosas que pornografía. Y en contra de lo que dicen algunos contertulios, que no citaré nombres, pero sueltan cosas como “empiezas consumiendo pornografía y acabas violando a niños y a niñas...”. Pues mira, no. Yo he consumido pornografía (sobre todo cómics, me dan mucho morbo), y no voy por ahí violando a niños por la calle. Ni se me ocurre, además que los niños pequeños no me gustan, me gusta la gente de mi edad, los señores mayores. La gente joven no me interesa. Pues lo que te decía: que el sexo sigue siendo tabú, y por supuesto que la iglesia católica ha influido, pero ojo a la izquierda radical… que es muy puritana, y lo estamos viendo ahora con la oleada de lo políticamente correcto, que es absurdo. En determinadas escuelas no puedes estudiar los clásicos griegos porque hay una violación.

El revisionismo llevado al extremo.

Sí. O cuando querían quitar un cuadro de Balthus. Me parece todo un poco disparatado. Aberrante. 

¿Cómo influye la belleza en el sexo?

Influye. Pero tienes que traspasar. Está claro que te tienen que entrar por los ojos, y hay cuerpos más o menos perfectos que te llaman… pero la belleza no lo es todo, y yo he tenido experiencias sexuales muy gratificantes con gente que no es el paradigma de belleza clásica. Y luego, en el mundo gay… ahí cada uno tiene sus fantasías.

¿Y la cultura: el nivel cultural te parece un reclamo sexual?

Sí. A mí sí me puede atraer o excitar el “qué persona más interesante”. No cabe duda. Puede sumar. Pero también te llevas muchas sorpresas. Dices “sí, éste tuvo una conversación genial, pero luego...”.

Leí una entrevista tuya donde decías que, como homosexual, no te apetecía copiar el modelo heterosexual de matrimonio porque te parecía que era fallido.

Sí. Pienso que uno de los lemas de la homosexualidad más radical cuando inició era inventarnos algo nuevo. No copiar un modelo que sabemos que falla constantemente, que es reproducir el estereotipo. Incluso dentro de las parejas: el que hace de hombre, de mujer, el más masculino, el más femenino… hay homosexuales que su ilusión es casarse y montar un fiestón, me alegro mucho por ellos y además dan trabajo a mucha gente. Me parece estupendo. Pero, en fin… me deja indiferente. Y en cuanto al Orgullo, me parece fenomenal que siga existiendo, pero el Orgullo que yo viví en los primeros años noventa no tiene nada que ver con el Orgullo de ahora.

Ahí era realmente activista. 

Sí. El Orgullo de ahora es una fiesta de verano y eso es formidable para la ciudad de Madrid. No tango para los vecinos que lo tenemos que padecer.

¿Lo llevarías a la Casa de Campo, como dice ahora Vox? 

Yo sí. A mí no me parece mal. Sobre todo porque el recorrido no es el original (que fue el que yo viví, y era emocionante empezar en Alcalá, terminar en Sol, con las sentadas y las besadas aquellas multitudinarias, y Zerolo hablando…). Eran momentos en los que había que reivindicar muchas cosas. Ahora sí, hay muchísimos gays, pero también hay muchos jóvenes que vienen de todas partes de España a hacer un macrobotellón. Y me parece estupendo, porque traen mucha riqueza a la ciudad, pero se debería reconducir… quizá es que yo ya soy muy mayor. ¿Que ahora falta mucho por hacer? Sí, pero como en tantos otros campos. Las mujeres, los síndrome de Down… en ese sentido creo que el movimiento gay ha dado pasos de gigante y no ha pasado nada. Ni la familia tradicional se ha destruido, ni se ha caído el mundo… nada de nada.

Lorenzo Caprile. Carmen Suárez.

¿Crees, entonces, que España ya no es un país homófobo; o sigue siéndolo?

Sobre el papel, no. Y sobre todo en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla quizá un poquito menos…) no. Pero en la España profunda queda mucho por hacer. 

También has mencionado en alguna ocasión que tuviste experiencias con mujeres antes de encontrarte a ti mismo. 

No, antes de encontrarme a mí mismo no, creo que lo he tenido bien claro desde muy jovencito, pero bueno, ya sabes. Siempre en tu primera adolescencia, en tu primera juventud… tienes alguna novia, alguna tal, algún pico al aire, pero bueno, me reconfirmó lo que yo ya tenía claro. La sexualidad femenina es muy complicada. Es muy profunda. Es totalmente distinta a la nuestra y yo en ese sentido reconozco que soy muy pachorro y muy perezoso. Soy más de sota, caballo y rey. Y vosotras os vais descubriendo poco a poco… satisfacer a una mujer de verdad, desde mi pequeñísima experiencia, es complicado. 

