"Intentar explicar tu esencia de género y sexo, / continuidad absoluta entre gramática y falo", escribió el poeta Antonio Portela. "Desorden es masculino, abrazo improvisado / es masculino, el bíceps apretando tu camisa / es masculino, tu reposo de animal manso es masculino". De algo así ha querido hablar la fotógrafa Laura Dodsworth en su proyecto Virilidad: la realidad desnuda. De la vida secreta de los penes, del miembro que descansa cuando nadie lo mira, del ego, del pánico, del deseo que toma forma fálica y cuelga como una campana entre las piernas. Qué romance crea el hombre con esa pieza de carne animada, cómo influye en la concepción que tiene de sí mismo.

Dodsworth ha fotografiado cien. Cien penes que son cien historias. No hay dos cuerpos iguales, ni dos vidas: el plano que ella capta recoge la parte final del vientre de los hombres, los brazos a los lados, los muslos y el miembro. Uno puede jugar a adivinar qué actitud gasta el individuo: ¿está orgulloso o herido? ¿Resignado o cómodo? ¿Avergonzado, desafiante? ¿Tiene más bien la pose del hombre feroz que se desnuda antes del coito o del que se mira, reflexivo y honesto, ante el espejo? De libre interpretación. Sin embargo, en ese desabrigo frontal siempre hay algo de vulnerabilidad.

Uno de los penes fotografiados por Laura Dodsworth.

Uno es el del hombre trans que se adhirió, por fin, a su cuerpo sentido; otro el del poeta acomplejado por su poca potencia durante años -hasta que decidió celebrarlo con la Gran Fiesta del Pene Pequeño-; otro, el del hombre que cuando era adolescente pensaba que tenía verrugas genitales y pensó en suicidarse -pero acabó descubriendo que eran manchas normales-; otro, el del magnate empresarial que aprendió humildad gracias a su propio pene; otro, el del adicto al sexo al que su esposa quiso cortarle el miembro; otro, el del vicario que experimentó su primer trío mientras se formaba para el sacerdocio.

Primero pene, después conversación

No es la primera vez que Dodsworth bucea en el cuerpo humano para dibujar los puentes que tiende hacia el corazón y el cerebro. En 2014 fotografió y entrevistó a mujeres hablando sobre sus pechos. Dijo que eso era delicado, pero "no tan delicado como esto". Al fin y al cabo, sostuvo, "los pechos se han mercantilizado y estetizado, estamos acostumbrados a verlos en la vida cotidiana, pero los penes siguen siendo tabú en gran medida". Dodsworth arrancó la idea de su propia incomodidad personal con su cuerpo y ahora ha descubierto cómo se puede contar una vida a través de las mamas o de los penes.

Los pechos fotografiados por Laura Dodsworth.

"Tenía la sensación de que los hombres han estado encerrados en una especie de 'caja de los hombres' tanto como yo lo había estado en la 'caja de las mujeres': sin conocer bien al sexo opuesto. Quería llegar a entenderles mejor y a escuchar sus historias. La edad adulta es un punto de partida perfecto para hablar de cómo es ser un hombre", dice.

Cada fotografía la tomó en diez segundos, pero luego pasó de 30 a 60 minutos hablando con ellos. Una vez que alguien ha mostrado su cuerpo, es más propenso también a desnudar su alma. "Se obtiene una entrevista mejor después del desnudo, de la imagen", cuenta.

Uno de los penes fotografiados por Dodsworth, perteneciente a un hombre de 92 años.

La mayoría de hombres eran desconocidos y sus edades oscilaban entre los 20 y los 92 años. A algunos los buscó ella para ahondar en sus historias: el vicario, el ex paciente de cáncer, el hombre con micropene. ¿Ha cambiado su forma de mirar a los hombres después de este proyecto? "Sí, hay una tendencia al amor hacia ellos después de haber vivido esto. Fue realmente encantador".

Complejo de falo

Relata que, un par de meses antes de impulsar el proyecto, se había separado de su marido, el padre de sus dos hijos. "Había algo interesante en pasar por el proceso de separación y divorcio con alguien con quien había estado 20 años, y después entrar en esa conversación tan íntima sobre la masculinidad con 100 hombres".

Uno de los penes fotografiados por Dodsworth.

¿Lo que más le ha sorprendido? "Que muchos hombres sientan tanta vergüenza o ansiedad por su tamaño, o por los aspectos de su desempeño sexual, de lo que pensarán los demás... hay mucha timidez y mucha insuficiencia, mucho dolor en diferentes partes de su vida. Algunos fueron objeto de burlas cuando eran niños sobre su pene y nunca se han recuperado". No son todos, claro. Hubo uno que comparó a su pene con "un tío que se revoluciona en una boda" y otro que describró su falo como "un barómetro de mi salud" que ha venido al mundo para "poner de nuevo al sexo en el pedestal que se merece".

Fotografía del hombre que nació en un cuerpo de mujer y ahora, por fin, tiene su propio pene.

Un hombre de 36 años, que ha sufrido dos veces cáncer testicular, cuenta que "una de las primeras cosas que hice después de la operación fue masturbarme". Un señor de 92, que "me es imposible conseguir una erección ahora, da igual lo que haga". Otro chico, de 33, especialmente bien dotado, relata que ha encontrado "fotografías de mi pene en Tumblr". Otro caballero, que nació con espina bífida, lleva siempre un orinal por si se le escapa mientras eyacula y sabe que sus erecciones "no son tan fiables, por mi sensibilidad reducida". El chico que nació en un cuerpo femenino es rotundo: "Yo pensé que también podría conseguir un pene de un tamaño decente". La vida crece alrededor del escroto.