¿Crees que nos encaminamos hacia una sociedad de relaciones abiertas?

Te contesto de otra manera: creo que en el mundo gay exigir fidelidad absoluta a tu pareja es un camino de lágrimas. 

¿Y en el heterosexual también, no?

Ahí no lo sé, porque no tengo la experiencia. Pero en el mundo gay, pedirle exclusividad a tu pareja… buf. Yo qué sé. En el mundo homosexual yo creo que lo que hay que buscar son más compañeros de viaje, compañeros de aventuras. Alguien que esté siempre ahí, que te ayude… y luego bueno, pues el sexo por supuesto que tiene que existir, pero la mayoría de los gays sabemos que en un momento dado una cana al aire te la vas a echar. Y no hay que dramatizar. 

Entonces, ¿crees que es cierto ese tópico de que los gays son más promiscuos que los homosexuales?

No, no creo que eso sea así. Pero creo que es una cultura mucho más nueva y también hay más oportunidades, digamos, hay más medios. Si quieres echar un polvo en Madrid siendo homosexual, es facilísimo. 3000 aplicaciones, 3000 locales… y para un heterosexual echar una cana al aire… es más complicado. Yo creo que desde el punto de vista sociocultural nosotros lo tenemos más fácil si queremos ser promiscuos que los heterosexuales, pero a lo mejor ellos se cortan más porque lo tienen más complicado, o porque hay unos hijos, o no sé. Creo que la promiscuidad está dentro del ser humano.

¿Qué opinión te merece la gestación subrogada?

No estoy de acuerdo. Me parece una barbaridad de ciencia ficción. Vamos hacia ese mundo de pedir el niño a la carta. En determinados casos excepcionales, y si realmente hay un acuerdo tácito entre varias partes y es una hermana, una amiga, que se presta voluntariamente… bueno, pero todo este negocio que hay alrededor donde al final la madre gestante se lleva una mínima parte y el resto es un negocio para los intermediarios… no. Me parece que estamos ya al nivel del ganado, vamos. 

Mitos sexuales de España. 

¡Buf…! Hay muchos. John Kortajarena, Víctor Gutiérrez (el jugador de waterpolo que ha salido del armario hace unos años y está como un tren), Blanca Suárez creo que es un gran icono sexual… en determinados aspectos Najwa Nimri puede ser un icono sexual. Javier Bardem. Del mundo político, creo que ninguno, eso sí lo tengo claro.

Qué triste para los ciudadanos, ¿no?

Pues ya ves.

¿Y algún político que ya no esté en la escena?

Yo creo que Adolfo Suárez sí fue un icono sexual para determinadas señoras de la burguesía española. Tenía un magnetismo especial. 

¿El macho ibérico ha muerto?

No, desgraciadamente no. Mira todas las señoras que están matando los machos ibéricos.

¿Cuál crees que sigue siendo el gran tabú sexual de España en 2019?

Muchísimos. La masturbación masculina y sobre todo la femenina, el sexo digamos compartido (un trío o una pequeña orgía), el fetichismo… Otro tabú machista: no nos sorprende que un señor de 70 años se ligue a una de 20 pero sí que una señora de 50 salga con uno de 35. Eso es muy injusto. Y cuando te digo señores te hablo tanto homosexuales como heterosexuales, ¿eh? Otro: el sexo en la tercera edad. Otro: ponemos el grito en el cielo por la prostitución femenina pero nadie habla de la masculina. Eso es un poco machista por parte de las instituciones. 

¿Y qué piensas tú?

Ay, hija, yo si tuviera un cuerpazo… ya te lo digo yo, me dedicaría a eso, eh: dinerito fácil, viajas, conoces un montón de gente. Claro. El agobio es si te viene uno que no… pero vamos, siempre tienes la potestad de rechazar al cliente. 

Eres regulacionista.

En cierta manera sí, si es que es el negocio más antiguo del mundo.

Caprile. Carmen Suárez.

¿Por qué crees que no se habla de la prostitución masculina? 

Es cultural, es una especie de machismo mal entendido. La prostituta es como algo tal y cual… una pobre víctima de la sociedad que no tiene más remedio, o al contrario: es una que se aprovecha y es una fulana y tal. Hay mucha mitología. La prostitución masculina existe, ¡y vaya si existe…!

¿Has acudido?

De momento, creo que todavía estoy de buen ver. Ahora, dentro de unos años, cuando sea un viejecito… Quizá la prostitución masculina no sea tan numerosa ni tan visible (no hay una Montera de chicos, pero bueno, la hubo en su día, la calle Almirante). Ahora es algo mucho más por internet, por redes…

¿Quizá porque se piensa que la mujer es más vulnerable ante el sexo que el hombre?

Sí, pero creo que es una forma de machismo mal entendido. 

¿Tú nunca piensas acabar tu vida sexual?

Pues hay veces que me gustaría (risas). A veces te subes por las paredes y piensas “a ver si se me pasa ya esto”. Pero no lo sé. Espero que sí, ¿eh? Que pierde uno mucho tiempo y muchas energías. 

¿Cuál crees que ha sido tu momento sexual más interesante en la vida?

Pues fue una aventurilla que tuve en Dubai. Fue espectacular. Fue alguien que conocí por una aplicación, de una manera muy morbosa porque allí están prohibidas ese tipo de aplicaciones… me cité con él desde Madrid, en fin, fue todo… Todo el protocolo… Yo soy muy romántico y muy novelero y todos los preámbulos me excitan. Era un hombre bellísimo, pero bellísimo. Espectacular. 

¿Y después, qué pasó?

¡Nada! Que nos vimos esos días que yo pasé en Dubai y nunca más. 

¿Cómo se relaciona la ideología con el sexo? 

Eso es una pregunta muy… creo que no hay ninguna diferencia entre la izquierda y la derecha en el sexo, la verdad, y te llevas muchas sorpresas, porque hay mucho puritanismo en la izquierda. Muchísimo. Esos monjes y monjas laicas, como digo yo, que son súper puritanos, radicales, con la comida, con la manera de vestir, con el consumismo, llevan una vida muy triste, llena de autoprohibiciones y autolimitaciones. Chico, que me parece fenomenal que no lleves las cosas al extremo. Pero ¿esa penitencia constante? En ese sentido, no. Lo que sí te digo y se lo he dicho a varios amigos míos políticos de derechas… mira, creo que uno de los grandes errores de la derecha española fue permitir que la izquierda se apoderara del movimiento gay. 

El hecho de que por ser gay tengas que ser de izquierdas… me parece ridículo. Como el hecho de que ahora por ser mujer tengas que ser de izquierdas. ¡Son ecuaciones tan simples…! Además, históricamente la izquierda ha sido igual o más homófoba que la derecha. Repásate los campos de concentración en Rusia, el telón de acero de la Europa comunista, China, ¡Cuba!, Venezuela. Ese es otro tema tabú. ¿Y en los países árabes, por qué nadie dice nada? Nos están matando como moscas y nadie dice absolutamente nada. La izquierda ha sido muy lista, ha visto ahí un nicho de mercado. Lo han hecho fenomenal, la verdad. Mi agradecimiento y mi admiración a Pedro Zerolo, que fue la persona adecuada en el momento adecuado. Esto es una crítica a la derecha, que por catetismo y patatanismo absurdo se dejó quitar ese hueco.

¿Se puede resarcir?

Lo veo complicado. Es que se ha hecho muy mal. Sin embargo creo que el gay, en su ADN (hablando en general), es todo lo contrario a (y me pondrán verde en las redes sociales) la izquierda. Porque las personas gays somos protagonistas, somos reinonas, no somos muy solidarios, somos muy consumistas, muy disfrutones, nos gusta viajar, consumir, ir a nuestro aire, ser independientes… muchos, muchos, muchos, no te digo todos, pero muchos somos autónomos, tenemos nuestros propios negocios, nuestras boutiques, nuestras peluquerías, nuestras pequeñas empresas. Somos emprendedores, no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer. Lo llevamos en nuestro ADN. Y eso es todo lo contrario al pensamiento de izquierdas. 

¿Qué pasa con los hombres que se dicen heterosexuales pero que en realidad son homosexuales y no salen nunca del armario, o salen tarde, con familia e hijos?

Pues conozco varios casos muy cercanos que han tenido el valor de dar un paso adelante incluso casados, con hijos. Digamos que hasta mi generación la entiendo y la protejo. Estos casos cercanos que te comento tienen en mí su mejor aliado, su mejor amigo, su mejor confesor. Porque he vivido esa educación y reconozco el valor que tuvieron para dar ese paso. Pero a partir de los millenials… me cuesta. Que hoy un chaval de 30-40 años no sea capaz de asumir y vivir su sexualidad plenamente… uf. Me parece cobarde y hasta una falta de compañerismo y lealtad hacia todos los que hemos luchado mucho para llegar hasta aquí.

Caprile. Carmen Suárez.